Economía

¿Rebote de la economía en Venezuela es real o un espejismo?

La retomada de la actividad comercial de fin de año tras ocho años de depresión económica despierta esperanzas en algunos, pero hay serias dudas acerca de si esto es sostenible. En Venezuela el sistema financiero agoniza, técnicamente no existe el crédito al consumo ni a la inversión; la inversión pública está paralizada o es insuficiente, el país está aislado de los mercados financieros y no hay expectativas de acuerdos políticos que faciliten la llegada masiva de capitales e inversión. La burbuja parece ser solo eso, una burbuja cuya capital se llama Las Mercedes, Caracas.

Economía venezolana
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Quien visite Caracas por estos días se encontrará con un tráfico denso en autopistas y avenidas; filas de compradores en algunas tiendas de electrodomésticos, clientes aglomerados en puestos de vendedores callejeros y en algunas licorerías. ¿Se recupera la economía de Venezuela?

Hay también una nueva oferta de restaurantes cuyas mesas no están todas ocupadas; ventas de camionetas de lujo por encima de 35.000 dólares, y hasta el cantante Nacho ofrece un concierto especial a $250 dólares la entrada.

En Las Mercedes, una urbanización del sureste de Caracas demolida y vuelta a reconstruir, se levantan algunos nuevos edificios a un ritmo frenético.

La franquicia de alimentos gourmet, FreshFish inaugura una nueva super tienda en La Castellana y en Instagram, convertido en un centro comercial virtual, los algoritmos nos persiguen con las ofertas de jamones ibéricos, vinos de guarda, whiskies de 18 años,  salmón chileno a $25 el kilo, telas, electrónicos y muebles de lujo.

Empresarios del club de los optimistas, entre ellos los de la exitosa industria del ron, promueven un cambio de actitud e insisten en que la sabana está reverdeciendo. Mientras, desde la Cámara de Aseguradores identifican una “nueva clase media emergente” .

¿Significa todo esto y mucho más que hay un dinámico despertar de la economía venezolana?

¿La economía de Venezuela deja así atrás ocho años de una atroz depresión económica, la más sostenida y profunda que  documentada para un país en tiempos de paz?

Venezuela no es Las Mercedes

«La inequidad se ha afianzado. Uno lo que ve es que en Las Mercedes, al lado de la Ferrari, hay gente desgarrando las bolsas de basura a ver que consiguen. Ves a garimpeiros en el río Guaire por docenas”, señala el economista José Manuel Puente, del IESA, experto en temas de macroeconomía y desarrollo.

El río Guaire es una inmensa cloaca a cielo abierto que atraviesa a Caracas por la mitad. En su cauce pululan grupos de personas rebuscando algunos improbables objetos de valor que se hayan ido por los desagües de los hogares.

“Hay mucha evidencia de estás asistiendo a una sociedad que se polarizó socioeconómicamente como nunca antes, donde o eres extremadamente rico o extremadamente pobre por tus patrones de consumo y forma de vida”, comenta Puente para este análisis.

“Después de un episodio de hiperinflación se empobrece toda la sociedad. Es un proceso natural: hay una cantidad de piezas empíricas que demuestran que estas sociedad después de esta catástrofe económica es mucho mas pobre, pero mas desigual», agrega.

El tamaño de la economía venezolana ha retrocedido tanto que ya se compara a la de las pequeñas naciones de América Central y el Caribe. Lejos quedó el añorado tiempo en los que era la cuarta en tamaño del PIB.

En las expectativas irracionales de muchos entusiastas, las señales aisladas aparecen como síntoma de una recuperación. Y hasta como un seguro regreso al pasado de esplendor.

Y, la verdad, después de una caída tan dramática cualquier movimiento es un avance.

Economía de Venezuela, ferraris con hambre
En Las Mercedes, Caracas, funciona desde hace algún tiempo una exclusiva tienda que vende Ferrari…los compra una élite ligada al poder político y económico. Foto: El Estímulo

Daños estructurales

En los últimos años la crisis política se agravó desde que el chavismo desconoció y desmanteló por completo al parlamento electo en 2015 tras el arrollador triunfo de la oposición, que había obtenido una mayoría calificada. Desde 2017 arreciaron las violaciones masivas e individuales a los derechos humanos, con represión a sangre y fuego de las protestas civiles en las calles de todo el país.

Muchos de estos casos son investigados como delitos de lesa Humanidad por la Corte Penal Internacional.

Estos atentados contra la democracia acarrearon sanciones internacionales contra el régimen chavista que encabezan Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

Cuando ya Maduro había decretado un default (impagos) unilateral de la cuantiosa deuda externa que supera los $140.000 millones, se sumaron las sanciones para cerrar el acceso de una vez a los mercados financieros voluntarios; a los préstamos de organismos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial y el BID.

