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Jesús Valenzuela: cuando un árbitro puede llenarte de orgullo

El venezolano pitó recientemente en la polémica semifinal de Copa América entre Colombia y Argentina. En la actualidad se encuentra en Tokio como parte de los tres jueces principales de la zona Conmebol que sirven en el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos

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El debate sobre el crecimiento del fútbol venezolano tiene argumentos válidos tanto para el que lo niega como para el que lo asegura. Partiendo de que nadie es dueño de la verdad y que para debatir se debe sustentar lo que se asevera, yo me permito sacar un papel y exponer el caso de un individuo que está siendo motivo de orgullo para los venezolanos en los últimos días.

Se trata del árbitro internacional Jesús Valenzuela, quien pitara recientemente la polémica semifinal de Copa América entre Colombia y Argentina y que en la actualidad se encuentra en Tokio como parte de los tres jueces principales de la zona Conmebol que sirven en el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos.

Los logros y el crecimiento de Valenzuela, quien cada vez está siendo considerado para partidos importantes de la Conmebol (dirigió la última final de Copa Sudamericana entre Lanús y Defensa y Justicia, Argentina –Chile de eliminatorias mundialistas, Boca Juniors–Santos de Libertadores 2021), son evidentes y en todas sus actuaciones ha manejado los partidos sin ningún problema, más allá de toda la condena que pretendieron darle sectores de la prensa colombiana tras el choque de Copa América reciente ante Argentina.

Sobre ésta destrucción subjetiva, apareció la Iffhs (Federación Internacional de Estadística e Historia del Fútbol), quizá una de las entidades más respetadas en el mundo para calificar lo que tenga que ver con el fútbol, para determinar que Valenzuela fue el mejor juez de la pasada edición de la Copa América celebrada en Brasil.  Un golpe al hígado para sus detractores.

Lo que quizá no sabemos por números o calificaciones, es que Jesús Valenzuela está considerado a nivel del arbitraje suramericano como el de más proyección de todos los que hoy ostentan una escarapela FIFA en este lado del mundo. Con 37 años y condiciones físicas envidiables, su personalidad seria y cordial, le ha dado la posibilidad de, poco a poco, ganar espacios importantes en el escenario del arbitraje internacional.

Además, está considerado junto con el uruguayo Andrés Cunha y el argentino Mauro Vigliano, como los tres árbitros mejor preparados en el manejo del sistema VAR en Suramérica, que tanta polémica ha generado los últimos días casualmente en partidos donde no están presentes ninguno de los tres.

Pero también quiero que sepan quién es Jesús, la persona, no el árbitro. Porque es muy difícil poder ahondar con los árbitros en algo más allá que no sea su trabajo, dado que están muy limitados a conversar con la prensa. Para ser bueno en tu trabajo, dicen, también tienes que ser una gran persona. Y Valenzuela lo es.

Jesús Noel Valenzuela Sáenz, nació el 24 de noviembre de 1983 (37 años) y es licenciado en Administración de empresas en la Unesr de Araure. Está casado desde hace nueve años y tiene dos hijas. Es de y vive en Acarigua, estado Portuguesa. Hoy día tiene un negocio familiar con su papá, aunque los compromisos arbitrales han hecho que no atienda lo suficiente esa empresa. Sus amigos más cercanos lo conocen por su segundo nombre más que por el primero. Cuando uno va al Centro Luso de Acarigua, del cual él es el Director de Deportes, nadie le dice Jesús. Todos lo llaman Noel.

Jugó fútbol a nivel universitario y en torneos locales de su ciudad. Es un apasionado de este deporte, pero siempre le interesó más conocer al detalle las reglas del juego.

Luis Solórzano, ex árbitro internacional venezolano, avivó su curiosidad y lo invitó a acercarse a la academia de arbitraje. Su estatura (1 metro 84 centímetros) y el hecho que era un estudiante universitario eran algunos “requisitos” que le hacían destacar por encima del resto para calificar como árbitro.

El destino quería que fuera árbitro porque el gerente de la oficina en la que él comenzó a ejercer su profesión de administrador en Acarigua, era un ex árbitro asistente internacional: Robinson Aldana. Lo invitó a la academia de arbitraje en el Estadio General José Antonio Páez y desde enero de 2007 se hizo juez principal de fútbol.

Es internacional desde 2015 y su sueño es llegar a dirigir en un mundial de fútbol. Sabe que es un camino muy difícil porque ejerce en Conmebol, una confederación donde hay mucha tradición futbolística y no precisamente por Venezuela. Que los resultados de la selección absoluta y sus logros no acompañen el gran desempeño arbitral de Valenzuela puede ser un hándicap para que concrete su sueño mundialista, pero las recientes designaciones internacionales y continentales que lo toman en cuenta, parecen ser evidencia suficiente que el sueño mundialista de Catar 2022 para él no es tan inalcanzable.

Hoy día es un multiplicador de conocimientos para sus colegas en el país. Está ganado a fortalecer el gremio en el país que tanta necesidad de preparación y atención requiere. Sus luchas silenciosas requieren de apoyo institucional y él, desinteresadamente, colabora con los que puede. Está reforzando el manejo del inglés porque ya sabe que es vital para llegar a lo más alto.

Ya pasan más de dos meses que no pisa su casa, que no ve a su hermosa familia. Los compromisos internacionales lo tienen alejado de su tierra, de su fútbol. Él, los suyos y todos sabemos que para llegar el éxito, hay que hacer ese tipo de sacrificios.

Muchos coincidimos en que Yangel Herrera tiene todo el perfil para ser el primer futbolista venezolano en asentarse en la élite. Los mismos creemos que Jesús Valenzuela será el árbitro más top que haya tenido nuestro país en el fútbol. Creemos no, estamos convencidos.

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