Opinión

Maduro dividió a la oposición y quebró su base de apoyo

La cúpula representada por Nicolás Maduro, Cilia Flores, Tareck El Aissami y Jorge Rodríguez está construyendo las bases para llamar el próximo año a unas elecciones parlamentarias con una oposición a la defensiva. La compra de adversarios, la represión sistemática y la contrainformación han sido sus recursos más efectivos

Publicidad
Maduro debilitó a la oposición

La alianza socialista internacional que se instaló en Latinoamérica, apoyadas con los dólares del petróleo venezolano no descansa. Renace de la debacle de corrupción protagonizada por sus más destacados líderes y no merma en su capacidad instigadora para recuperar el poder.

Gobernaron en más de la mitad de los países del sur y del Caribe, perdieron sus gobiernos en el 80% de ellos y ahora se encuentran a la ofensiva en al menos 5 países.

Aunque Venezuela ya no es ejemplo a seguir y Nicolás Maduro no es un líder para esos países aliados, su influencia e injerencia, es motivo de debate en la región, en el Grupo de Lima y en el TIAR.

Luego de seis años de gestión en la que se dejó al país sin electricidad, sin agua, sin producción de alimentos y medicinas, con un desempleo que el Fondo Monetario Internacional estima que llegará a 50% y la inflación más alta del mundo con dos años de hiperinflación, destrucción de su industria y un país sin instituciones, regidas por el hampa y el crimen organizado, el mundo democrático se pregunta: ¿cómo se ha sostenido todos estos años en el poder?

Además de haber transformado a la Fuerza Armada para convertirla en el brazo armado de la revolución, el modelo implantado en Venezuela barrió con la institucionalidad y las leyes, y sobre la base de esa ausencia, ha logrado quebrar a la oposición, dividir a sus líderes, promover la diáspora y sembrar la desesperanza en los sectores populares y medios.

En esta síntesis que resumimos en un párrafo descansa la labor constante que ha logrado el chavismo en estos seis años en donde a partir de 2015, cuando la oposición unida logró la mayoría parlamentaria, un trabajo sistemático dirigido por Maduro y Cabello, neutralizó la fuerza y la capacidad opositora que significaba tener al 80% del electorado.

Un hecho no solo atribuible a los errores que pudo cometer la oposición (en conjunto) desde entonces, sino a la habilidad del chavismo para neutralizar los logros opositores y aislar a sus disidentes internos por medio de la fuerza, la extorsión, el uso del poder y gobernar al margen de la Constitución.

Si bien Maduro no es un líder con influencia, la cúpula representada por Nicolás Maduro, Cilia Flores, Tareck El Aissami, Jorge Rodríguez y la FANB han sabido distribuir sus privilegios y hacer efectivas, no solo la capacidad represiva, sino la compra de adversarios que no solo están dentro de las fronteras o en el ámbito político, sino que, los intereses que dominan cuentan con lobistas, gestores y grandes bufetes en Estados Unidos, España, Colombia, Brasil y los principales países del continente.

Los alineados que han aparecido en el Parlamento venezolano, son apenas los hilos menores de una trama gestada por grandes actores en donde se juegan riquezas y espacios geopolíticos en un mundo en el que ha renacido una nueva guerra fría que no se juega en los campos de batallas sino en las redes sociales, en la banca internacional, en la supremacía tecnológica y en la política.

En ese ámbito se mueven miles de millones de dólares que pasan de una cuenta a otra convirtiendo en magnates a líderes políticos como Maduro, a gestores del entorno y a empresarios reconvertidos en piezas del crimen organizado.

Los nombres sobran en las historias difundidas en los últimos cinco años y los millones de dólares movilizados de unas cuentas a otros, forman parte de abultados expedientes y de juicios que se siguen en países en donde la justicia aún funciona de manera independiente.

El caso de Alex Saab es apenas “una paja en el viento”, como decía Hugo Chávez, en este mundo de los nuevos hombres de negocios y la carta de buena conducta suscrita por 8 parlamentarios es apenas un documento que explica una de tantas fórmulas que operan, en un mundo que se mueve de manera subterránea, en las leyes, normas, en la ética de las finanzas, en donde las fortunas se expanden a una velocidad inimaginable a partir de mecanismos que exprimen a los países y a sus pueblos.

En esa gestión pudo haber dinero de por medio que debe ser investigado. Pero eso no es lo relevante, como tampoco lo es el hecho de que el objetivo sería lavarle la cara a unos hombres de negocio que estaban operando en el cuestionado mecanismo de importación de alimentos para las cajas CLAP con sobreprecio y mala calidad de sus productos.

