Venezuela

Retorno a clases: aprende cómo disminuir el contagio por covid-19

Las actividades escolares de forma presencial comenzaron en Venezuela esta semana del 25 de octubre, tras 18 meses de confinamiento para nuestros niños y adolescentes. Expertos califican como necesaria esta medida y han preparado una guía para disminuir las posibilidades de contagio por covid-19 y para una mejor adaptación socioemocional.

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Clases presenciales en Venezuela

Durante unos 18 meses las instituciones de educación en todos los niveles en Venezuela han permanecido cerradas, pero este lunes 25 de octubre volvieron a sentir el calor y la emoción de los niños y jóvenes que retornaron a sus aulas. Las condiciones han cambiado para este regreso a clases en medio de la pandemia y mientras crece número de contagios en el país.

A la realidad generada por el coronavirus, con la baja tasa de vacunación total,  se suma una situación preexistente y agravada en los últimos tiempos, las precarias condiciones de las instituciones públicas y los bajos salarios de los maestros.

Pero la orden estaba y el lunes 25 de octubre niños, jóvenes, maestros, padres y todo el personal vinculado al área debieron retomar las clases presenciales para el ciclo escolar 2021-2022.

Impacto social y emocional

Latinoamérica, en general, ha sido la región con el retorno más lento a las aulas de clases presenciales y donde las medidas de los gobiernos han tenido el mayor costo social.

El cierre de las instituciones educativas ha supuesto un costo económico y social para casi todas las naciones a escala mundial. Su impacto ha sido especialmente notable en los niños y adolescentes cuyas familias se encuentran en desventaja económica o ubicadas en zonas rurales. La paralización de las actividades ha exacerbado la disparidad existente en su educación al igual que en otros aspectos de su vida. Ante estos hechos el inicio de clases presenciales se vuelve una necesidad.

El doctor Simón Zambrano con la colaboración de Viraje Aprendizaje Organizacional, Expand Learning y Albatros Consultoría Integral, nos presenta una guía de acciones para disminuir la posibilidad de contagio por Covid-19 en las clases presenciales y para garantizar la adecuada atención psicológica y socioemocional de los niños y jóvenes.

Cómo disminuir la posibilidad de contagio en clases

De acuerdo con La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuando se haya determinado que una institución educativa puede o debe reabrir sus puertas, es necesario considerar seis aspectos fundamentales para evaluar si se cuenta con la preparación adecuada, bienestar y protección de la salud para toda la comunidad educativa.

Cada institución debe hacer su propio análisis sobre la base de la población a la que presta servicio y al contexto en el que se desenvuelve.

Estos factores son: políticas de la institución y de las autoridades educativas y sanitarias; financiamiento; operaciones seguras; calidad del aprendizaje; atención a las familias afectadas, marginadas o en desventaja económica.

Con el fin de prevenir la propagación del virus dentro de las instituciones y sus comunidades, Zambrano propone una guía de recomendaciones que contempla aspectos asociados a los procedimientos, instalaciones, equipos y suministros, capacitación y entrenamiento, comunicación y vocería, reuniones y visitas.

Por un retorno escolar seguro

En la guía elaborada por el Zambrano se recomienda revisar los lineamientos e instrucciones de las autoridades locales o estatales relacionadas con las instituciones educativas o eventos sociales, así como designar a una persona responsable para atender todo lo relacionado a las consideraciones de covid-19 y asegurarse que toda la comunidad sepa cómo contactar a esta persona y que la persona esté disponible para atender a la comunidad.

De igual forma, propone que se ofrezcan opciones (teletrabajo o educación a distancia) para miembros del equipo o estudiantes que pertenezcan a la población de riesgo. También, sugiere desarrollar un plan para monitorear las ausencias de los estudiantes y educadores.

Otro de los aspectos mencionados en la guía es la necesidad de un cronograma intensivo y mejorado para la limpieza, desinfección y mantenimiento de las áreas de transportes escolares y vehículos, superficies de alto contacto. Esto es prioritario en espacios de uso común, como los baños, laboratorios o sala de educadores, objetos o útiles de uso compartido, por ejemplo material deportivo, artículos de arte, equipos de laboratorio, juegos o libros.

