Crónicas de Alberto Veloz

Los secretos detrás del disfraz y la máscara

Disfraz y máscara son dos elementos inseparables, presentes en los carnavales y otras celebraciones de diferentes lugares del mundo con el fin de esconder una realidad o ser aquello que no se es

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Fotos: Pinterest / Antifaz colección de Alberto Veloz

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha sentido la necesidad de alterar el orden establecido de su convivencia cotidiana e intentar cambiar por completo su apariencia, aunque sea brevemente. Así surgieron en la antigua Roma las llamadas “Saturnales”, fiestas paganas donde todo estaba permitido. Se olvidaban de lo que eran para convertirse en “otro”, generalmente en su opuesto, y eso lo lograban mediante un disfraz y una máscara que protegía la verdadera identidad.

Por lo tanto se dice que el disfraz es una invención de los romanos para entregarse a juegos prohibidos, pero en la mayoría de las ocasiones transmutados en otra persona gracias al ingenio del disfraz y la simulación de la identidad.

Engañar, disimular, cambiar de identidad para burlarse y mofarse del otro, así como entregarse a la lujuria y el desenfreno de una manera incógnita, era lo permitido y la costumbre se convirtió en una tradición que se adaptó a las diferentes sociedades y festividades que se han mantenido en el tiempo.

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Disfraces venecianos

El disfraz como artificio para escapar

La definición de la palabra disfraz, según el diccionario de la Real Academia Española, tiene varias acepciones o significados, entre ellas: Simulación para dar a entender algo distinto de lo que se siente.

Pero también un disfraz es un “artificio que se usa para desfigurar algo con el fin de que no sea conocido” o un “vestido con máscara que sirve para las fiestas y saraos, especialmente en carnaval”.

En este último punto hay que agregar que los disfraces no se usan solamente en época de carnaval, también se utilizan en otras festividades o celebraciones como Halloween; fiestas temáticas donde se debe acudir con una vestimenta acorde al tema; fiestas de disfraces propiamente dichas y representaciones teatrales para encarnar a determinados personajes, pero en este caso no debemos utilizar la palabra disfraz sino que se considera esta vestimenta como caracterizaciones, para no darle un giro peyorativo al trabajo de los actores.

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Máscaras de Halloween

También están las indumentarias que representan personajes del folklore de los pueblos o el uso de trajes típicos regionales que tampoco deben tratarse como disfraces, sino como una reproducción o imitación de tradiciones que pueden tener un significado histórico, religioso o simplemente costumbrista como los Diablos Danzantes de Yare con su colorida vestimenta en rojo intenso y máscaras artesanales que son en sí mismas unas obras de arte.

Máscaras de los Diablos Danzantes de Yare
Elaborada máscara de los Diablos Danzantes de Yare

La psicología y los disfraces

Cuando se utiliza un disfraz para disimular o esconder la propia esencia en realidad es un autoengaño. La persona se conoce en su fuero interno, en su intimidad y cuando aflora la verdad de ese individuo se utiliza el refrán popular: “se le vieron las costuras”.

Es muy distinto utilizar un disfraz para una ocasión festiva que lo amerita y otra es vivir constantemente en una fantasía, aparentando ser o tener de lo que en realidad se carece.

Muchos psicólogos y especialistas en la conducta humana consideran que utilizar un disfraz sirve de terapia, libera tensiones y es una ocasión perfecta para convertirse en otra persona porque oculta su realidad. Generalmente adopta una personalidad totalmente opuesta.

Existe un juego psicológico importante detrás de la escogencia del tipo de disfraz que se quiera utilizar aunado a que permite desinhibir y romper moldes que en otra circunstancia nunca lo haría, lo que ayuda a aumentar la autoestima porque con la sola acción de ponerse un disfraz ya existe un atrevimiento de ir contra lo establecido.

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Tendencia de disfraces para la comunidad LGBTI

En nuestras sociedades conviven individuos que se inventan ser un personaje es decir se “disfraza de otro que no es él” y viven en una aparente felicidad constantemente, evaden la realidad, se tornan insensibles a sus semejantes, dejan de ser personas funcionales y cuando se dan cuenta que su vida ha sido un constante engaño, pueden caer en depresiones severas.

Héroes y drag queen

El ser humano generalmente se disfraza de lo que se quiere ser o de lo antagónico de su personalidad. Así vemos que los niños se decantan por vestirse de superhéroes como los personajes tradicionales de los cuentos, historias y novelas donde encontramos ejércitos de El Zorro; Batman y Robin; Superman y el Hombre Araña que en su mayoría son sustituidos por personalidades de la actualidad política y artística como en su momento aparecieron cientos de minis Comandante Chávez o la legendaria figura de Fidel Castro, por mencionar los que llenaron las calles del extinto carnaval caraqueño.