También siguen paralizados capitales de inversión para la quebrada Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que en el pasado era el entonado motor de la economía venezolana.

Sin inversiones masivas extranjeras en la endeudada industria petrolera no habrá una recuperación estable allí ni en sus negocios conexos. El alza del precio del barril, en medio de un ligero aumento de la producción ha dado un alivio momentáneo al gobierno, pero está lejos de su oferta de elevar la producción por encima del millón de barriles.

Trasnacionales que operan en Venezuela, como la española Repsol, la italiana ENI y la estadounidense Chevron trabajan al mínimo.

Apagones crónicos

No ninguna señal creíble de que terminará la severa crisis energética crónica que sufre Venezuela, con escasez de gasolina, diésel, gas natural y electricidad.

Los apagones generales son cada vez más frecuentes, como el de este viernes en casi todo el país, mientras el racionamiento es diario en ciudades del interior. La escasez de diésel dificulta y encarece el uso de plantas domésticas e industriales de generación eléctrica.

En el campo, los gremios de agricultores y ganaderos se quejan de que no hay combustible para mover tractores y equipos de riego, de modo que  la superficie cultivada está muy por debajo de las necesidades del país.

La crisis energética agrava la del transporte de pasajeros y de carga, y hasta el bombeo de agua en grandes ciudades.

Hay consenso entre los expertos en que sin inversiones masivas en infraestructura, energía y servicios Venezuela no podrá despegar, mucho menos alcanzar velocidad de crucero.

Sanciones para rato

No hay evidencias de que Estados Unidos vaya a levantar estas sanciones, mucho menos en un año 2022 cuando hay elecciones legislativas de medio término. El estado de Florida, donde viven miles de exiliados y migrantes venezolanos, es una plaza estratégica en esa carrera electoral entre demócratas y republicanos. Y para Biden sería un error garrafal entrar en escarceos no correspondidos con el régimen chavista que además es satélite de Cuba.

Economía venezolana sin energía
Los apagones son constantes en el país, paralizando la actividad económica y la rutina de millones de comercios y hogares. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

Limosna internacional

El país vive una “crisis humanitaria compleja”, y necesita la caridad de grupos como la Cruz Roja Internacional y varias ONG.

En un reciente foro el activista Feliciano Reyna, director de la ONG Acción Solidaria, explicó que en Venezuela desde 2015 «se ha comprometido severamente el ejercicio de los derechos humanos de la población».

En el encuentro organizado por la ONG Red de Documentación de Crímenes de Lesa Humanidad, Reyna recordó que el término define crisis mayores en países sin guerras, pero «que causen graves consecuencias en el sufrimiento humano, violaciones a los derechos humanos y amenazas a la seguridad humana».

“No es cierto que estemos en camino a la recuperación, hay sectores muy afectados, en gran vulnerabilidad, que necesitan ayuda. La población necesita el apoyo internacional”, dijo Reyna.

Nueva normalidad

¿El agite comercial de fin de año es suficiente para decretar que el país salió a flote y que la depresión terminó?

Un análisis de la data dura, opiniones de economistas expertos, de empresarios, consumidores y las evidencias empíricas indican que hay una mejora estacional, pero no es sostenible una recuperación económica de mediano y largo plazo.

No hay señales de que haya una recuperación masiva en el poder adquisitivo de la vasta mayoría de la población.

Aun más, los síntomas descritos revelan una burbuja temporal provocada por el aumento de la liquidez en dólares, el auge de importaciones baratas y con bajos aranceles; poca oferta en la economía, bajo uso de las capacidades productivas; una dolarización salvaje en las transacciones.

Covid olvidado

También hay un total relajamiento de restricciones a la circulación de personas en medio de la pandemia del coronavirus.

Hasta el cierre diario de canales de autopistas para pintar las defensas, sembrar plantas, instalar árboles de metal y talar árboles de verdad hacen su parte en las colas del tráfico en diciembre en Caracas.

Emprendedores que hacen comida por encargo ya tiene sus pedidos copados, y en restaurantes tradicionales como El Alazán, de Caracas, hay filas de clientes. En Chacao, donde era la tienda Don Regalón, abrieron un nuevo complejo gastronómico con cartas a $150 por pareja.

Pero las razones estructurales de la crisis económica y social siguen firmes y no hay evidencias para creer que esto se compuso.

Crédito, el gran ausente

El crédito es una de las grandes invenciones de la Humanidad, como la rueda.

