Daniel Dhers toma impulso, sube por la rampa y hace una de esas maniobras con la que ganó plata olímpica en Tokio. El escenario: una barriada de Caracas golpeada por la violencia que el ciclista venezolano visitó este sábado.
«¡Ahí viene el de la medalla de la bicicleta!», anuncia un niño la llegada de Dhers, uno de los pioneros del BMX Freestyle, a la Cota 905, un sector ocupado por la policía tras dos días de violentos enfrentamientos con bandas delictivas.
Dhers es recibido como una estrella. Da la mano a uno, a otro, carga niños, se toma selfies… hasta uno de los agentes asignados al sector, con el rostro cubierto por un pasamontañas y armado con un fusil, le pide una foto.
Unos chicos sostienen una pancarta que dice «Bienvenido Daniel Dhers» a «la Cota 905» y otros extienden una bandera venezolana.
«De lo más increíble estar con ustedes», dice el cinco veces campeón de los X-Games (2007, 2008, 2010, 2011 y 2013) y ganador del oro en los Juegos Panamericanos de Lima-2019, además de la plata en Tokio.
«Aquí en la Cota no estoy viendo problemas, estoy viendo gente alegre y estoy viendo gente que quiere hacer cosas», añadió entre los aplausos de los vecinos. «Hubo momentos fuertes pero estamos ahorita en momentos de paz».
Agentes de seguridad y una banda criminal que controlaba esa barriada se enfrentaron duramente durante más de dos días, hasta que un despliegue de 2.500 efectivos ocupó la zona del conflicto.
Un blindado está en la entrada del sector y cada pocos metros hay retenes con dos o tres oficiales fuertemente armados.
Dhers llega de sorpresa en una actividad con niños en una cancha de básquet incrustada en el cerro repleto de ranchos (casa de ladrillo expuesto y techos de zinc), organizada por la ONG Otro Enfoque, que ha trabajado en la Cota 905 por años.
Al evento asistió igualmente Robeilys Peinado, que ganó diploma olímpico en la prueba de salto con pértiga en Tokio.
Alegrar a Venezuela
Dhers ganó una de las cuatro medallas de Venezuela en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde el BMX Freestyle debutó por primera vez, al igual que el ‘rider’ venezolano de 36 años y único participante nacido antes de 1990.
En la Cota, un niño se asombra al ver de cerca la medalla que Dhers le deja tocar.
«La idea es alegrar a Venezuela, a los chamos, a la comunidad, a todos», dice Dhers antes de encontrarse con los vecinos. «Yo pensé que la meta era ganar una medalla, pero la meta era darle alegría a Venezuela».
«Venir para acá siento que tiene ese impacto especial», sigue.
La lluvia por un momento puso en jaque la exhibición, pero al final dio tregua. Y en plena avenida Guzmán Blanco, que atraviesa la barriada, se instaló una rampa y un recibidor inflable. Un grupo de niños se subió a una pasarela pintada con los colores patrios, desde donde colgaba la bandera y la pancarta que daba la bienvenida a Dhers a la Cota.