Tecnosexual

Dame tu nude, toma mi nude: el chanceo cambió

El flirteo convencional ya casi parece cosa del pasado: los nudes están en boga en el arte del chanceo y la gente olvida que internet tiene su lado oscuro. ¿Qué hay en tu cabeza cuando decides mandar una foto de tus tetas, por decir algo?

Composición gráfica: Yiseld Yemiñany
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Cuando Alberto, Julia, Margarita y Stefano eran adolescentes, los “nudes” no llevaban ese nombre, eran simplemente fotografías con poca o nada de ropa. Los blackberrys aún estaban de moda y enviar o recibir una foto de buena calidad era toda una proeza.

Por esos años en los que comenzaba a conocer su sexualidad Margarita -hoy de 22 años- se la pasaba metida en Tumblr. Y allí se percató de que el de los nudes era un tema de conversación bastante común, ya sea por el escándalo de celebridades o por fotos artísticas que circulaban en la red.

En cambio Alberto, de 25 años, se enteró por mera casualidad. Él tiene un tío bastante liberal con su sexualidad y un día cuando estaba chamito se puso a revisar la computadora del tío y consiguió varias fotografías de las exparejas de su pariente.Y por supuesto, le resultó interesante.

Julia tuvo su encuentro de otra manera. Hoy anda por los 23 años, pero cuando tenía quince y conversaba por Skype con su noviecito decidió mostrarle un poco más de su piel.

Stefano, de 24, tuvo que retroceder el cassette de su memoria para indagar cuándo inició ese asuntico: cree que entre los 15 o 16 comenzó y que todo arrancó con una conversación.

Mandar, pedir

Hay muchas razones por las cuales la gente decide enviar nudes. Decidirlo en medio del “quesito” de una conversación o por ceder a la presión de la pareja podrían contarse entre las más comunes. Esto último le ocurrió a Margarita: empezó a enviar fotografías a los 19 años porque el novio que tenía en ese momento no paró de insistir hasta lograr convencerla.

Julia decidió hacerlo por puro coqueteo cuando tenía 18 años. Al principio solo enviaba fotografías en ropa interior, y luego de haber perdido su virginidad y de conocer mejor su cuerpo se atrevió a mandar fotos desnuda.

Ya pedir un nude depende de cada quien. Alberto dice que lo hace porque le encanta el cuerpo de una mujer. Y para lograr obtener esa preciada foto, también envía las suyas. Es lo que considera un intercambio justo. Julia no es de las que pide, ya que para ella sale como algo mutuo.

Para Margarita antes se trataba de quedar bien porque su exnovio le solicitaba fotos. Eso cambió y ahora las pide porque le provoca, porque ya es parte del juego y ella también quiere ver.

Stefano es de los que prefiere esperar un poco, y cuando ya existe un cierto nivel de confianza lo dice: “manda un nudecito pa’ ver”.

Ajá, pero ¿qué somos?

Stefano fue franco y dijo que enviar un nude es algo casual: “no siento que involucre un vínculo que garantice una relación aunque, claro, tiene que haber confianza para que ocurra. A ver, tú le puedes enviar un nude a una amiga a la que le tienes queso y listo o ella te lo puede mandar por lo mismo”.

Para Alberto el intercambio de nudes implica tener un estatus un poquito más por encima de algo casual, ya ocurrieron varias salidas, aparecieron los besos y un poco más de intimidad. Julia y Margarita coinciden con Alberto, esto no es cualquier cosa.

Julia considera que enviar nudes es el nivel máximo del chanceo porque ya la conversación se tornó caliente y “boom” llegó la fotico, pero “a veces, puede ser algo casual, como que solo te interesa tirar con esa persona nada más pero al tener pareja se da más natural”.

Los nudes para Margarita son cosa de pareja. Jura que nunca le mandaría uno a un extraño. Para ella se dan en el contexto de una relación estable en la que hay seguridad y confianza.

