Venezuela

La cuarentena en Táchira se sufre sin luz, agua, gasolina, internet ni gas

Vivir la cuarentena en Táchira no es fácil. Hay que soportar 36 horas seguidas sin electricidad, 2 meses sin agua, casi nada de internet, vehículos sin gasolina y cocinar con leña por falta de gas

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tachira zona cero
Archivo

Táchira vive en completo caos. Así opinan sus pobladores. Este estado fronterizo con Colombia se ha convertido en la zona cero para vivir la cuarentena en Venezuela.

Los tachirenses deben lidiar con el confinamiento obligatorio, igual que todo el país, pero también soportar hasta 36 horas seguidas sin electricidad, a más de dos meses sin agua potable, a cocinar con leña por la falta de gas.

Sobrellevar la cuarentena obligatoria decretada por el Ejecutivo nacional en medio de la pandemia global provocada por Covid-19, no ha sido fácil para los habitantes del estado Táchira. Sin electricidad, agua potable, gas doméstico ni gasolina, los tachirenses viven un confinamiento que cada día se hace más insoportable cumplir.

Al caer la noche, cuando el silencio se une a la oscuridad, el sonido de los grillos desaparece en medio del retumbar de los morteros y las cacerolas en varias zonas del estado.

Es la manera de manifestar el descontento por vivir tan difícil cuarentena en Táchira, con prolongados cortes eléctricos, cuya duración oscila entre 24 y 36 horas. Así ocurre habitualmente en las poblaciones de Ureña, en la frontera,  y Pregonero, en el municipio Uribante.

“Estamos sin luz desde hace ocho horas y sin gas desde hace seis meses. Mi vecino me permite montar, en su cocina de leña, algo para comer. Pero hemos llegado al límite, porque ya no se consigue leña”, comenta a El Estímulo, Iris Hernández, habitante del municipio Junín, frontera con Colombia

La situación del servicio de agua y la electricidad en los municipios fronterizos es aún más grave que en el resto del Táchira, al punto de ser catalogados de “marginados”.

cuarentena en Táchira Apagón afectó a los venezolanos

Hay que tener en cuenta que representa un acto casi sobrehumano vivir sin electricidad ni agua en medio de temperaturas que superan los 37 grados.

“Este gobierno es peor que el coronavirus. Mucha desidia y mala intención de los llamados servidores públicos”, afirma Carmen Colmenares, vecina de San Antonio del Táchira.

Si la clave para evitar contraer Covid-19 es la higiene, ¿cómo lograrlo sin agua en las viviendas?, se pregunta Colmenares, que tiene 45 días sin recibir agua potable en su hogar.

Prohibido estudiar

Las frecuentes fallas eléctricas en Táchira se convierten en un verdadero martirio para trabajadores y estudiantes. Estos últimos llevan la peor parte, sin importar el nivel educativo en que se encuentren.

“Cuando hay luz, no hay internet. Llega la luz y toca esperar horas por internet”, dice Paula Parra, estudiante de cuarto año de bachillerato.

Desvelarse y convertir las noches en días es la solución para lograr cumplir con las actividades pautadas en el tiempo acordado.

“Si no se logra enviar la tarea, pues sencillo, te quedas sin la nota”, agrega Paula.

En las zonas rurales, los cortes de la energía son más frecuentes y prolongados. No hay manera de resolver, ni siquiera tratando de salir de la zona a otro lugar. No están permitidas las movilizaciones. Tampoco hay gasolina, mucho menos gasoil para las plantas eléctricas.

cuarentena en Táchira
Foto: Rosalinda Hernández / Archivo

“No se está aprendiendo nada”, asegura María Patiño, otra estudiante tachirense. “Los profesores intentan explicarnos, hacen el esfuerzo, pero no contamos con los recursos tecnológicos. Las clases online son importantes, pero imposibles porque cuando ni el profesor tienen el servicio”.

En la fronteriza población de San Antonio, como en el resto del estado, la empresa pública Corpoelec, responsable del suministro eléctrico, estableció un cronograma que, supuestamente, rige el horario de las suspensiones eléctricas y el lapso de duración, de acuerdo con la zona. Pero nunca se ha cumplido.

