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Formación del futbolista venezolano: ¿Masificación o competitividad?

1. Yo soy jugador de fútbol. No he dejado de serlo, más allá que la continuidad no sea la misma de aquellos tiempos en los que en cada salida de clases tomábamos una pelota y solo la oscuridad nos negaba poder seguir jugando fútbol en el colegio de El Paraíso.

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FOTOGRAFÍA: ZULIA FC

2. Siempre lo ha recalcado José Hernández, hoy día seleccionador nacional Sub 17 e instructor FIFA: no se forman los jugadores de fútbol, se forman a los futbolistas. Hay una diferencia enorme entre uno y otro porque el futbolista es aquel que se prepara para ser profesional y requiere una atención distinta en su preparación.
3. Revisaba en estos días los resultados de la última jornada de la fase de grupos de la Serie Oro (competición federada que reúne a las categorías Sub 20, Sub 18, Sub 16 y Sub 14 de 66 organizaciones o clubes de fútbol a lo ancho del país), y me encontré con estos resultados: Talentos Portuguesa 0-22 Araure FC; Metropolitanos 8-0 Pacairigua; Yaracuy 0-12 Secasports; Ciudad Vinotinto 10-0 Cachamay.
En otros casos, varios partidos suspendidos debido al retiro de varias entidades, hecho que denota lo difícil que es mantenerse en una competencia de carácter nacional, que contempla también una llamada Serie Plata en la que forman parte otra gran cantidad de equipos, con supuesto menor nivel competitivo.
4. Los equipos profesionales están entendiendo la necesidad (y posibilidad) de atender sus categorías formativas. Las experiencias de Caracas FC antes y ahora Zamora, como entidades vendedoras de futbolistas jóvenes, han revelado la factibilidad que tienen los equipos de encontrar sostenibilidad a sus empresas. Ya no solamente es una exigencia federativa que se debe cumplir, como muchos clubes aún observan a las menores. Ahora es una posibilidad real de negocio.
Visto todo esto, podemos apreciar que con el sistema de competencia de la Serie Oro y Plata, existe la clara intención de la FVF de masificar la actividad en todo el país, una de las premisas que debe cumplir como entidad que rige el balompié en Venezuela, pero preocupa que ante ese objetivo se sacrifique la competitividad, que es un elemento esencial en la formación de futbolistas.
La competencia, esa exigencia necesaria para crecer, es el elemento en el que se debe hacer énfasis para incrementar los niveles de desempeño y se diferencia de la simple actividad recreativa, que es la que realiza cualquier muchacho que practique el deporte. Son dos metas que debe cumplir la Federación, pero muy distintas una de la otra.
Ahora bien, la competencia no es solo competir, como reitera siempre José Hernández. La competencia lleva implícito el ser competentes y ahí entra en juego las capacidades, no solo de los futbolistas, sino también las de quiénes están encargados de formar, de las herramientas de la que disponen los formadores, de las instalaciones, de las organizaciones.

Es innegable el progreso alcanzado por el futbolista venezolano joven. Las clasificaciones a mundiales de categorías formativas como selección y el aumento de la presencia de ellos en clubes y ligas importantes en el mundo revelan que el trabajo formativo en el país ha mejorado.
La preparación individual de los entrenadores, la aplicación de la norma del juvenil en la Primera División y la intención del mismo futbolista en entender la profesionalización para crecer, son elementos que han elevado el nivel del balompié juvenil en Venezuela. Sin embargo, hay detalles en esa competitividad que se pueden mejorar para que el roce del futbolista sea de mayor exigencia.
De ahí que sea necesario que se efectúe una verdadera reestructuración del formato de competencias de las categorías menores en el fútbol organizado. La excelencia siempre conlleva la necesidad de establecer diferencias entre los que realmente están calificados para la élite, para aquellos futbolistas de un nivel elevado con respecto del resto. No es un elemento discriminatorio porque si entendemos el fútbol como un deporte de alta competencia, ésta siempre requiere establecer diferencias entre los mejores y los demás.
La masificación se puede mantener, pero es fundamental que exista una competencia que reúna a los mejores del país por categoría. Una liga que concentre a los formadores y profesionales técnicos más calificados en condiciones realmente aptas para el nivel de exigencia de los mejores futbolistas jóvenes del país. Un sistema que ofrezca desde su selectividad todas las herramientas para formarlos.

Árbitros realmente preparados. Organización adecuada. Mientras mayores sean los niveles de oposición, la exigencia será mayor y mejor el rendimiento.
La mejor noticia es que esto no lo planteo yo. Hay un grupo profesional que está insistiendo ante la FVF para que sean revisados los formatos de competencia y que se adelante una reestructuración del fútbol menor federado.
Talento hay de sobra, tanto de futbolistas como de técnicos, la cuestión es darle la atención necesaria con un plan de trabajo que establezca objetivos, plazos y acciones. Ahí estará el real crecimiento del fútbol de formación en el país. Así, los logros no serán hazañas aisladas.]]>

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