Menos "Breaking Bad", más "Better Call Saul"

Hoy llega a su fin la primera temporada de uno de los shows de TV más esperados del año: Better Call Saul. La serie, cuyo protagonista es el personaje de Saul Goodman de Breaking Bad, prometía llenar el vacío que dejó la tensa y aclamada producción que culminó en 2013. Sin embargo, parece que Better Call Saul trae muchas más cosas para ser tan sólo un spin-off

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No debe ser sencillo para Vince Gilligan y Peter Gould, creadores, escritores y productores de lo que se considera uno de las mejores series de toda la historia. Breaking Bad dejó un legado de seguidores imprevisto, a pesar de sus discretos comienzos que iban construyendo ese tenso y frenético hilo durante cinco temporadas desde 2008 hasta ese descollante final en Septiembre de 2013. El resultado: horas y horas de descomunal narrativa que siempre tocará revisitar a lo largo del tiempo.  ¿Qué podría pasar después?  2015 quiere revivir las sensaciones intensas de la serie de AMC, ahora con el caricaturesco, pero no menos importante, personaje del abogado Saul Goodman (Bob Odenkirk) en su propio show: Better Call Saul. 

Para el momento, los nueve episodios de la temporada de estreno de Better Call Saul han puesto a prueba el extraordinario desempeño que tienen sus productores y escritores al llevar a cabo esa nueva puesta en escena en el mismo Albuquerque, Nuevo México de Walter White, esta vez años atrás. Y este es precisamente el punto. La serie, aunque sea inevitable en un principio, no debe ser vista con una estricta nostalgia comparativa o como un punto de inflexión con Breaking Bad por estar ambientada seis años antes a la historia de Walter, Jesse y, el personaje en cuestión, Saul Goodman. Esa separación temporal da suficientes motivos para que el nuevo programa se desligue de su “matriz”. La serie no es una precuela.

A mi parecer, el show está despegándose de las propias peripecias de Walter White – esas en donde Goodman cumple un rol imprescindible-. Mientras que Walter es un tipo correcto que decide tomar un escabroso camino criminal, Saul es lo contrario: un abogado de poca monta que quiere dejar de hacer trampa para arreglar su vida y poder ser un tipo correcto, reconocido y exitoso – lo cual no logra, a juzgar por su posición en la misma Breaking Bad -. Además del trasfondo criminal y policial, ahora el locuaz y divertido Saul Goodman representa un nuevo foco de acción y de diálogos afinados en un mundo jurídico resbaloso y muy particular que le permite al protagonista mostrarlo dentro de una sinopsis mucho más profunda, enriquecida y dramática a diferencia de su rol anterior.

Claro está, como en toda las historias, más que el qué es el cómo. Fantásticos planos, colorimetría bien ajustada, actuaciones decentes y, hasta ahora, apariciones y subtramas bastante lógicas en ese universo concebido por sus productores entre las dos series. Por ello decimos que no debe ser sencillo ese deslinde para la exigencia de los televidentes y, sobre todo, fanáticos de Breaking Bad. Aunque no esperamos menos de estos tipos.
(Better Call Saul está disponible en Netflix)
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