Las niñas suelen ser princesas o misses, pero también aparecen hadas madrinas que conviven con brujas maléficas y figuras artísticas como Celia Cruz o la mítica Carmen Miranda haciendo equilibrio con el cesto de frutas.

Los hombres transmutan en exagerados drag queen con su artillería de estrafalarios zapatos de plataforma, postizos y pelucas coloridas, plumas y exceso de bisutería o estilizadas modelos llenas de abalorios, sin que esto prive sobre su orientación sexual. En muchas ocasiones es un disfraz efímero para exhibirlo solo por divertimento y provocación.

Trío de drag queens

A propósito del tema, escuchemos “El carnaval del Uruguay”, conga interpretada por la orquesta Lecuona Cuban Boys

Disfraces para toda ocasión

Esta frase me recuerda a las historietas cómicas infantiles llamadas “La zorra y el cuervo”, muy leídas en las décadas de los años 50 y 60 basada en la conocida fábula de Esopo donde los dos amigos están en constante pelea por la posesión de algún bien que tiene la zorra. Por su parte, el cuervo, de manera engañosa, siempre tratará de quitárselo.

Para poder engañar a la zorra, el cuervo recurre a los disfraces que celosamente guarda en un baúl con el rótulo de “Disfraces para toda ocasión”.

Los disfraces son el elemento clave para que el astuto cuervo se transforme en infinitos personajes y bajo engaño logre su cometido, arrebatarle algo a la ambiciosa y codiciosa zorra.

Historieta de La zorra y el cuervo

En cada historieta se presenta el cuervo con disfraces “para toda ocasión”, y así con argucias y fingimientos logrará su objetivo.

Aquí el disfraz deja de ser un elemento divertido para convertirse en un arma para obtener un beneficio sin mucho esfuerzo.

La máscara encubridora

Este elemento es pieza clave dentro del atuendo del disfraz porque lo complementa como objeto para lograr el anonimato y dar rienda suelta a la nueva personalidad que se quiere protagonizar.

La máscara se originó en el antiguo teatro griego y nació con tres estilos diferentes que representaban a la comedia, la sátira y la tragedia.

Este artilugio teatral fue utilizado para indicar el estilo del personaje que el actor debía representar así como su indumentaria, lo que le imprimía fuerza y personalidad, al mismo tiempo permitía que los espectadores pudiesen determinar la acción e identificar a los intérpretes de la obra.

Luego de varios siglos la ciudad de Venecia adoptó la máscara como elemento perfecto para cubrir el rostro y complementar los disfraces durante las celebraciones de su famoso carnaval.

El mejor retrato de lo que es una máscara en el tango “Pobre mascarita” interpretado por Agustín Magaldi.

El médico de la peste

La famosa máscara picuda, nacida a consecuencia de la peste negra, llamada también peste bubónica, una pandemia que asoló a Europa en el siglo XVII, se convirtió en la preferida de la “commedia dell´arte” y en disfraz emblemático conocido como “el médico de la peste” de los carnavales venecianos.

El médico de la peste con máscara picuda

Los médicos que atendían a los enfermos de la peste, se vestían con un atuendo que los cubría de pies a cabeza, usaban guantes de cuero, sombrero y se tapaban el rostro con la máscara picuda en la creencia errónea que éstas purificaban el aire.

El lujoso antifaz veneciano

Más allá de darle un aire de lujo al atuendo carnavalesco, que suele ser de impronta historicista y clásica, la máscara veneciana se origina para eliminar la diferencia de clases y así poder dar rienda suelta a la transgresión, actitud propia de todo carnaval: escaparse de la cotidianidad para actuar en entera libertad o, quizás, libertinaje.

La máscara y el antifaz venecianos se mantienen a través de los siglos en su esencia de formas, texturas y recamadas de adornos que las hacen lujosas para acompañar a los también lujosos disfraces, una de las claves del famoso carnaval de La Serenísima.

Las máscaras contemporáneas representan personajes destacados de la sociedad en todos los ámbitos bien sean deportivos, políticos o culturales. Rostros monstruosos, desfigurados y horripilantes para las celebraciones de Halloween o las totalmente blancas con aires de tragedia y aspecto fantasmal.

Las negritas jacarandosas

Nuestro casi desaparecido carnaval venezolano tiene su personalidad con los llamados “mamarrachos”, vestimenta disparatada que no representa nada en particular sino es una excusa para esconderse y hacer bromas.

Imposible no referirnos a las máscaras de nuestras negritas criollas, sabrosonas y jacarandosas, con unos enormes labios en rojo encarnado que complementan con un mono igualmente negro que cubre totalmente el cuerpo e invita al deleite incógnito detrás de un relamido “a que no me conoces” y que puede ocultar la sorpresa de un sexo contrario al esperado.

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Negritas del carnaval de Caracas
Negrita en plena faena rumbera

Para finalizar escuchemos a Celia Cruz en “La vida es un carnaval”.

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