Cultura

The Queen’s Gambit: ¿habrá segunda parte en Netflix?

La miniserie del servicio de streaming ha sido todo un suceso. Muchos se preguntan si habrá una nueva temporada. Aquí respondemos esa interrogante

Publicidad
The Queen’s Gambit
Netflix

«The Queen’s Gambit» (Gambito de Reina) es el último gran fenómeno mundial que se puede ver en Netflix. La historia de una ajedrecista, que llega a las Grandes Ligas de puro instinto, apoyada en unas pastillitas de más, ha conquistado hasta al espectador que no sabe mover ni un peón.

En esta miniserie conocemos a Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) y su recorrido desde el orfanato, donde aprende el juego de manos del conserje, hasta su éxito en el ajedrez profesional, en medio de una lucha con los sedantes y el alcohol.  ¿De dónde salió esta historia? ¿Existió la jugadora? Y, lo más importante, ¿tendrá una segunda parte? Vamos a responder esas preguntas en las siguientes líneas.

Advertencia: vienen spoilers.

https://youtu.be/w-fJaQitvS8

¿Quién es Berth Harmon en realidad?

Se trata de un personaje que creó el escritor Walter Tevis, en 1983, para la novela que se llama exactamente así, «The Queen’s Gambit». El autor le dijo al New York Times que el personaje es un «tributo a las mujeres inteligentes», incluida su hija, Julie, y su tía, que le dio su primer juego de ajedrez como regalo cuando él tenía 7 años. «Me gusta Beth por su valentía e inteligencia. En el pasado, muchas mujeres tenían que esconder sus cerebros, pero no hoy», aseguró Trevis.

¿Se parece a un jugador de la vida real?

Sí. Hay similitudes con gran maestro Bobby Fischer (Chicago, Illinois; 9 de marzo de 1943 – Reikiavik, Islandia; 17 de enero de 2008). Fue el primer norteamericano en ganar el Campeonato Mundial de Ajedrez al derrotar al ruso Boris Spassky.

Aprendió a jugar de manera autodidacta, a los 6 años, leyendo las instrucciones en un estuche, y terminó de explotar como estrella de la disciplina en la adolescencia. Al igual que la protagonista de la miniserie, estuvo en una familia que se divorció y una mudanza a Nueva York fue clave en el desarrollo de su talento.

Entonces, si es un personaje inventado, ¿de dónde salió el conocimiento del juego que se ve en la serie?

Tevis le explicó al mismo medio, que si bien es una obra de ficción, él comenzó a jugar ajedrez en la década de 1980, contra su hermana y los niños de su vecindario. Llegó a ser clasificado como un jugador de Clase C (las clasificaciones de aficionados comienzan en A y bajan en el alfabeto de acuerdo con la calidad) y una vez ganó 250 dólares.

«He jugado lo suficientemente bien como para saber lo que es un buen juego. Puedo vencer a la persona promedio, pero me da miedo jugar contra esos tipos que ponen tableros en la calle en Broadway», aseguró Tevis.

Las pastillas que Beth, que le ayudan a visualizar los movimientos de las piezas en el techo, ¿realmente existen?

No. El nombre «xanzolam» no existe. Sin embargo, según Newsweek, podría ser una referencia al librium o clordiazepóxido, que se introdujo al mercado en la década de 1960 y se usó para tratar la ansiedad o el insomnio. La fórmula original de la píldora posteriormente sería modificada y llevaría como nombre Valium.

¿Habrá una segunda parte?

Esta es la pregunta que todos se hacen. Recordemos que la miniserie fue creada por Scott Frank y Allan Scott y fue estrenada en Netflix el 23 de octubre de 2020. De manera que es muy pronto para tener una respuesta definitiva. En una entrevista, en 1983, Tevis habló de la secuela de la novela, pero no llegó a realizarla. De tal manera que no sería descabellado que pudiéramos ver una secuela en el servicio de streaming, sacando algunas de esas ideas que no llegaron a materializarse.

La actriz Taylor-Joy habló con Town & Country y aseguró que «nunca» le diría que no a una propuesta para retomar su papel. «Adoro el personaje, y sin duda volvería si me lo pidieran, pero creo que dejamos a Beth en un buen lugar», dijo la protagonista. «Creo que el resto de su vida seguramente también será una aventura».

El productor ejecutivo de la miniserie, William Horberg, conversó con el mismo medio y sugirió que no había necesidad de una continuación: «La última escena se siente como una hermosa nota para terminar el programa. Tal vez podamos dejar que la audiencia imagine lo que viene a continuación».

Publicidad
Publicidad