ELECCIONES REGIONALES 2021

Miranda: ¿cuántos son? ¿tú y cuarenta gallos?

El chance era mínimo y ya murió: no habrá candidato único a la gobernación de Miranda. Después del intercambio de videos y las "líricas" de este jueves 4 de noviembre, escaló a otro nivel la guerra entre los aspirantes. Y el chavismo aplaude esta "tiradera"

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Miranda

Si acaso quedaba alguna posibilidad de un acuerdo para lograr la candidatura única por la gobernación de Miranda, con el extraño y bochornoso intercambio de videos de este jueves 4 de noviembre ya es evidente que -salvo que uno de los dos sea tocado por la súbita gracia de la iluminación divina- no habrá ni apretón de manos ni retirada cortés. Y no podemos sorprendernos por eso.

Es decir, nos puede sorprender un poco que hayan recurrido a ese tipo de cosas, incluso después del penoso episodio del montaje de fotos de candidatos que ni se apoyan ni tienen interés de hacerlo en los flyers digitales de campaña. Nos puede sorprender que no hayan hecho un baile de la guerra en tik tok, quizás. Pero no el hecho de que pongan a la oposición que vota en Miranda a decidir por uno u otro el 21 de noviembre.

Los mensajes de David Uzcátegui y Carlos Ocariz -especialmente los videos del jueves- por más que apuntaran al vamos a negociar y vamos a contarnos y todo por el bien de los mirandinos y la unidad, en realidad lo que planteaban es un te tienes que apartar porque el candidato debo ser yo. Y punto. Así fue desde el principio: cada uno con la absoluta convicción de que es el genuino merecedor de la candidatura y así es todavía ahora que ya no hay tiempo: te gano a ti y le gano al oficialista, ¿quiénes son? ¿cuántos son?

Uno de los dos miente. O está equivocado. O los dos están equivocados. El final de este show lamentable lo escribirán los votantes, aunque la gobernación siga en manos del chavismo. Dicho de otra manera para imprimirle drama: cuando ya sea tarde.

*

En menos de un mes el pogo de la «fiesta electoral» en Miranda se convirtió en guerra. A distancia, por suerte, porque aquí no se andan a los machetazos: es un pleito de caballeros, de gente civilizada que se maneja más bien con estrategias.

Por ejemplo: cuando todo parecía indicar que Andrés “Chola” Schloeter -candidato de la Unidad- contaba con el respaldo unánime para tratar de ganar la alcaldía del Municipio Sucre, desde Fuerza Vecinal le dijeron mira no, solo no vas: y se sacaron de la manga a Rosiris Toro, una “petareña de pura cepa” –como dice en su Instagram- que trabaja con David Uzcátegui desde hace al menos un par de años.

¿Puede ella derrotar a José Vicente Rangel Ávalos, candidato del Psuv? Seguramente no. ¿Puede “Chola” imponerse a la reelección de Rangel Ávalos? Aquí ya hay que pensarlo mejor y aventurar que sí debe tener más chance de lograrlo –dicen que sus números van subiendo- aunque las posibilidades pueden reducirse si hay otra opción por ahí que se traduzca en una fuga de votos.

Planteado así, se ve mal la cosa, ¿no? Es casi dejar servido el triunfo al chavismo, otra vez. ¿Qué clase de estrategia es esa? ¿Tener a Rosiris para presionar y sacrificarla luego si llegan a un acuerdo?

Pero nunca existió la posibilidad de un arreglo. David Uzcátegui y sus compañeros de Fuerza Vecinal están convencidos de que la suya es la opción ganadora en Miranda. Han trabajado esta historia y tienen la ventaja de contar ya con las alcaldías de Chacao, Baruta, El Hatillo y Los Salias (quienes, por cierto, reciben el apoyo de la Unidad, aunque no les guste aparecer en la foto con Ocariz). ¿Van a dejarle a otro la gobernación? Hay que ser muy ilusos para pensar tal cosa.

Y no es que Carlos Ocariz no tenga méritos, respaldo y trabajo hecho para reclamar su derecho a ser candidato. Lo tiene: y por eso es -de hecho- el candidato de la Unidad. Pero no hay conciliación posible cuando dos quieren lo mismo y ninguno está dispuesto a ceder el paso en beneficio del otro. O de Miranda, que es lo que debería importar. En un ecosistema democrático normal esto podría ocurrir sin mayores traumas y uno gana y el otro pierde. O ambos pierden. Pero en el contexto de esta charca de agua estancada donde el chance de lograr algo es tan poco, que ambos terminen derrotados será un golpe duro. Y no solo para los egos e intereses de los candidatos, que bien podrán seguir grabando videos, tirándose líricas al aire como raperos entrampados en delirios de grandeza, mientras el verdadero rival sigue calentando la silla en el despacho.

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