Ciencia

Superbacterias: el apocalíptico legado del covid

El uso indiscriminado de antibióticos y de otros antimicrobianos está generando que las bacterias sean cada vez más resistentes. El panorama es tan desolador que podría suceder, si no cambia este comportamiento, que una simple cortada sea motivo de muerte en un futuro próximo

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Bacterias
EFE

La Organización Mundial de la Salud lo ha estado diciendo desde noviembre de 2021, pero pocos parecen escuchar: el uso indebido y excesivo de antimicrobianos ha impulsado el desarrollo de patógenos resistentes a los medicamentos. Por lo tanto, tal resistencia es una de las principales amenazas para la salud, al día de hoy y la pandemia la ha acelerado.

La ecuación es muy simple: los antimicrobianos, incluidos los antibióticos, los antivirales, los antifúngicos y los antiparasitarios, son medicamentos que se utilizan para prevenir y tratar infecciones en humanos, animales y plantas. Pero sucede que las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos cambian con el tiempo y ya no responden a los medicamentos. ¿La consecuencia? Las infecciones son más difíciles de tratar y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y muerte.

Y así llegamos a nuestro presente: como resultado de la resistencia a los medicamentos, los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se están volviendo ineficaces y las infecciones son cada vez más difíciles o imposibles de tratar.

Si nos parece que el tema es demasiado vago para comprenderlo, lo mejor es leer las advertencias de Cristina Muñoz, codirectora del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos. En una entrevista con el diario El País de España, lo expone de la siguiente manera: «Pasarían cosas que ni se nos ocurre pensar, como que se caiga un niño, se abra la rodilla, lo lleves al hospital y el médico te diga que no hay nada que hacer, que lo siente mucho”.

El periodista Manuel Asende, en dicha entrevista todavía lo hace más gráfico: «Algunas enfermedades bacterianas —como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea y la salmonelosis— ya se están quedando sin tratamientos eficaces. La quimioterapia, que favorece las infecciones microbianas en los enfermos de cáncer al bajar sus defensas, también sería una práctica de alto riesgo en ausencia de antibióticos».

“Dejaríamos de curar a las personas, pero también a los animales. No podríamos producir alimentos sanos”, explica Muñoz. En este panorama, volverían las enfermedades del siglo XIX y las hambrunas. ¿Y qué tiene que ver esto con el coronavirus? Ya lo vamos a ver.

«La pandemia de COVID-19 ha llevado a que un gran número de personas con sistemas inmunológicos comprometidos sean admitidos en hospitales, que son un caldo de cultivo conocido para bacterias resistentes a los medicamentos. Debido a esta afluencia, estas bacterias asociadas a los hospitales ahora tendrán un grupo objetivo potencial mucho más amplio», se lee en el estudio «La pandemia de coronavirus está allanando el camino para un aumento de superbacterias», publicado por The Conversation, una red de medios de comunicación sin fines de lucro que publican noticias e informes de investigación en línea, acompañados de opiniones de expertos.

Según el estudio, existe evidencia que sugiere que un gran número de pacientes con covid-19 son diagnosticados con infecciones secundarias mientras están en el hospital. La fuente y la naturaleza específica de estas infecciones aún no se han explorado por completo, pero existe cierta evidencia de que las bacterias multirresistentes se encuentran entre los gérmenes que causan estas infecciones secundarias.

Estas infecciones secundarias parecen tener un impacto en la supervivencia de los pacientes, con datos de Wuhan que muestran que la mitad de todos los pacientes con covid-19 que murieron tenían una infección secundaria. Esto se debe a que muchas de estas bacterias asociadas con los hospitales están específicamente adaptadas para establecer infecciones en personas con un sistema inmunitario debilitado.

La historia sugiere que la tasa de mortalidad de las pandemias virales está fuertemente influenciada por infecciones bacterianas secundarias con un gran número de personas en las pandemias de gripe de 1918 y 2009 que sucumbieron a infecciones bacterianas secundarias en lugar del virus en sí.

Descontrol con los antibióticos

El otro factor que tendrá un impacto significativo en la crisis de resistencia a los antibióticos es el uso generalizado de antibióticos en pacientes con covid-19.

Los datos emergentes sugieren que más del 90% de los pacientes con covid-19 también reciben tratamiento antibacteriano. Este rápido aumento en el uso de antibióticos, particularmente en los hospitales, ejercerá una fuerte presión selectiva sobre las bacterias para que desarrollen resistencia. Según el estudio, esto probablemente contribuirá a un aumento en la incidencia de infecciones resistentes a los medicamentos en los meses y años posteriores a la finalización de la pandemia.

Para poner todo esto en cifras, según estudios certificados, 700 mil personas mueren al año, por bacterias que antes respondían adecuadamente al uso de antibióticos. ¿Qué debería hacerse? Lo que la razón dicta: usar solo los antibacterianos cuando es necesario y solo bajo tratamiento médico. Pero aún así, el tema de complica.

González Zorn, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, afirma en el El País de España que se está formando “una tormenta perfecta”. Según sus datos, de febrero a marzo de 2020 aumentó un 400% el uso de azitromicina, un antibiótico usado sin comprobarse si en efecto funcionaba contra el virus SARS-CoV-2. Al mismo tiempo,  el consumo de doxiciclina se incrementó un 517%.

De acuerdo con el medio español, los niveles de uso de antibióticos «volvieron rápidamente a la normalidad» en España, pero en  América Latina pasó todo lo contrario. “Durante la pandemia se han utilizado tantas carbapenemas [un tipo de antibióticos] que en algunos países, como Chile, tenemos los niveles de resistencia que esperábamos tener en 2030. Hemos acelerado 10 años. Estamos muy alarmados”, señala el investigador.

Según la Organización Mundial de la Salud, 252 antibióticos se encuentran en desarrollo preclínico, es decir, actualmente se están probando en animales. Desafortunadamente, solo entre dos y cinco de estos medicamentos llegarán al mercado durante la próxima década.

Uno de los mayores obstáculos para llevar estos medicamentos al mercado son los costos prohibitivos, que pueden ascender a mil millones de dólares estadounidenses por medicamento (816 millones de libras esterlinas). Esto dificulta la recuperación de la inversión y supone una enorme carga financiera para las empresas que desarrollan estos medicamentos, muchas de las cuales colapsan bajo la presión.

Lo ideal sería que la respuesta a la pandemia de COVID-19 se pueda utilizar como modelo en la cooperación global para abordar la crisis de resistencia a los antibióticos, una amenaza que tiene el potencial de paralizar nuestros sistemas de atención médica y la medicina tal como la conocemos.

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