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¿Por qué en Venezuela las mujeres son más pobres que los hombres?

En gran parte es por una realidad que se vive en los hogares venezolanos y que parece que aún no termina de cambiar: las mujeres son las que se encargan de las tareas domésticas, del cuidado de los niños y atender a las personas de tercera edad

Daniel Hernández |Archivo
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Por más que la mujer haya ganado espacios en los roles que antes eran considerados solo para hombres y se haya insertado en el mercado laboral desde hace ya varias décadas, el tema de los ingresos continúa siendo un punto en el que la disparidad de género dice presente en todo el mundo. En un país como el venezolano en el que 94,5% de la población entra en el rango de pobreza, las disparidad de ingresos entre hombres y mujeres pesa aún más, porque cada dólar cuenta cuando prácticamente todos los ingresos se destinan para comer.

En general, los venezolanos son pobres, pero las mujeres venezolanas lo son mucho más. Los datos arrojados en la Encuesta Nacional de la Juventud 2021 (Enjuve) así lo demuestra. Por cada 100 jóvenes venezolanos que se encuentran en la escala más baja de pobreza, 76 son mujeres.

Si nos vamos a los ingresos, podemos notar que en el país el ingreso de los hombres es 18% mayor que el de las mujeres. Mientras un hombre puede ganar 1,23$ por hora, una mujer promedia 1,05$ por el mismo tiempo.

Desigualdad en números

La Encuesta de Condiciones de Vida de los venezolanos (Encovi) nos da luces sobre esta situación de disparidad de género en Venezuela.

«El promedio semanal de horas trabajadas es de 38 horas para los hombres frente a 33 para las mujeres. Ese 15% más de dedicación puede explicar, en parte, que al hombre se le remunere más por hora de trabajo», se lee en el documento de la Encovi 2021.

Si nos adentramos aún más en los números, notamos que las disparidades están presentes también en los puestos de trabajo.

Los hombres todavía concentran ampliamente las ocupaciones directivas y gerenciales en las empresas del país (77,9%) y también concentran la mayor parte del empleo dentro del sector privado, sector que en este momento ofrece mejores remuneraciones salariales que el sector público.

En cuanto a los emprendimientos, las mujeres empresarias y que son empleadoras representan tan solo el 30% del total de esta categoría, mientras que «en el contexto de crisis, ni siquiera el autoemplearse es una opción para las mujeres quienes permanecen refugiadas en la inactividad porque son elevados los costos de oportunidad», señala el informe Encovi 2021.

¿Por qué tanta desigualdad entre hombres y mujeres?

En gran parte es por una realidad que se vive en los hogares venezolanos y que parece que aún no termina de cambiar: las mujeres son las que se encargan de las tareas domésticas, del cuidado de los niños y atender a las personas de tercera edad.

La directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello y coordinadora del proyecto Encovi y Enjuve, Anitza Freitez, habla al respecto de esto con El Estímulo.

«La realidad es que las mujeres consiguen permanecer más tiempo en el sistema educativo y con ello han podido acumular más de capital educativo que los hombres, pero poco sirve porque no se traduce en una ventaja económica», señala.

Además, Freitez señala que buena parte de las mujeres quedan inactivas porque porque sigue prevaleciendo un patrón de la formación de la familia temprano.

«Se siguen iniciando en la maternidad a edades tempranas y también tenemos un comportamiento de la nupcialidad muy inestable, por lo que hay una gran proporción de mujeres que inician una familia temprano pero que que se encuentran en poco tiempo sin pareja afrontando las responsabilidades de un hogar y crianza ellas solas», señala.

Toda esta situación de parejas disueltas lleva a que las mujeres queden en un núcleo monoparental y con las limitaciones de tener solas la responsabilidad de la crianza, lo que lleva a pocas oportunidades en un mercado laboral que no es flexible para conciliar la maternidad con el trabajo.

«A todo esto le agregamos las inequidades en las cargas y responsabilidades dentro del hogar que no están dando facilidades a las mujeres para que puedan desarrollar su vida profesional. Ya no solo es el cuidado  de los niños y adolescentes sino el cuidado de los adultos mayores», resalta la profesora de la UCAB.

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