Opinión

Guaidó y las sanciones

Decir, como lo ha dicho Guaidó, de que las sanciones se pueden flexibilizar incluso antes de que haya un acuerdo entre gobierno y oposición, es lo correcto. Lamentablemente, se está diciendo cuando ya no tiene efecto

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En enero de 2022 se cumplieron tres años de dos hechos, que, si bien reflejaron en enero de 2019 una posibilidad de cambio democrático en Venezuela, con el paso del tiempo lucen ahora agotados. Hablamos de la “presidencia interina” de Juan Guaidó y de las sanciones de Estados Unidos, que pesan sobre las operaciones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

En días pasados se cumplieron tres años de ambas cosas. Enero de 2019: apenas Guaidó se proclamó como mandatario interino, cuando ocupaba la presidencia del Parlamento y éste era el único poder legítimo según un gran número de países occidentales, vinieron dos decisiones de Washington. Por un lado, el gobierno de Donald Trump le dio un reconocimiento inmediato a Guaidó y acto seguido se dictaron sanciones para afectar las operaciones financieras y comerciales de Pdvsa.

Fue, sin duda, una jugada arriesgada de quien ocupaba entonces la Casa Blanca. Se ejercía la política llamada de “presión máxima” para provocar un quiebre en el régimen y que esto abriera paso a una transición democrática. Tal cosa no ocurrió y es un asunto de realismo político aceptarlo. Ya incluso Trump no está en el poder en Estados Unidos, pero Nicolás Maduro sigue teniendo el poder en Venezuela.

Afectar las operaciones petroleras de un país que históricamente dependió del petróleo (aunque eso ha cambiado ahora), como parte de una estrategia política, es una decisión delicada y contraproducente. Lo fue hace dos décadas cuando se llevó adelante el denominado “paro petrolero”, y lo ha sido en los últimos años con las sanciones estadounidenses contra la industria petrolera venezolana.

Acorralar a Pdvsa, para cortarle la chequera al chavismo y que esto provocara un quiebre en el régimen, posiblemente se veían bien el papel. Sin embargo, al no lograr su objetivo apenas se aplicó, ha perdido francamente efectividad como estrategia.

El régimen se reinventó

El chavismo aprendió a convivir con las sanciones. Usando el lenguaje que se aplica a cambios personales, podríamos decir que el régimen de Maduro se reinventó para dejar de depender de los ingresos petroleros, eso significó que trasladó a la población los costos de las sanciones (por ejemplo la falta de gasolina), encontró otras fuentes para el enriquecimiento corrupto de la élite gobernante (minería a gran escala y tráfico de drogas entre otras opciones) y siguió teniendo control de las finanzas públicas y sobre todo no perdió el apoyo militar lo cual le garantiza contar con el aparato represivo.

La medida de la administración Trump contra Pdvsa fue y ha sido la excepción, ya que casi la totalidad de sanciones de EEUU, Canadá y la Unión Europea han estado dirigidas contra personeros del chavismo, señalados bien sea de corrupción o de violaciones a los derechos humanos.

Apuntar a las chequeras personales de la élite gobernante, congelar sus cuentas, dejarle sin visas, procesarlos a ellos o a sus testaferros ante la justicia de otros países, todo esto sí debe mantenerse en el tiempo, dado de que en Venezuela al estar captado el sistema judicial por el chavismo no hay manera de que se haga justicia con quienes actuaron para desfalcar al país o quienes son responsables de los casos de torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones y asesinatos políticos.

En enero de este 2022, un Guaidó que tiene un reconocimiento disminuido en la comunidad internacional, tras la recuperación del chavismo de la Asamblea Nacional, dio un giro en lo que había su posición pública.

Hace tres años, cuando se hizo aquella “presión máxima” y cuando el chavismo recibió el golpe inicial de las sanciones, se debió plantear lo que se viene a decir ahora. Decir, como lo ha dicho Guaidó, de que las sanciones se pueden flexibilizar incluso antes de que haya un acuerdo entre gobierno y oposición, es lo correcto. Lamentablemente, se está diciendo cuando ya no tiene efecto.

Hace tres años se entendieron a las sanciones como un fin en sí mismo y no como un medio para lograr otra cosa. Ahora si se ven a las sanciones como el medio (el garrote y la zanahoria) para lograr que el chavismo se siente a negociar, pero esto luce a destiempo. No creo que en este momento levantar las sanciones sea un incentivo para que el chavismo entre por el redil.

Maduro y otros altos voceros desde Caracas han planteado que sólo volverán a las conversaciones en México si se concreta la liberación del empresario Alex Saab, quien tras un largo proceso en Cabo Verde finalmente fue extraditado a Estados Unidos. Sobre Saab pesan diversas acusaciones en Ecuador, Venezuela, Colombia y Estados Unidos por presuntamente lavar dinero proveniente de la corrupción chavista.

No hay ninguna posibilidad de que el gobierno de Joe Biden intervenga ante un proceso que lleva el sistema judicial. El chavismo hace una exigencia imposible de cumplir para evitar sentarse a negociar sin dar un portazo del todo. Esa es mi hipótesis.

Comparto la posición de Francisco Rodríguez: “Es hora de que las sanciones petroleras contra Venezuela lleguen a su fin. Lejos de perjudicar a Maduro, no han hecho más que dañar a nuestra economía”.

Toda esta discusión, por otro lado, tiene lugar en un momento en el que por la vía de los hechos Venezuela con apoyo de Irán y la tácita aceptación de Estados Unidos, ha logrado recuperar paulatinamente su producción petrolera, desde fines de 2021.

Un reporte independiente de la agencia Reuters, difundido este 31 de enero, señala que en el primer mes de este 2022 la producción promedio de gasolina estuvo en torno a los 160 mil barriles diarios, una cifra que parece suficiente para satisfacer la demanda interna.

La producción de gasolina, en enero, representa un aumento de casi 100 por ciento en comparación con los 82 mil barriles diarios que se produjeron en diciembre de 2021. Obviamente Pdvsa no se arregló, pero sí parece haber pasado lo peor de la crisis y esto, debe decirse, se logró pese a las sanciones.

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