A lo largo de la Historia ha ayudado a despegar economías que están en el foso, a superar grandes desastres naturales o provocados, a darle palancas a motivados emprendedores, a estructurar grandes proyectos de empresas e inversionistas, superar emergencias médicas y domésticas y hasta a pagar la cena entre amigos y familiares que quieren pasar un rato juntos.

Nada de eso es posible en Venezuela, porque en el país sigue siendo inexistente forma alguna de crédito para la vasta mayoría de la población.

Según los últimos datos de Sudeban, la Superintendencia de Bancos, el total de la cartera de crédito de los 29 bancos del país equivalía a $276 millones en julio de 2021. Al cambio de este diciembre son $240 millones.

La industria de la construcción también suele jugar un papel determinante cuando se trata de levantar economías. Tiene un fuerte efecto multiplicador en la generación de empleo y en empresas conexas. Impacta directamente en las cementeras, areneras, siderúrgicas y en los sectores de electricidad, transporte, decoración, muebles, banca y  seguros.

Pues pese a los entusiastas de los edificios de Las Mercedes, donde se levantan obras pagadas con oscuros capitales, la construcción sigue paralizada.

Sin mercado inmobiliario

Su otra cara, el sector hipotecario e inmobiliario está muy lejos de una recuperación real.

Dentro de la cartera de crédito total de la banca, el segmento de créditos hipotecarios en todo el país sumaba en julio algo más de tres millones de dólares.

Eso equivale al valor sumado de unos 10 apartamentos de rango medio en Caracas hasta hace unos 7 años.

No hay pues un mercado hipotecario que pueda estimular de manera sostenida a la industria de la construcción civil.

En vehículos, la cartera de crédito de la banca equivalía a 632.000 dólares…Suficiente para financiar la compra de unos 126 automóviles modestos de segunda mano, de unos 5.000 dólares cada uno…o 21 camionetas todo terreno importadas que ofrecen en concesionarios.

En el mercado asegurador las empresas acusan pérdidas netas de $50 millones, al cierre de octubre pasado, según datos de la Superintendencia de la Actividad Aseguradora, Sudeaseg. El total de las primas cobradas por todo el sector era de apenas 284 millones de dólares.

La bandera de los bodegones

En los últimos meses se mantienen el auge de los bodegones, medianas y pequeñas tiendas de toda clase de productos importados destinados a un público de cierto poder adquisitivo.

Gracias a la liberación de aranceles que terminó con años de escasez de productos básicos, en Venezuela es posible comprar de todo, siempre que se tenga el dinero. Un kilo de almendras vale uno o dos dólares más que en la tienda en línea de Walmart; y las botellas de whisky fino son más baratas que en las «Duty Free» de los aeropuertos del mundo.

Buena parte de la clientela de los bodegones son familias que están quemando ahorros. También hay quien recibe remesas enviadas por algunos de los más de 6 millones de venezolanos que están en el exterior.

También abundan los profesionales liberales, técnicos y trabajadores informales en general. Sus servicios son dolarizados y ajustados a la hiperinflación, de modo que les va mejor que a cualquier asalariado con ingreso fijo en una empresa formal.

Mercados sin colas

Pero en los grandes supermercados de consumo masivo siguen sin filas en las cajas, contrariamente a lo usual en el pasado cuando se acercaban las fechas de unión familiar y esparcimiento, como Navidad, Semana Santa y Carnaval.

Y cuando hay filas se debe más bien a los retrasos de las cajeras para conseguir cambio, cuando les pagan con billetes de dólar.

Según estudios antes de la debacle, como los de la firma Aristimuño y Asociados, los titulares de las tarjetas de crédito en Venezuela las usaban a menudo como un “salario extra” para financiar gastos domésticos, como las compras del mercado, en restaurantes y en repuestos.

Pues la cartera de tarjetas de crédito neta total en julio equivalía a 3,833 millones de dólares (menos de cuatro millones).

En 2017 había en Venezuela 12,3 millones de tarjetahabientes…si siguieran todos por aquí eso nos da un promedio de medio dólar de límite de crédito por cliente.

La banca, una fracción de la de Panamá

Este año la actividad industrial ha seguido muy por debajo de su capacidad instalada, según cifras de Conindustria, el gremio del sector que pide al gobierno terminar la liberación de aranceles sobre productos terminados.

«Los sucesivos 12 meses deberían ser dedicados a poner en marcha las acciones necesarias para que el llamado “despegue de la economía”, deje de ser tan solo un proyecto… Solo así, podremos, sin duda alguna, ser testigos del anhelado crecimiento», dicen en un comunicado.

