Además de su promesa de erradicar la corrupción y frenar la violencia, Bolsonaro realizó una fuerte campaña contra el PT. Ganó las elecciones con el 55% de los votos y asumió la presidencia el 1 de enero.
Lula da Silva, que gobernó de 2003 a 2010, era favorito en las encuestas para los comicios de 2018 pero la condena le prohibió presentarse.
El exmandatario dijo que, cuando estuviera libre, recorrería el país para animar a la oposición. Los analistas políticos apuntan que podría no enfrascarse de inmediato en una confrontación directa con Bolsonaro, y que en su lugar intentaría influir en las presidenciales de 2022.
Juego a largo plazo
“Lo que hace que Lula sea muy peligroso para Bolsonaro es que Lula comprende el juego a largo plazo”, dijo James Bosworth, fundador de Hxagon, una firma de análisis de riesgos políticos, enfatizando que Lula se postuló en cuatro ocasiones antes de ganar por primera vez en 2003.
“Lula es un organizador sindical y político de la vieja escuela que va a tomarse su tiempo para colocar al PT y a otros aliados en posiciones para aprovechar las debilidades de Bolsonaro en los próximos años”, agregó.
El exlíder sindical gobernó en un período de rápido crecimiento económico azuzado por el auge en los precios de las materias primas, lo que expandió la clase media del país. Su enorme programa de ayudas sociales Bolsa Familia ayudó a sacar a millones de personas de la pobreza, y dejó la presidencia con un índice de aprobación superior al 80%.
Consecuencias políticas
Para Claudio Couto, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Fundaçao Getulio Vargas en Sao Paulo, su salida de prisión tendrá profundas consecuencias a ambos lados del espectro político nacional.
Por un lado, será útil en la retórica antiPT y antiLula de Bolsonaro, dijo Couto. “Por el otro, pone fin a la retórica de ‘Liberen a Lula’ del PT, y obliga al partido a asumir otra agenda”.
Aunque ya no esté tras las rejas, Lula sigue implicado en varios procesos judiciales. Además del departamento en la costa, una corte de primera instancia lo condenó en un caso relacionado con la propiedad de una hacienda en Atibaia, a las afueras de Sao Paulo. Si alguno de estos recursos podría regresar a prisión.
Lula niega haber cometido delito alguno y acusa a los fiscales de la investigación Lava Jato de persecución política.
En su salida del penal donde pasó los últimos 19 meses, Lula se dirigió a sus partidarios en un breve mensaje en Facebook Live en el que dijo: “Voy a trabajar el resto de mi vida para pagarles, con gratitud, con amor, contrabajo”.