Por todo el camposanto, el panorama es el mismo: cráneos y otros huesos tirados por todas partes, lápidas levantadas, estatuas destruidas, mauselos derribados. El más antiguo cementerio de Caracas es protagonista de su propia historia de ultratumba
En octubre de 2013 y gracias a las oportunas gestiones de la Comunidad de Usuarios y Amigos del Cementerio General del Sur, pude recorrer los espacios del parque monumental y fotografiar su considerable patrimonio histórico, antes que sufriera la arremetida del hampa y el vandalismo que durante el último lustro redujo a escombros buena parte de su valiosa colección de esculturas y grupos escultóricos, famosos durante décadas por representar la visión de la muerte de una manera estética
El Cementerio General del Sur es el camposanto más importante de Caracas, la malograda capital de Venezuela. Ocupa unas 246 hectáreas en la parroquia Santa Rosalía del municipio Libertador. Fue fundado en 1876, por el entonces presidente Antonio Guzmán Blanco y en estos 141 años de su funcionamiento, no se sabe a ciencia cierta cuántas personas han sido sepultadas en sus instalaciones. Este terreno dispuesto para las inhumaciones, colinda con la avenida principal de El Cementerio, así como con las urbanizaciones Los Castaños, Los Carmenes y con los barrios Primero de Mayo, Las Quintas, Los Alpes y El León, considerados zonas rojas por su alto índice delictivo.
Más de seis millones de personas viven en el área metropolitana de Caracas, pero apenas unos 300 mil tienen asegurado el lugar donde serán sepultados. Los camposantos lidian con la demanda diaria, poco margen de ampliación y un número de muertes violentas que tumban cualquier proyección poblacional. No es serio este cementerio
Son harto conocidas la decadencia y ruina del Cementerio General de Sur, que por su acervo histórico y artístico se granjeó el título de Monumento Histórico Nacional. Pese a las pésimas condicionas urbanas y de salubridad, más de una familia vive, literal, entre los muertos. Sin casas y sin auxilio del Estado, hombres y mujeres han hecho de las lápidas y los restos de mausoleos sus techos y camas
Las tumbas de los ex presidentes venezolanos, el general Isaías Medina Angarita (1897-1953) y de Don Rómulo Gallegos Freire (1884-1969) -así como de la esposa de éste último, Doña Teotiste Arocha de Gallegos (1888-1950)- ubicadas todas en el caraqueño Cementerio General del Sur, fueron violentadas este 15 de junio, en lo que parece ser un posible acto de profanación con características religiosas.
"Siempre fue una tumba respetada y hasta venerada por la gente. Quien pasaba por ahí siempre se encontraba con flores, telas y gente que se paraba a verlo como señal de respeto hacia él", afirmó su hijo Isaías Medina Felizola.
El camposanto inaugurado en 1876 por Antonio Guzmán Blanco muestra su peor cara a los ciudadanos que lo visitan. Muchas de las personas que lo han visitado han denunciado hechos delictivos en el lugar, tumbas profanadas, urnas oxidadas y toneladas de basura en los alrededores del cementerio.
Los cráneos y dientes de oro de los cadáveres, las losas y hasta los terrenos han caído en la vorágine de robos diarios en el Cementerio del Sur, una muestra de los extremos a los que llega la delincuencia desatada en esta Venezuela del siglo XXI. Los deudos reclaman, pero no son atendidos.
Como si el llanto no fuera suficiente, lo mismo que la puñalada trapera de la delincuencia, enterrar un muerto, pompas incluidas, es un drama añadido. Hasta romper alcancías, endeudarse es parte de este ritual del adiós
Cientos de integrantes de los llamados colectivos chavistas asistieron hoy a los entierros de las cinco personas que murieron a manos de funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalística (Cicpc) el pasado martes que, según los cuerpos de seguridad, pertenecían a una banda de delincuentes, lo que ha sido negado por familiares y amigos.