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VIDEO | Violencia en el fútbol, una cuestión “de orden genético”

La violencia como respuesta del que no tiene argumentos. Así fue como el domingo 11 de noviembre un grupo de jugadores de Minasoro FC, conjunto de la tercera división del fútbol venezolano, actuó en contra del árbitro Gregory González luego de que su rival de turno, Caracas FC, anotara un gol por un tiro libre indirecto en la etapa final del compromiso.

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Jóvenes futbolistas truncados por la pandemia
Fotografía: Pixnio

El principal determinó que el guardameta del equipo del Callao incurrió en retención, llevando a pitar a favor de la filial del combinado capitalino. Luego del tanto, los reclamos se convirtieron en empujones y persecución. Apenas se asomaron en la escena cinco efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, quienes fueron insuficientes ante la intención de la escuadra visitante por resolver por sus propios medios una jugada que consideraban injusta.
Solo el arquero de Minasoro buscó evitar que sus compañeros acabaran el juego de la peor manera posible, pero su objetivo fue superado por una banda de futbolistas que prefirieron atacar a patadas a González, quien cayó inconsciente luego de ser impactado en el parietal.
“La violencia es parte de este juego”, lamentó Lenín Rodríguez, otrora árbitro profesional venezolano y hoy retirado de sus labores, pero que jamás llegó a ser agredido pese a haber visto “muchas cosas” en su carrera.
A su juicio, esto es “muy común” tanto en Suramérica como España, sobre todo en bajas categorías de la disciplina; sin embargo, apuntó hacia un tema social como causa de las acciones que han empañado al deporte.
“Creo que esta es una cuestión de orden genético”, indicó. “Habrá que acudir con un sociólogo experto en la materia para hacer ese análisis y diagnosticar para ver realmente qué nos sucede”.

Hasta la fecha, la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) no ha emitido un pronunciamiento sobre el hecho, el cual podría tener varias consecuencias, según contó Rodríguez.
“Debe haber un informe por parte del árbitro y el delegado, el cual pasará al Consejo de Honor (de la FVF), instancia que procederá a tomar las determinaciones que correspondan de acuerdo a lo que esté estipulado en el reglamento”; sin embargo, “eso no obvia que el árbitro pueda tomar acciones personales contra Minasoro, sino también contra algunos jugadores en particular porque fue una agresión de carácter letal y tienen esa potestad de hacerlo, incluso pueden proceder judicialmente para que haya una pena contra estos jugadores”.


Un castigo ejemplarizante debería recaer, detalló el exárbitro, asumiendo que las autoridades deberían ir más allá y apartar al jugador que recurre a la violencia por largo tiempo.
Hay que suspenderlos mínimo dos años y que vayan a hacer trabajos de orden social. Que haya un verdadero trabajo de contrición porque si no, definitivamente a esa gente les van a meter cuatro partidos (de suspensión) y en el quinto van a salir a matar al árbitro que se encuentren”, manifestó.
Además de la situación social, Rodríguez apuntó a la organización, en este caso de parte del Caracas, como responsable de que el reclamo terminara en el lamento de ver inconsciente a un árbitro, pues la falta de efectivos de seguridad tuvo incidencia en el desarrollo del ataque.
“No es llevar policías por llevarlos, porque a lo mejor tú no necesitas llevar a 300 policías, a lo mejor necesitas llevar a 50, pero que estén organizados y que sepan lo que van a hacer”, reclamó.
El silencio de la FVF debería ser corto, pues desde la FIFA podrían tomarse acciones contra Minasoro, en un antes y un después necesario que debe poner coto al clima de violencia que ronda situaciones cerradas y de subjetividad cuando la tecnología no está ahí para aclarar puntos que pueden cambiar el destino de un encuentro.
Como deporte de contacto y emocional, en donde la irracionalidad suma terreno cuando el deseo de ganar se impone al factor humano, el fútbol ha visto acciones que mancharon a jugadores, equipos y fanaticada; no obstante, lo de Minasoro y González estuvo en un nivel aún más repudiable, una “barbaridad en su máxima expresión”, como comentó Rodríguez, y en el que el instinto primitivo estuvo por encima de la disciplina.
Hay cosas que puedes reclamar dentro del partido y tener altisonantes, pero de ahí pasar a la agresión física no se debería permitir y a este tipo de personas tiene que caerle todo el peso de la ley porque no van a aprender”, cerró el colegiado.]]>

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