Opinión

La alegría de Trujillanos: alegría del FUTVE

La nueva directiva del equipo ha llamado a dos tipos futboleros, con suficiente lomo en Venezuela, para hacerse cargo de esta empresa: Lenín Bastidas y Rubén Socorro son la cara visible de las ganas que se tienen por enderezar el rumbo. ¿Será suficiente? La afición también tiene que acompañarlos

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“Quiero saludar a toda la familia futbolera del estado Trujillo. A esa gente que ha sido golpeada en el alma con los últimos acontecimientos relacionados al equipo de sus amores”.

Así comenzó su intervención ante los medios el nuevo propietario de Trujillanos, Hugo López, una especie de mesías que ha hecho malabares para mantener a flote a un enfermo terminal como el equipo aurimarrón. Recuerda primero cuánto ha sufrido la gente que ama al equipo, a esos quienes tanta desgracia motivada a años de gerencia caduca que generaron un tsunami de despropósitos e hipotecaron la historia de uno de los cuadros con más arraigo en el país.

No sé que vaya a pasar en un futuro inmediato con Trujillanos, si Hugo López es un mesías, si vino a salvar al aurimarrón. En un fútbol tan volátil como el nuestro, dominado hoy por mecenas que financian presupuestos a partir de su pecunio, es muy arriesgado decir que todo está arreglado y Trujillanos tiene todo listo para seguir adelante, volver a Primera, llenar el José Alberto Pérez y regalarnos noches inolvidables en Libertadores, escoltados por esa famosa frase dibujada al frente de la popular: “El Cementerio de los Grandes”.

Creí que nadie sería capaz de asumir una carga tan pesada como lo que significa el patrimonio de Trujillanos: una deuda descomunal que espantaba a quienes se asomaban a invertir en el equipo. Algún intento demagogo hubo, pomposo y mediático, de hacerse cargo de la institución pero que quería hacerse el loco de toda la acreencia que existía. Cual novia abandonada, fue dejada desnuda con sus desgracias.

Comenzar por lo más difícil es la mejor demostración de que se quieren hacer las cosas como se deben. La nueva directiva ha llamado a dos tipos futboleros, con suficiente lomo en Venezuela, para hacerse cargo de esta empresa: Lenín Bastidas y Rubén Socorro son la cara visible de las ganas que se tienen por enderezar el rumbo.

Sin embargo, quiero afincarme en algo: no todo depende ahora de los directivos, sus decisiones y sus bolsillos. Es hora que la afición de Valera responda con lo que tiene que aportar. Acercarse al estadio será una obligación y con paciencia, apoyar siempre. Ese aliento, que también pasa por la taquilla, es la inyección moral que requiere la plantilla. Sentirse arropados multiplicará esfuerzos. Es prácticamente una obligación que ante tantos miedos y lamentos por su inminente desaparición, el público ahora vaya a apoyar a quien fue rescatado de un fallecimiento inminente.

Paciencia. Será clave para todos, plantel, cuerpo técnico, directiva y afición. Lo que acaba de vivir Trujillanos ha sido, quizá, la más grande de las vergüenzas futbolísticas de la historia de nuestro campeonato rentado. Por eso no espere que de la noche a la mañana a Trujillanos haya que obligarlo a ser competitivo y regresar de inmediato a Primera, que es donde debe estar, porque las llagas de una grave enfermedad aún siguen abiertas.

Me alegra que se le haya sacado el respirador artificial a Trujillanos, pero hay que reconstruir todo y eso llevará tiempo. Bravo por quienes lo asumieron, los admiro, pero ahora, paciencia. Mucha paciencia.

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