Destacados

Farmatodo cae de nuevo bajo control chavista y optimistas sufren

Farmatodo, la más importante cadena de tiendas de conveniencia y medicinas, es obligada por el régimen de Nicolás a bajar los precios de todos sus productos. La jugada, común hasta hace muy poco, parecía olvidada por los empresarios optimistas que hoy sueñan con una apertura y transición en socialismo, al estilo de China y Vietnam.

Publicidad

Farmatodo, la más popular cadena de farmacias y tiendas de conveniencia de Venezuela, cayó de nuevo en las garras regulatorias del gobierno chavista de Nicolás Maduro. Está obligada a bajar sus precios y a conseguir dólares para dar vuelto en sus cajas registradoras.

La nueva ofensiva regulatoria, que era mucho más común hasta hace unos meses, surge como un balde de agua fría para algunos. Especialmente para la corriente de empresarios optimistas y analistas que apuestan a una inminente transición económica en Venezuela dentro del socialismo.

Esta vez el perro guardián de los controles en el mercado venezolano, la estatal Superintendencia Nacional para los Derechos Socioeconómicos (Sundee), sentó a los directivos de Farmatodo para imponerles «un acuerdo». En la práctica es otra muestra del intervencionismo vigente Venezuela, donde los controles siguen firmes e impredecibles en su camuflaje  tras dos décadas de destrucción económica generalizada.

Estos controles son parte de las políticas (o ausencia de ellas) equivocadas, impuestas por un sistema socialista en el que no hay ningún economista en el gabinete desde hace años, ni siquiera para recitar los pasajes mal aprendidos de «El Capital», de Carlos Marx.

«Luego de acuerdos entre el Gobierno Nacional y Farmatodo, se apuntó a reducir precios en productos esenciales expedidos por la cadena», dice el ministerio de Comercio este martes.

En una «mesa de trabajo» con los ejecutivos de una importante cadena de farmacias del país (Farmatodo), luego de un despliegue de fiscalización se acordó: ajuste de precios en 472 productos revisados previamente por la Sundee, en todo el territorio nacional», informó este organismo en sus cuentas en redes sociales.

El regreso de los que nunca se fueron

En este caso ajustes consiste en reducciones de precios.

Según el ministerio de ministerio de Comercio Nacional @MinCoNacional, entre el 15 y el 19 de febrero se completaron 487 procedimientos de fiscalización en todo el territorio nacional, en 384 comercios del sector alimentación, 30 farmacéuticos y 73  de otras ramas de negocios.

Desde hace menos de dos años el régimen de Nicolás Maduro flexibilizó los implacables controles de precios. El sistema imperó sin camuflajes en Venezuela durante unas dos décadas de sistema socialista. También generó un próspero mercado negro de toda clase de bienes.

Depresión sin suicidio

El pragmatismo obligado de Maduro ocurre en medio de una profunda depresión económica que ya lleva siete años en línea; ha pulverizado el 80% del tamaño de la economía y ha convertido a este país en uno de los más pobres de América después de Haití.

Este desplome ha estado aparejado a un fenómeno de hiperinflación que ya está entre los más altos y duraderos de la historia económica mundial.

Economistas como los agrupados en la Academia Nacional de Ciencias Económicas alertaron en su momento el ya insoportable peso de los controles en este desastre que es Venezuela.

Hasta hace poco tiempo, las largas colas para comprar alimentos básicos eran comunes frente a grandes y pequeños establecimientos de todo el país. Pero en algún momento el chavismo optó por mejorar el abastecimiento aún a costa de sus políticas de controles.

Plaza Caracas durante el inicio de la Feria del Pescado en el Centro de Caracas el 27 de febrero de 2016. Las largas colas son una pesadilla presente en la memoria colectiva de los venezolanos.

Ilusión de riqueza

Esto hizo aparecer abundancia y variedad de marcas de productos en los comercios.

En las tiendas hoy es posible encontrar marcas de lujo, variedad de alimentos y delicatesen, licores dignos de fiestas imperiales, chucherías de todo tipo, autos de lujo, grandes marcas y joyas, todo traído desde Estados Unidos y Europa.

Pero al mismo tiempo escasean la gasolina y el diésel para el transporte o para sistemas de riego en el campo; faltan equipos, reactivos, suturas, sábanas y medicinas en los hospitales públicos. Tampoco hay dotaciones elementales para las escuelas, ni repuestos y maquinarias para las industrias pequeñas y medianas.

