Venezuela

Lara vuelca su fe en que José Gregorio Hernández terminará con la pandemia

La Gran Caravana Fe y Esperanza cubrió 14 kilómetros de Barquisimeto, luego de una misa en la parroquia El Salvador. La primera parada obligada fue el Hogar de Niños Impedidos Don Orione, una casa que alberga a jóvenes con discapacidad y que ofrecieron un baile de tamunangue.

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El tan anhelado ascenso a los altares del Médico de los Pobres tenía que resonar en Barquisimeto, capital espiritual de Venezuela, cuya entrada está flanqueada, por un lado, por el monumento Manto de María, la obra de arte cinético que retrata a la Divina Pastora, y, por el otro, por una estatua de José Gregorio Hernández, exvoto de un creyente agradecido. Ambos imágenes dan la bienvenida a quienes llegan desde el centro del país por la autopista que conecta con Yaracuy.

Fieles ruegan milagros en las calles de Barquisimeto, estado Lara, durante caravana de José Gregorio Hernández. Foto: Lirio Pérez Petit

Hace 35 años, cuando San Juan Pablo II declaró Venerable a José Gregorio, el naciente Proyecto Juvenil Misionero (PROJUMI) adoptó al doctor trujillano como su patrón. El recientemente fallecido Arzobispo Emérito de Barquisimeto, Monseñor Tulio Manuel Chirivella, con su visión futurista, aprobó enseguida la idea: sabía que un día José Gregorio Hernández sería Beato y nadie mejor que un laico virtuoso para abanderar ese grupo dedicado a evangelizar a jóvenes con campamentos, retiros, convivencias; alejarlos de las adicciones, pero también ayudarlos a desintoxicarse si ya fueron víctimas.

14 kilómetros de agradecimiento

La primera gran fiesta de celebración por el cuarto beato venezolano la organizó PROJUMI. Los 14 Kilómetros de Fe y Esperanza, Gran Caravana comenzaron luego de una misa en la parroquia El Salvador, en Barquisimeto. La primera parada obligada fue el Hogar de Niños Impedidos Don Orione, una casa que alberga a jóvenes con discapacidad y que ofrecieron un baile de tamunangue.

Hubo rostros llenos de llanto emocionado, fieles que aplaudían y cantaban, altares con réplicas de José Gregorio, comerciantes que donaban alimentos de sus negocios, personas vestidas con bata de médico y sombrero, espontáneos que agitaban banderas de Venezuela desde aceras y platabandas, y hasta seguidores de otras religiones que estaban en su culto sabatino miraron de reojo el paso de la caravana.

El acceso al Hospital Central Universitario Dr. Antonio María Pineda no fue autorizado, pero desde los altavoces, los animadores del evento pidieron sanación para los enfermos y los conductores de ambulancias estacionadas en los alrededores hicieron sonar sus sirenas. Al pasar frente a enfermos, ancianos y por cada iglesia, los sacerdotes paulistas Henry Kristen y Luis Vizcaya exponían el Santísimo Sacramento del Altar.

Las casi dos horas de recorrido terminaron en la sede de PROJUMI con una obra de misericordia: la meta era 1000, pero reunieron donaciones para más de 1200 arepas rellenas y jugo que repartieron allí mismo y luego salieron a entregar por las calles donde caminan personas que piden un bocado qué comer. Quisieron así honrar al nuevo beato, que se hacía acompañar de los más vulnerables para compartir con ellos su merienda preferida: pan dulce y chocolate.

El fin de la pandemia comenzará en Venezuela

Gerardo Pastrán, un educador entregado a dirigir PROJUMI, no titubeó al lanzar una audaz afirmación: “nosotros sabíamos que lo beatificarían antes de que el papa Francisco lo anunciara. Seguimos pidiendo oración y organizando actividades de fe porque tenemos la seguridad de que Venezuela será el primer país donde comenzará el cese de la pandemia para el mundo, y en manos de José Gregorio Hernández; él hará ese, el milagro que se necesita para su canonización”.

Que José Gregorio Hernández haya encarnado al mismo tiempo el virtuosismo con su profesión de médico y con su vida de laico comprometido con los valores católicos dificulta separar ciencia de fe.

– ¿Cómo lo dice con tanta certeza?

– Mira, cuando José Gregorio Hernández llegó de España a Estados Unidos, aquí había gripe española. Él encabezó un equipo de los mejores médicos, estaba el Dr. Luis Razzetti, y ¿qué hizo? Concentrarse en la prevención. Cesó la gripe. Cuando comenzaba la pandemia en Venezuela, en marzo del año pasado, Monseñor Tulio (Ramírez, el vice postulador de la causa de beatificación) estaba acompañando a PROJUMI en visitas por hospitales y ¿qué pasó luego? Pues, beatificaron a José Gregorio Hernández. Hay que creer en los signos de los tiempos y cuándo Dios habla al ser humano.

Fe y acción

Su palabra llena de convicción se haga realidad. PROJUMI tiene en planes crear un quirófano en alianza con la fundación sin fines de lucro Nawaraos, que reúne médicos, odontólogos, bioanalistas y otros profesionales de la salud que atienden gratuitamente a comunidades indígenas y poblaciones de Lara. Esperan financiamiento para hacerlo realidad, como lograron una casa de abrigo universitaria que ayuda con recursos económicos y alojamiento a jóvenes para que alcancen su grado profesional.

Voluntarios de Projumi atienden a personas con necesidades. Foto: Lirio Pérez Petit.

PROJUMI, desde ya, se prepara para conmemorar el nacimiento a la vida eterna, la fecha de fallecimiento del médico de los pobres el 29 de junio con dos misas, una en cada cementerio municipal: el Bella Vista o “viejo” en la calle 42 y el nuevo, en la avenida Florencio Jiménez, para pedir que cese la profanación de tumbas y actos vandálicos en los camposantos.

Antes, la siguiente gran celebración por agregar una aureola al sombrero del trujillano será cuando el administrador apostólico de Barquisimeto, Monseñor Víctor Hugo Basabe, llegue a la ciudad con la reliquia. Las restricciones de circulación por la cuarentena radical, ojalá lo permitan. Un pueblo confiado al resguardo espiritual de la Divina Pastora, la advocación mariana cuya devoción surgió justamente por interceder ante el milagro que puso fin a la epidemia del cólera, lo espera entusiasmado.

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