Destaca la importancia de entrenar al equipo humano, a los estudiantes y a sus familias sobre cuándo deben quedarse en casa si tienen sintomatología relacionada al covid-19, han sido diagnosticados con Covid-19, si están esperando resultados de un test o si han estado expuestos a una persona con sintomatología o diagnosticada con covid-19.

Es importante enseñar sobre el correcto lavado de manos con agua y jabón por al menos 20 segundos, la importancia de la distancia física, explicar el adecuado procedimiento al momento de estornudar o toser así comunicar la importancia de usar mascarilla, se encuentran en la lista elaborada por este especialista.

Y el cuidado emocional, que sí importa

Entre los aspectos que han sido impactados por el cierre prologado de las escuelas en nuestra región, Zambrano enumera en la guía: la interrupción del aprendizaje, desnutrición, confusión y elevados niveles de estrés para los educadores y directivos.

A esto se suma la realidad de padres poco preparados para la educación a distancia y el aprendizaje en casa; dificultades diversas en el aprendizaje a distancia; fallas en el cuidado de los niños; ausentismo laboral de los trabajadores esenciales; aumento en la tasa de deserción escolar; dificultad en la evaluación de los aprendizajes; aislamiento social y mayor exposición a violencia física y sexual.

“Las instituciones educativas cumplen una función dual en la vida de los alumnos. Por un lado, son espacios para la preparación académica y por el otro, ofrecen oportunidades para que niños, niñas, jóvenes y adultos, desarrollen competencias emocionales y sociales que permitan su relación con el entorno. Aprender a manejar adecuadamente la tecnología, desarrollar su creatividad y el pensamiento crítico, actuar con asertividad mientras son flexibles y trabajar en sus habilidades comunicacionales, entre otras competencias, les permite atender las demandas del mundo actual y equiparlos para el futuro”, explica Zambrano.

El mundo desde la escuela

Recuerda que la obtención de estas habilidades representa un reto tanto para el sistema educativo como para los padres, porque estas no suelen estar identificadas en el currículo académico formal.

“Por ello se requiere de un acompañamiento más activo por parte de las familias. Estas juegan un papel fundamental en la educación escolar, especialmente cuando comprenden su importancia para el desarrollo y se involucran en este proceso al estimularlos adecuadamente, generando en casa un ambiente que fomenta los hábitos de estudio, manteniendo una relación de colaboración con los educadores y participando en actividades de la institución educativa”.

Otros aspectos, como los relacionados con la salud física y mental, también requieren especial atención. La activa vida social que los niños entre los dos y 12 años experimentan en la escuela o en las guarderías, les ayuda a aprender de sus compañeros, a manejar sus emociones y tiene un impacto positivo en su personalidad e identidad.

La tristeza del confinamiento

La ausencia de estas relaciones con sus pares, ha sido asociada a la depresión, sentido de culpa y agresividad en los niños. Asimismo, las actividades escolares y extracurriculares proveen estructura, sentido y una rutina diaria para los niños y adolescentes.

Zambrano explica que para quienes sufren de ansiedad y depresión, la pérdida de estas actividades puede empeorar los síntomas y reforzar el aislamiento social, provocando una sensación de desesperanza.

Comenta que tener cerradas las escuelas y otras instituciones educativas, significa que los niños y jóvenes están más expuestos al riesgo de un embarazo adolescente, experimentar dependencias, sufrir cyber-bullying, violencia doméstica y sexual o abandono, y al no tener la red de apoyo de la escuela, hay menores oportunidades de obtener ayuda profesional o externa, aumentando la posibilidad de efectos a largo plazo en su salud física, mental y social.

“Las acciones para reabrir las instituciones educativas en los ámbitos psicológicos, socioemocionales y académicos deben estar afianzadas sobre las condiciones ideales de bioseguridad que hayan propuesto las autoridades locales y nacionales en cada país. Los directores, personal administrativo y familias pueden usar de referencia la Guía de acciones clave para disminuir la posibilidad de contagio por Covid-19 en las clases presenciales como una opción para garantizar la protección y seguridad de toda la comunidad educativa que incluye a los educadores, alumnos, personal de apoyo y entorno donde la institución desarrolla sus actividades”, resaltó.

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