“Es imposible planificar actividades porque pueden suspender el servicio por la mañana, en la tarde o durante todo el día”, afirma Natacha Duque, presidenta de la ONG de derechos humanos Operación Libertad.

De internet, mejor ni hablar en la frontera. Es pésimo o inexistente.

“En esta cuarentena en Táchira, nos toca utilizar empresas colombianas que suministran ese servicio. Mis hijos estudian en Cúcuta, y para poder realizar las tareas que le mandan, se usa una simcard de telefonía móvil colombiana, y con los datos se trabaja”, explica Duque.

La promotora de derechos humanos argumenta que, ante las constantes fallas del servicio de electricidad, no sabe si va a terminar enferma por el contagio con coronavirus o de pensar en la situación tan crítica que se vive.

“Aquí no hay tranquilidad para nada”, agregó.

Ayuda desde España

Johana Chacín grita, se desespera y dice que está a punto de claudicar. “No puedo más”, exclama mientras se toma la cabeza con las manos y llora.

Es madre de un adolescente de 14 años, estudiante de tercer de bachillerato. La suspensión prolongada del servicio eléctrico en el sector San Teresa, parte alta de San Cristóbal, imposibilita el trabajo escolar del adolescente durante la cuarentena en Táchira.

“Me ha tocado pedirle ayuda a mi hija que está en España para que apoye en la investigación de las tareas. Mi otra hija vive en Acarigua. Ella también nos ayuda, pero le quitan la electricidad. No tanto como aquí en San Cristóbal, pero se la quitan”.

El servicio de internet ABA, que proporciona la empresa estatal Cantv, poco funciona en Táchira, por lo que se apela a otras empresas de servicio satelital que cobran 25 dólares al mes. Pero al interrumpirse el servicio eléctrico, también dejan de operar.

“Si no es por mi hija que está en España, el niño solo alcanzaría a entregar 50% de las tareas asignadas. Tampoco han dado prórrogas y se debe ser puntual con las fechas de entrega”, dice Chacín.

De dos exámenes de informática online que debía presentar Erwin, estudiante de segundo año, uno lo reprobó porque no había electricidad en casa a la hora pautada para la prueba.

Para rendir el segundo examen, fue necesario cumplir “todo un proceso”, porque la asignación era cronometrada y la baja velocidad con que funciona el internet oficial no ayuda”, señala el estudiante.

“De seis ejercicios, apenas logre resolver cuatro. La primera vez que hice la prueba se cayó internet y no se hizo nada. En la segunda oportunidad pudo resolver algunos ejercicios”.

Protestas virtuales

Más de 63 ONG, agrupadas en la Coalición Anticorrupción en la región fronteriza con Colombia, protestaron este viernes 24 de abril a través de las redes sociales por el deterioro que han provocado en la calidad de vida del pueblo tachirense las constantes fallas eléctricas.

Mediante carta abierta dirigida al ministro para la Energía Eléctrica, al presidente de la Corporación Eléctrica Nacional y al defensor del pueblo, apelando a la Constitución y las leyes, exigieron una respuesta ante la pésima calidad del servicio en la entidad.

Por su parte, la gobernadora del Táchira, Laidy Gómez, a través de su cuenta en la red social Twitter, formalizó la invitación al ministro de Energía Eléctrica, Freddy Brito, para que se mude a la región “a pasar la cuarenta en completa oscuridad”.

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Foto: Rosalinda Hernández

Los tachirenses contactados por este medio manifestaron, con impotencia, sus intenciones de rechazar públicamente los constantes cortes eléctricos a los que son sometidos, pero el temor a represalias los limita.

“Las ganas y los motivos para salir a protestar sobran. Pero el terror de ir presos detiene. Ni siquiera en redes sociales se puede manifestar, porque van presos. Ya han amenazado desde cuentas que, sabemos, maneja la gente del Gobierno”, señala un habitante de San Cristóbal que pidió mantenerse en el anonimato.

Transcurre un día más de cuarentena en Táchira y, con él, prosiguen la inestabilidad y la intermitencia de los servicios públicos. “Es el estado más golpeado de todos”, expresan sus habitantes, quienes lamentan estar perdiendo un tiempo valioso e irrecuperable en una región que ha sido referente de productividad en el país.

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