En julio pasado, según Sudeban, la cartera de crédito para la manufactura sumaba apenas $314.173. Esto es un tercio de millón de dólares, es decir 0,11% del total de la cartera de créditos nacional.

Esto se condice con el estado de la banca en general, que apenas subsiste gracias al cobro de comisiones por pagos electrónicos en un país con escasez crónica de efectivo.

Los activos de TODA la banca en Venezuela sumaban en julio $5.943 millones. Pero de ese monto, el 66% está concentrado en el estatal Banco de Venezuela, el más grande del país.

Todos los restantes bancos privados apenas suman activos de $1.448 millones.

Para más detalle: TODO el sistema bancario venezolano es del mismo tamaño en activos que el Global Bank de Panamá, el cual a su vez representa apenas el 4,1% de todos los activos del sistema bancario de la pequeña nación del Canal.

Pero hay más: el patrimonio conjunto de TODA la banca venezolana, que es lo que en definitiva determina el valor los bancos, sumaba $1.287 millones  a julio. Pero el 62% es del Banco de Venezuela. Todos los demás bancos juntos valen tan solo $389 millones, es decir $19,4 millones cada uno en promedio.

El banco privado que vale más es el Provincial, filial del BBVA de España, con apenas $90 millones.

En definitiva, Venezuela no tiene un sistema financiero con músculo para ayudar a resucitar a la economía.

El 6% mágico mueve el consumo

“Venezuela es uno de los países más desiguales», señala Puente.

La Encovi (Encuesta de Condiciones de Vida, hecha por expertos de la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB) demuestra que la pobreza alcanza al 94% de la población, observa.

«Y si estamos tomando en cuenta que los patrones de consumo se han incrementado en bienes de lujo, eso quiere decir que quienes están accediendo es ese ‘seis a siete por ciento mágico’ que está moviendo la economía”, señala Puente.

Mientras, el gobierno ha decidido ahogar el mercado cambiario en su esfuerzo para atacar la hiperinflación.

Pero esta estrategia de quemar millones de dólares tiene «un tiempo de vida corto», señala Puente.

«Porque en principio estás liquidando 80 millones de dólares al día de las reservas internacionales que están en uno de los niveles más bajos en años, en $5.800 millones», señala.

“Entonces esa estrategia durará hasta que duren los dólares que son muy muy escasos”, advierte.

La reducción del gasto público en el presupuesto también limita las posibilidades de crecer a altas tasas. De hecho, el presupuesto de la nación aprobado para 2022 no llega $14.000 millones, con unos $474 por persona, uno de los más bajos de América Latina.

“Estas estrategias tienen beneficios, pero costos muy altos. Entonces al final la pregunta es si mueres quemado o ahogado”, dice Puente.

La tragedia no ha terminado

En el foro de Red de Documentación de Crímenes de Lesa Humanidad el economista Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica,  calificó lo que ocurre en Venezuela como una “tragedia griega».

«Es una economía que tiene ocho años en contracción, alcanzando una caída de 80%, y convirtiéndose en el primer país petrolero en alcanzar la hiperinflación. Esto trajo consigo una fuerte crisis económica y la caída de la producción petrolera”, puntualizó.

“En los últimos años se ha registrado un desplome del gasto público que ha dejado a gran sector de la población en una vulnerabilidad preocupante, excluyéndolos de la adquisición de bienes y servicios, así como del derecho a la salud, educación, alimentación, entre otros”, agrega.

El lado oscuro de la Fuerza

En otros foros Oliveros ha expuesto los orígenes oscuros de buena parte de los recursos que  ayudan a mover la  economía, especialmente los provenientes del narcotráfico, la minería ilegal y la corrupción.

“No significa que el gobierno no tenga ingresos, pues la economía negra es un mecanismo sobre el cual se ha basado el gobierno de Nicolás Maduro para sobrevivir y contener a la sociedad», dice.

Esa economía negra mueve entre 23% y 25% del PIB en la economía de Venezuela, calcula Ecoanalítica.

La estructura de importaciones, de relajamientos de controles y de anclaje cambiario permiten mayor abastecimiento y una desaceleración de la inflación. Esto «representa un ecosistema externo que le permite al gobierno continuar en el poder y obtener ingresos principalmente de la venta de oro, chatarra y minerales”, explica.

“En Venezuela hay un problema de base que es la destrucción institucional del Estado, mientras se mantenga ese panorama la recuperación económica no será posible. Los cambios positivos que se están viendo en ciertos nichos ni favorecen a toda la población ni se mantendrán en el tiempo mientras no se lleve a cabo una reconstrucción institucional y un cambio político”, apunta Oliveros sobre la particular economía de Venezuela.

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