En medio de la pobreza generalizada en un mercado sin capacidad de consumo, ni siquiera hay grandes filas de compradores en las cajas de los supermercados, por ejemplo un viernes por la tarde, sábado o en vísperas de días de fiestas y asuetos.

Dólar C.A

Maduro también unificó los tipos de cambio oficiales, tras dos décadas de un control de cambios que alimentó grandes negocios y fortunas con el tráfico de divisas oficiales y del mercado paralelo. Eventualmente permitió una dolarización salvaje e irregular en las transacciones y medios de pago. Hoy el dólar de Estados Unidos es la moneda corriente en el país, pese a la retórica anti imperialista.

Hasta hace muy poco tiempo una persona que negociara dólares podría ser acusada de ilícitos cambiarios. También podía caer prisionera en cualquier carretera a manos de militares y policías que les confiscaban sus divisas, aunque no fuera ilegal poseerlas en pequeños montos.

En los dos últimos años de flexibilización, el chavismo también permitió al sector privado que hiciera importaciones masivas de alimentos, medicinas y productos básicos. Empresas sólidas, de reconocida tradición, como Farmatodo y Empresas Polar, o emprendedores emergentes que desarrollan nuevas ideas, usan sus propias divisas sin tener que ir a comprarlas al Estado.

Pero también muchas de esas importaciones las hacen empresarios emergentes vinculados con el sector militar y el civil del régimen y alimentan sus propias redes de distribución.

País de los abismos

En ciudades y pueblos cunden los «bodegones» tiendas de productos importados, la mayor parte alimentos industrializados, exquisiteces y golosinas. En un país donde el salario mínimo es de 60 centavos de dólar por mes, el venezolano promedio no tiene acceso a esos establecimientos, pues los jefes de familia deben tener dos y tres trabajos informales para medio llevar algo básico a la mesa cada día.

Según el Cendas, un centro de investigación estadística vinculada a la Federación de Maestros de Venezuela, un almuerzo simple para un trabajador vale mínimo 4$ (cuatro dólares), mientras el salario mínimo equivale a $0,60 por mes.

Medida en dólares, la canasta mínima para alimentar a una familia de cinco miembros remontó en enero a un costo mensual de $254, con un alza de $74, o 41% respecto a diciembre, según Cendas.

Comparado con diciembre, los precios del rubro «leche, quesos y huevos» subieron, 52,8%; los de grasas y aceites, 52,0%; carnes y sus preparados, 50,7%; raíces, tubérculos y otros, 48,1%; frutas y hortalizas, 45,7%; pescados y mariscos, 39,9%.

Hiperinflación sin techo

Mientras los precios suben con furia en bolívares y en dólares, el gobierno no pone en práctica ninguna medida de corte macroeconómica para intentar frenar la virulenta hiperinflación.

Ya hace casi un año, a inicios de la pandemia, ensayó una reedición de los controles, y refrescó sus amenazas.

Ahora, en un retornelo como el de siempre, la intervención en las cajas de Farmatodo surge como una nueva advertencia. Se pone a prueba la «exuberancia irracional» de cierto sector de empresarios que cree que en Venezuela se aproxima una apertura y transición económica al estilo de Vietnam o China.

No te vistas que no vas

En enero, influyentes jerarcas del régimen visitaron la sede de Fedecámaras para sostener una larga reunión y discutir los problemas de la economía venezolana. La comisión chavista estaba encabezada por el poderoso Jorge Rodríguez, hoy presidente de la Asamblea Nacional chavista electa en diciembre. Ese legislativo es desconocido por las democracias de corte occidental porque salió de una elección en la que estaban proscritos los principales partidos opositores y fue convocada por organismos de oscura procedencia.

Ese acercamiento del alto poder del chavismo al principal gremio de empresarios del país fue algo inédito en al menos 17 años. En esos días prosperaron las apuestas y especulaciones optimistas de quienes vieron la jugada como una evidencia de flexibilización económica.

No obstante, la realidad es más fuerte que los discursos, como lo demuestra la nueva fiscalización en Farmatodo.

Los controles revelan las reales intenciones del gobierno. Demuestra cuan irreal es el escenario de recuperación económica que venden la propaganda oficial y quienes están dispuestos a convivir bajo los términos del socialismo chavista.

Publicidad
Publicidad