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En Venezuela "no tenemos atención preferencial para discapacitados"

Vivir en Venezuela más allá de las múltiples odiseas que presenta el diario vivir, la inflación y el mal estado de los servicios públicos las personas que padecen algún tipo de discapacidad deben lidiar sin ningún tipo de mecanismos que faciliten su diario vivir

discapacitado
Ronny Oliveros |Cortesía
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En Venezuela no es sencillo estar discapacitado. A pesar de que el país cuenta con leyes que protegen a las personas discapacitadas, muchos de ellos sienten que sus derechos ciudadanos son vulnerados.

Sin embargo, continúan luchando desde organizaciones y fundaciones. Quieren ser tomados en cuenta más allá de que solo en un día conmemorativo para la discapacidad.

Discapacidad no reconocida

José Osorio fue diagnosticado a los 28 años con un tumor en la región cervical y dorsal que fue menguando su capacidad motriz. Era estudiante del cuarto año de matemáticas en la Universidad de los Andes, carrera que tuvo que abandonar.

Luego de una intervención quirúrgica y posterior terapia quedo imposibilitado para caminar y tuvo que adaptarse a una silla de ruedas que lo lleva a todas partes.

La situación no ha sido impedimento para continuar desarrollándose en los diferentes cargos que ha ejercido, incluyendo en el área bancaria. También continuó sus estudios y se graduó de Técnico Superior Universitario en Administración, en el IUTI, el único Instituto de San Cristóbal con accesos para las personas con la discapacidad que padece el representante de (Fundaperlimo).

Osorio es el representante de la Asociación de Personas con Discapacidad del Táchira Fundaperlino, desde este organismo denuncia las violaciones de los derechos de los discapacitados en el estado Táchira.

Actualmente, se desempeña como trabajador de la alcaldía de San Cristóbal. Antes trabajaba en la administración de José Gregorio Vielma Mora, en la Gobernación del Táchira, pero fue despedido.

“Desde mi trabajo en la alcaldía estoy pendiente que tanto instituciones como comercios de la ciudad cumplan con protocolos y mecanismos que ayuden al desplazamiento de los discapacitados. No es fácil pero no es imposible”.

Un país difícil para la vida de los discapacitados

Para Osorio, Venezuela es un país que no está preparado para facilitar la vida a un discapacitado. En el estado Táchira la realidad no es distinta. Lamentablemente América Latina tampoco está preparada.

“Tengo 25 años ligado al mundo del deporte y he tenido que viajar a países como México, Panamá, República Dominicana, Colombia, Argentina, Chile y todos tienen el mismo mal: sin rampas, o mal construidas, destruidas por vehículos. Ahora Canadá y Estados Unidos es otra realidad porque allí si se cumplen protocolos”.

En el año 2000, José Osorio corrió en la maratón de Nueva York y con propiedad puede decir que en todos los sitios existe accesibilidad total para el desplazamiento de los discapacitados en cualquier lugar.

“Hay rampas por todas partes, facilidad para el ingreso en ascensores. Aquí lamentablemente ni siquiera contamos con las instituciones que deberían apoyarnos. Lo que se ha creado como la Misión José Gregorio Hernández se ha convertido en modelos burocráticos con los que no se cuenta para nada”, asegura.

“No tenemos atención preferencial para surtir combustible. Tampoco acceso con mecanismos idóneos para el ingreso a comercios, restaurantes, bares, ni bancos o universidades”.

El reto de una periodista

Ruth tiene 54 años, nació con una discapacidad visual que ha ido nublando su panorama a medida que ha transcurrido el tiempo. Desde bebé fue diagnosticada con retinopatía congénita. Al dar sus primeros pasos tropezaba porque veía poco y la complejidad de la patología fue aumentado con el desarrollo.

La deficiencia visual de Ruth, a pesar de los pronósticos, se convirtió en un reto que fue asumiendo hasta llegar a obtener el título de licenciada en Comunicación Social de la Universidad de los Andes (ULA) y desempeñar importantes cargos como jefe de prensa de la Dirección de Cultura del Táchira y luego en la coordinación de prensa de la Lotería del Táchira.

Los esfuerzos para llevar una vida normal, activa y productiva se han multiplicado en una ciudad como San Cristóbal y un país como Venezuela que no han sido diseñados para los discapacitados.

“En la universidad me costó mucho estudiar, a veces había compañeros que se burlaban de mi condición, allí entendí que eran retos por superar y me gradué sin repetir ningún año”.

Desempeñar la profesión de periodista le ha resultado complejo porque nada está hecho para discapacitados. Tomar fotografías, atravesarse a un colega en el momento de la toma más importante porque simplemente, no lo vio, la ha llevado a tener que pedir muchos disculpas.

La radio como aliada

La radio se convirtió en su mejor aliada en medio de una profesión que dice amar por el sentido humano que lleva impreso. El oficio lo combina como representante de la Asociación Tachirense de Ciegos y Deficientes Visuales y desde allí lucha por tratar de adaptar la ciudad en la que habita a las necesidades de quienes no ven.

“Aún tengo un poquito de remante visual. Siento que puedo ayudar a otras personas que están en peores condiciones a vivir en un mundo más amable. La peor de las discapacidades es el miedo y ese no la tengo”.

En Venezuela se han olvidado de los discapacitados, ciegos personas deficiencias auditivas, Down, entre otros. A pesar de existir leyes que protegen, no se han cumplido nunca. Se necesita ser escuchados y políticas que solventen los problemas que dificultan el desempeño de las personas minusválidas, dice Ruth.

Hacer protestas se ha convertido en la dinámica de los discapacitados para ser escuchados. Han protestado para que les vendan gas doméstico, el Clap y otros beneficios, dijo Ruth.

“En San Cristóbal no existen rampas, asideros, las calles después de las seis de la tarde son intransitables porque no tienen luz, ni siquiera semáforos sonoros. En el trabajo por mi condición de discapacidad me han asignado otras funciones porque no entienden que existen diferentes formas de hacer periodismo”.

Ruth camina con un bastón para no tropezar en la calle. Los prejuicios con los que ha tenido que lidiar para mantenerse activa han hecho posible que ahora levante su voz. Este 3 de diciembre, “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”, pide mayores oportunidades y menos exclusión para quienes viven la vida de otra manera.

Fotos: Ronny Oliveros

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