En este juego también puede ocurrir que una de las partes no esté dispuesta a enviar nada. Eso para Alberto no es impedimento para seguir chanceando. Stefano comparte la postura de Alberto pero reconoce entre risas que la situación lo pone más “needy” y que le produce morbo buscar la manera de obtener un nude. Se convierte en un reto.

Mi herramienta, la tuya

Cuando se les preguntó por cuál vía ocurre el intercambio, los cuatro dijeron que la primera plataforma que utilizan es WhatsApp. Luego se extendieron un poco más con la respuesta.

A Margarita le gusta más Telegram porque tiene la opción de autodestruir los chats. Stefano envía y recibe por donde sea. Julia dice que Instagram se presta para eso, pero no ha enviado por allí.

Julia y Stefano mencionaron que antes utilizaban Snapchat porque era la aplicación predilecta para enviar nudes, ya que por allí podían saber si le hacían captura o no a la foto.

“El miedo siempre está presente al enviar un nude”, dijo Julia. Cuando ocurre el intercambio de fotografías se dibuja una línea delgada entre vulnerar o no la privacidad. La tentación está allí. En ocasiones se rompe esa línea y la persona queda expuesta en el mundo digital.

Julia sabe de eso. Un exnovio vengativo envió sus nudes a varias personas por email y entre los destinatarios estaba su mamá.

Alberto también pasó por esto. Cuando estaba más chamo sus nudes cayeron en las manos de un tipo que comenzó a chantajearlo con que debía tener sexo con él o iba a difundir sus fotos. En pánico, le contó a su papá lo que le estaba pasando. Su padre le dijo que no hiciera nada, que eso era para tenderle una trampa y que ese sujeto no iba a accionar y así sucedió.

Cuando Margarita tomó la decisión de terminar una relación tóxica, tuvo miedo porque él la manipulaba a su antojo y temía con que la amenazara con enviar sus nudes a otras personas para obligarla a regresar con él. Ella destruyó las que pudo y logró que esta persona borrara las que guardaba.

Y seguimos

A pesar del mal rato que pasaron, todos siguen enviando nudes. Lo primordial para ellos es ocultar sus rostros, que no aparezca ninguna marca o tatuaje que los pueda identificar.

Aunque Alberto y Stefano conservan los nudes que les han enviado, no tienen la intención de perjudicar a las chicas con las que sostuvieron ese intercambio de fotografías. Eso, por principio. Pero también deben saber que hacerlo puede acarrear consecuencias legales

El portal acoso.online se tomó la tarea de generar una plataforma donde las personas pueden informarse sobre cómo formalizar denuncias de haber sido atacados con pornografía no consentida, término que se refiere a la divulgación de contenido sexual sin autorización.

Al momento de tomar la decisión de enviar un nude estás expuesto a la posibilidad de que lo filtren en Internet. Le pasó a ellos y también a algunas celebridades como a la vocalista de Paramore, Hayley Williams, cuyas fotos estuvieron circulando durante un tiempo y su rostro se veía claramente. También a Jennifer Lawrence y otros más que sufrieron un hackeo de la nube donde tenían almacenado ese contenido privado.

Ante esa posibilidad de ser expuesto, acoso.online también ofrece recomendaciones de cómo puedes protegerte utilizando a la tecnología como aliado, primero hace énfasis en ocultar el rostro – así como lo dijeron los entrevistados- y de tener cuidado con los metadatos ,   ya que algunas personas  pueden lograr acceder a esto y pueden localizarte a través de coordenadas GPS y otros datos que pueda proporcionar la imagen. Para evitar ser rastreado, hay que revisar la configuración del equipo que vas a utilizar, en el portal te indican las herramientas que puedes utilizar.

Coding Rights en su sección “Safer Nudes” crearon una guía sencilla que te ofrece algunas recomendaciones de cómo poder enviar un nude y no caer en la parte oscura del internet. En realidad, en la parte oscura del prójimo: sí, ese al que le envías tus fotos.

(*) Alberto, Julia, Margarita y Stefano son nombres ficticios que utilizaron los entrevistados para permanecer bajo el anonimato.

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