Al beato José Gregorio Hernández se le venera desde hace varias generaciones, en pueblos y ciudades de toda Venezuela. Se le pide, sobre todo, que cure enfermedades difíciles. Como médico fue ejemplarmente humanitario y también un connotado científico, fundador de la Academia Nacional. El legado de bondad precede su nombre. El cardenal Baltazar Porras invitó a una vigilia en acción de gracias y anunció que probablemente en octubre sean exhumados sus restos para continuar hacia la santificación
La devoción por José Gregorio ha permeado en los venezolanos desde hace varias generaciones. Le rezan, sobre todo, para pedirle que cure enfermedades difíciles y que acompañe a un paciente que entra al quirófano.
Al nuevo beato venezolano, se le venera en Caracas en la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, en el Centro de Caracas, donde está su tumba. Y su casa natal, en Isnotú, es un santuario religioso donde algunos van a pedir y otros a agradecer favores.
José Gregorio era el mayor de seis hermanos. Nació en Isnotú, en el estado Trujillo, en Los Andes venezolanos el 26 de octubre de 1864.
Desde muy joven sintió vocación religiosa y también la necesidad de ayudar a los demás. Por eso estudió Medicina en Caracas y luego se especializó en varias ciudades como París, Madrid, Nueva York y Berlín.
De fuerte vocación religiosa intentó dos veces ser monje. Pero en ambas ocasiones tuvo que desistir por enfermedad. Entendió como un mensaje divino que debía ser laico y se incorporó como Terciario Franciscano de modo que, como san Francisco de Asís, reconocía a Jesús en el rostro de cada enfermo.
Como médico, atendía con preferencia a los pobres. No les cobraba, por el contrario, muchas veces les daba dinero. También les compraba las medicinas. Durante la fiebre española de 1918 se destacó por su trabajo heroico y sin miedo. No parece casual que su beatificación, una causa que inició la iglesia católica en 1949, se haya logrado en plena pandemia por coronavirus.
Fue precisamente en 1919 cuando iba a la farmacia a comprar medicinas para una enferma, en La Pastora, cuando lo atropelló uno de los pocos carros que circulaban en Caracas en aquellos días. José Gregorio pasó a ser el primer muerto por accidente automotor del país.
En esa esquina se le recuerda y se le venera. Constantemente van a rezar al lugar personas de todas las edades.
A nivel científico también dejó un gran legado para la medicina venezolana. En su papel como docente de la Universidad Central de Venezuela, la principal casa de estudios del país, fue fundador de la cátedra de Bacteriología y uno de los pioneros en el uso del microscopio. Fue miembro fundador de la Academia de Medicina y como tal su retrato engalana la pared.
Fervor donde sea
Venerable, médico de los pobres, José Gregorio, doctor José Gregorio Hernández. Cualquiera de estos nombres refieren a este hombre bueno que en el corazón de muchos venezolanos es santo hace rato.
El fervor se nota en muchos sitios. José Gregorio suena en barrios y urbanizaciones, en pueblos y ciudades, en toda Venezuela. Es una devoción espontánea. El transporte público es uno de los grandes aliados de la difusión de esta veneración.
En la iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria están sus restos y también son muy visitados.
Exhumación de las reliquias
Como parte del proceso de beatificación a santificación se prevé la exhumación de los restos que, según anunció el cardenal venezolano Baltazar Porras se prevé que será durante la segunda quincena de octubre. Pequeños fragmentos de las reliquias se distribuirán entre varias iglesias de todo el país.
El cardenal Porras invitó a las familias a hacer vigilia, con una bandera de Venezuela, en sus hogares hasta el sábado 20 de junio a las 8 de la noche, cuando repicarán las campanas de las iglesias de todo el país. Mañana a las 10 am se transmitirá una misa de acción de gracias.
Le recordó a los políticos que se están ufanando de haber logrado la beatificación que no lo hagan. «El nombre de José Gregorio solo debe usarse para el bien. Con Dios no se juega y con los santos tampoco se juega. Con la fe de la gente no se juega·. Y finalizó su alocución aprovechando para «denunciar la emergencia humanitaria venezolana».
Nota: Este trabajo fotográfico fue realizado durante seis años por el reportero gráfico Daniel Hernández, de El Estímulo.
Carlos Ortiz Bruzual compiló algunos de los papeles del doctor Hernández y los publicó bajo el sello editorial Dahbar en el libro “Santa palabra. José Gregorio Hernández por sí mismo”, que innova con otro perfil del médico santo. En esta nota recogemos y comentamos algunos de los documentos compilados
En Isnotú, un pueblo del estado Trujillo, en los Andes venezolanos, el fervor de los fieles se desbordó desde la mañana del 30 de abril, cuando comenzó el repique de las campanas de todas las iglesias. La serena celebración andina se prolongó durante el fin de semana por la beatificación de José Gregorio Hernández. Por Andrea Valladares, para El Estímulo.
La Gran Caravana Fe y Esperanza cubrió 14 kilómetros de Barquisimeto, luego de una misa en la parroquia El Salvador. La primera parada obligada fue el Hogar de Niños Impedidos Don Orione, una casa que alberga a jóvenes con discapacidad y que ofrecieron un baile de tamunangue.