Venezuela

La odisea de hacer el mercado en cuarentena

Salir de compras se ha convertido en toda una odisea, que pasa por vencer obstáculos físicos pero también intangibles. Algunas medidas evitarán que hagamos de esta salida una tortura

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hacer el mercado en cuarentena

Hace seis semanas, comprar alimentos era salir de casa o de la oficina, ir a uno o varios locales, volver a casa y arreglar la compra. En cuarentena, salir a hacer el mercado es planificar una salida que, además, nos expone al riesgo de contagio en un país donde no existen medidas ni insumos sanitarios efectivos ni suficientes para enfrentar la propagación del coronavirus.

La nueva planificación de la salida para la compra de alimentos es más o menos así: cada vez que sentimos la necesidad o el antojo de algo que no hay en casa o que está por acabarse, iniciamos un análisis profundo para detener y postergar la compra. Soñamos con un delivery en un país sin gasolina. Evaluamos si lo que queremos es necesidad, antojo o vicio. Replanteamos dieta, porciones y cocciones. Buscamos los beneficios de ese alimento para fortalecer el sistema inmunológico. Le encontramos sustitutos igual de nutritivos y menos costosos. Revisamos el aumento de los precios semana a semana y, en esta última revisión, es cuando encontramos el mayor impulso para atrevemos a romper la cuarentena.

De alguna manera, salir de casa nos alegra. Es la oportunidad para cambiar el paisaje de las cuatro paredes. Pero no hay que olvidar que todo fuera de casa está potencialmente contaminado, porque el virus también sale a tomar el sol, lo resiste muy bien y no queremos volver a casa con él.

Antes de salir de casa

Quienes vivimos en Venezuela ya hemos acaparado algo antes de la cuarentena “porque después no hay”. Sabemos con exactitud qué falta en la nevera, en la despensa y hasta en los anaqueles “porque no se consigue en ningún lado”. Priorizamos las necesidades de compra y no estamos demasiado tiempo en un mercado “porque no hay mucho que escoger” o “porque ya me cansé en la cola”. Estas prácticas y mañas hoy son cualidades excepcionales para encarar la primera de todas las misiones: hacer una lista de compra.

Lo más recomendado es elaborarla para una o dos semanas y debería incluir una variedad de alimentos para mantener una dieta balanceada tanto como sea posible.

Para quienes se inician en esta asignación o para quienes tienen que rendir muchísimo más el presupuesto, se les recomienda elaborar el menú de la semana y, a partir de este, elaborar la lista. Es bueno considerar que un mismo alimento puede tener muchas formas de preparación para rendirlo y no aburrirse de comer lo mismo.

Una lista parece innecesario hasta que, al leerla al hacer el mercado, nos demuestra que se ahorra dinero y tiempo de exposición. Si el presupuesto lo permite, puede incluir eso que le hace falta al adulto mayor o al paciente inmunodeprimido que tenemos como vecino.

Los protocolos necesarios

Justo antes de salir, es necesario dejar limpio y despejada un área para la desinfección de los productos que traeremos a casa (entrada, mesón, fregadero).

Al culminar esta faena iniciamos el cumplimiento del bien sabido protocolo de salida: recoger el cabello, vestir pantalones largos, mangas largas y zapatos, lavar las manos, aplicar el gel antibacterial y colocar el tapaboca.

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Llevamos con nosotros el antibacterial y, al menos, dos pares de guantes, pues pueden romperse. No hay que olvidar que los guantes, además de protegernos al tocar el carrito de compras y los productos, son el recordatorio más efectivo del “No tocarse la cara”.

En el mercado

Por estos días, no solo es el lugar donde comprar alimentos, sino también donde se viralizan nervios, mala educación y prejuicios confundiéndolos con prevención y temor. Para evitar este contagio, sí existen vacunas como el respeto, la amabilidad y la solidaridad. Conviene colocárselas para fortalecernos en este y en todo momento.

Una vez dentro, debemos ponernos los guantes y seguir la norma del distanciamiento social. Esto, más que mantener un metro de distancia en la caja registradora, es resistir ante las ganas de asomarnos donde está el bululú “pa´ ver qué llegó” o “agarrar antes de que se acabe”. Hay que enfocarse en la lista de alimentos que hemos preparado y preferir todo aquello que esté empaquetado.

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Durante el recorrido, evitemos tocar para decidir qué comprar, pasear “por si acaso se me está olvidando algo” y revisar el celular.

En el mercado, ser ciudadano es reducir el tiempo de permanencia y comprar solo lo que necesitamos, porque hay alguien afuera esperando para hacer su compra, que podría necesitar lo que tomamos en exceso y que quizás solo tenga para pagar eso. Acortar nuestra estadía en el mercado también es protegernos a nosotros.

Ser pacientes en todo momento evitará que hagamos de la única salida de la semana una tortura. Incluso con un metro de distancia, podemos enteramos de un cliente que está comprando para alguien en necesidad que no conoce, se intercambian ideas para rendir la carne, las chucherías y la gasolina, se echa broma, se ríe, se puede seguir siendo buen venezolano. Al salir, nos quitamos los guantes y los desechamos.

Al volver a casa

De inmediato, seguimos el ya conocido protocolo de llegada, es decir, quitarnos todo lo que nos pusimos en el protocolo de salida procurando aún no tocarnos la cara. Cantando un coro o recitando un poema, lavamos manos y muñecas para llevar los productos al área de desinfección.

Las recomendaciones de limpieza de los productos no son nada extraordinario a lo que quizás algunos ya hacemos antes de la cuarentena: limpiar empaques no porosos (bolsas y envases de plástico, latas, vidrio, aluminio) con agua y jabón, una solución jabonosa, vinagre, cloro, alcohol o toallitas desinfectantes para luego destapar aquellos empaquetados a los cuales queramos cambiarles el contenedor.

Los cartones se desechan de una vez para limpiar el producto que contienen. Bolsas de tela también se lavan de una vez y no hay que olvidar que aquello que se compra para el vecino también debe desinfectarse antes de entregarlo.

Con los productos y las manos limpias nuevamente es que procedemos a ordenarlos en sus lugares y a desinfectar las superficies. Mantener el orden permite visualizar lo que se tiene, consumirlo y hacer la siguiente lista de compra con mayor precisión para volver a salir dentro de unos días.

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