Venezuela

Hasta ocho años tienen algunos sectores de Caracas sin el suministro de agua

El problema de distribución de agua en la capital no es nuevo. Lo que inició como un racionamiento por “razones climáticas” se convirtió en una normalidad de años en la que los venezolanos deben correr, literalmente, para bañarse, lavar y limpiar sus hogares. Todo en menos de una hora como si se tratara de un reto.

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Fotografía: Daniel Hernández

Pero el apagón del 7 de marzo incrementó una situación ya crítica.

En el área metropolitana, de 400 cuadrillas de Hidrocapital que existían, hoy solo funcionan 40.

Jesus Armas, ex concejal del municipio Libertador, considera que los trabajadores de esta empresa estatal hacen maromas abriendo unas válvulas y cerrando otras para que pueda llegar algo de agua a algunos sectores. Evidentemente no en todos.

Pedro Méndez, dirigente político de Primero Justicia en el municipio Sucre, señaló que hay barrios de Petare que tienen hasta ocho años sin agua, como en el sector La Lira. Mientras, en otros como Las Margaritas arriban a dos años, y en Caucagüita, seis meses.

Unos que se consideran afortunados en medio de la crisis tienen un mes sin el líquido, como los habitantes del barrio La Unión, o 50 días como la urbanización Los Chorros, a la que este martes llegó el agua, pero se rompió un tubo y la suerte llegó hasta ahí.

“No hay manera de medir cuánta agua se consume en la capital”, dijo Méndez, quien recordó que la falta de vehículos y repuestos contribuyen al casi inexistente servicio.

Tanto Méndez como Armas insistieron en la necesidad de culminar los trabajos de construcción de Tuy 4. Pero todo eso, dicen, pasa necesariamente por un hecho político: que cese la usurpación.

Venezuela es el país número catorce con recursos hídricos, llegando a distribuir hasta 400 litros de agua por habitante cuando la ONU establece que lo ideal es de 50 a 100 litros. Eso fue hace mucho tiempo ya.

“La empresa hoy no es sustentable. Se necesitan, al menos, 300 millones dólares para arrancar a distribuir lo mínimo a cada sector.

Necesitamos además, volver a un sistema tarifario y con subsidios directos o mixtos. Eso se está trabajando en el Plan País. Hoy, Hidrocapital es una empresa quebrada”, sentenció Armas. Una empresa que tardaría, según estiman, entre 2 a 5 años para volverla a hacer eficiente.

No solo es la escasez de agua, también hay otro componente. La mala calidad y los botes en muchas zonas como Chacao, municipio en el qué hay zonas que arriban hasta cuatro semanas sin recibir agua.

Las denuncias de cómo llega el agua tampoco son nuevas. En Valencia se cuentan en cientos las denuncias, con imágenes incluidas, de un agua que sale de marrón a negra por las tuberías.

Ante eso, Gabriel Santana, dirigente político de Chacao, recomienda hervir el agua, utilizar filtros, incluso hechos de forma casera y utilizar cloro que indique en la etiqueta el componente “Hipocloruro sódico al 5%”.

Aplauden iniciativas como la de la Universidad Simón Bolívar que junto a la alcaldía de Baruta, están distribuyendo pastillas de cloro para potabilizar el agua.

En zonas del municipio Libertador, bastión oficialista por cierto, sectores como El Junquito y Altos de Lídice cumplen un año sin agua.

En ese municipio es donde se ha visto a más personas buscando agua en lugares no aptos. Desde El Guaire (versión negada por el gobierno de Nicolás Maduro) hasta alcantarillas como en Roca Tarpeya, La Vega y el Cementerio del Sur, según la coalición Monitor Ciudad.

El Estímulo fue testigo de cómo habitantes del sector Juan Pablo II sacaban agua de una toma ubicada en el cuarto de basura de un edificio.

Al colapso estructural se le suma el hecho político. Armas denunció que en Hidrocapital, en su sede en Coche, las cisternas ingresaban obligadas por la Guardia Nacional para llevar agua a instituciones públicas. También manejan denuncias de conductores de estos vehículos que fueron obligados a distribuir agua únicamente a sectores identificados con el oficialismo.

Como en toda crisis, la especulación también está a la orden del día. Muchos servicios de cisterna estaban cobrando desde 100 hasta 150 dólares. Un monto impagable para la mayoría de los venezolanos.

Lo dirigentes políticos llaman la atención por la emergencia que se puede generar si los problemas eléctricos continúan y la afectación que puede conllevar en los sistemas de distribución de agua.

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