Pero más allá de haberse develado una trama más, que involucra a personajes que han estado en la filas opositoras, que son parlamentarios y que han promovido un cambio hacia la democracia y la institucionalidad, que incurrieron en corrupción, habría que preguntarse por qué el gobierno celebra este acontecimiento; y si no sería también un triunfo de su ofensiva para profundizar la división en la oposición, quebrar la confianza en el parlamento y recuperar la única institución que había quedado en pie.

Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información, declaró que este episodio representa “los últimos estertores de la aventura tenebrosa de Guaidó” y aseguró que detrás del líder opositor “se esconde una trama de gigantesca corrupción” señalando que desde las filas de Voluntad Popular y de los diputados opositores han surgido acusaciones de corrupción contra el presidente de la Asamblea Nacional.

Desde luego Rodríguez dejó de lado quiénes son los protegidos de los parlamentarios señalados y la razón por la que habría supuestamente comprado a los mencionados, según el reportaje publicado por Armando.info.

A diferencia del gobierno chavista, que arrastra una interminable red de corrupción que ha sido expuesta en cuentas mil millonarias en paraísos fiscales y que no ha movido ni una sola investigación, pues hechos, como el de Odebrecht, conducirían directamente hasta el despacho presidencial, el jefe del Parlamento ordenó la investigación que le corresponde a esa institución, declaró la nulidad de cualquier documento que exculpe a políticos o empresarios investigados en gestiones internacionales y removió a toda la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional.

Asimismo los partidos a los que pertenecen los señalados los suspendieron. Ahora  habría que esperar que las investigaciones se lleven adelante y en ellas los señalados puedan ejercer su defensa, como corresponde en un sistema de justicia democrático.

Lo pertinente es que el parlamento designe una comisión especial para este caso, teniendo como punto de partida la denuncia que se ha formulado recopilando todos los documentos necesarios que respaldan la denuncia.

En ese proceso, deben ser escuchados los parlamentarios que han sido señalados quienes podrán consignar sus razones o alegatos ante las acusaciones de que las que han sido objeto.

Esa investigación que debe concluir en un informe final, debe estar distanciada de todo el juicio sumarial que se ha producido en la opinión pública y redes sociales en donde intereses particulares, rivalidades políticas y el poder central han sentenciado no solo a los señalados, sino a toda la oposición.

Es de recordar que en Venezuela no existen instituciones contraloras independientes. Tampoco existen tribunales autónomos que puedan intervenir en situaciones como estas. Los parlamentarios no reciben sueldo formal de su institución que les permita una nivel básico de vida.

Sus gastos están siendo sufragados por los partidos políticos a los que pertenecen, o donaciones de particulares. Igualmente el chavismo eliminó el financiamiento público de los partidos y persigue a los entes privados que puedan dar donaciones. Por lo tanto las donaciones son consideradas delitos y son perseguidas por el gobierno chavista.

A diferencia, el PSUV recibe todos los recursos que necesita y requiere del Estado, de las empresas pública, y de empresarios y países aliados.

La estructura parlamentaria no se escapa de esa falta de institucionalidad y no ha desarrollado un sistema apropiado de control de los recursos que obtiene desde el exterior o de particulares.

De allí que el desvío de fondos, o donaciones no declaradas pueden ser factores recurrentes en un sistema en donde las instituciones han sido tomadas por el Gobierno.

Independientemente de las verdades que pudieran salir a la luz pública en esta investigación, podríamos decir que la estrategia seguida por la dupla Maduro-Cabello ha tenido buenos resultados a sus fines de quebrar la base de apoyo de la oposición.

Con ello han construido los mecanismos para llamar el próximo año a unas elecciones parlamentarias en las que una oposición dividida no asistirá; una parte ha sido comprada como lo denunció hace unos días José Guerra; otra está en el exilio y la otra tras las rejas.

Un pequeño grupo se ha sentado a negociar y lo han bautizado como La Mesita; y la otra clama porque se produzca una salida militar. En 2015 la oposición era una fuerza de 80% del electorado.

Hoy esa oposición está desmembrada. Pero frente a un país destruido por una cúpula minoritaria, es factible que esta nueva generación que se ha comprometido en la búsqueda de una salida, pueda reagruparse y superar la extrema intolerancia política que se ha extendido tanto a opositores y chavistas y se está extendiendo por todo el continente.

Publicidad
Publicidad