Señaló que la mejoría en la desnutrición aguda se debe a que familias venezolanas cuentan con remesas y también ha incrementado el gasto público en la cobertura de Clap y la asignación de bonos; a esto se le suma el aumento de los esquemas de vacunación. Indicó que la desnutrición aguda sigue las pendientes de una montaña rusa, “me preocupa que el despliegue de sanciones mientras más se profundiza más deja al gobierno sin capacidad de gasto público”, dijo la especialista.
Explicó que desde el punto de la salud pública, estamos en una emergencia humanitaria. Sin embargo, el colapso de servicios públicos, el acceso a combustible para cocinar, la ausencia de efectivo y la pérdida del Estado de Derecho son indicadores de la catástrofe que Venezuela ya está tocando.
Expresó que en este escenario de emergencia, están activados para Venezuela tres mecanismos de respuesta internacional, pero no llegan a cubrir el 25% de las necesidades humanitarias en el país. Manifestó que la ayuda no es suficiente a nivel de escala y tipo; debido a que no se incluye a las enfermedades de alto costo, diálisis, quimioterapias, esquemas para la hemofilia.
“Se ha creado la falsa expectativa de que la ayuda es para que todos estemos mejor, para que los enfermos tengan acceso a lo que se necesita pero esto no va a ocurrir al menos ahora”, mencionó Raffalli.
