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El VAR: ¿apareció para ayudar o complicar?

Carlos Domingues cree que se ha desnaturalizado el fútbol con el VAR pues que sea un humano el que imparta justicia partiendo de las reglas establecidas demuestra que hay un margen de error permitido con el que nació el fútbol

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VAR Europa
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El lío que se ha generado en España en las últimas jornadas con protagonismo del VAR ha abierto de nuevo el debate sobre la implementación y utilización de ésta tecnología que desde hace un buen rato ya se usa en las principales ligas del mundo. ¿Por qué el acento es en España y no en el resto de campeonatos?

Desde que el mecanismo fue puesto en práctica por la FIFA, siempre ha parecido estar en “período de prueba” porque el nivel de complejidad en su utilización y la interpretación o subjetividad de algunas decisiones ha generado debates inacabables que, al sol de hoy, todavía siguen teniendo lugar.

El Mundial de Rusia en 2018 fue la primera prueba real de su aplicación y el éxito fue el aval necesario para que la mayoría de las grandes ligas, incluyendo la siempre renuente Premier League, las pusiera en uso.

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, alardeó de los resultados: «El VAR ya está aceptado, ha funcionado, y eso que yo era el primer escéptico. Pero los resultados en este Mundial han sido extremadamente positivos. Si al mundo le enseñas progreso, eso significa hacer las cosas mejor. Con el VAR, el fútbol es más transparente, honesto”, dijo luego que el informe técnico revelara que el porcentaje de acierto arbitral pasó del 95% anterior al 99,32% de decisiones adecuadas.

Sin embargo, lo mismo no están opinando los perjudicados en el mundo acerca de su utilización. Y es que hay algo claro: por más que sea una herramienta tecnológica que permita reducir los fallos arbitrales o atender las desatenciones, depende del criterio humano. Ahí está el margen de error, la interpretación, elemento clave para la toma de decisiones, siempre se dependerá de una decisión humana.

No soy de los que cree en componendas arbitrales para favorecer a tal o perjudicar a cual, al menos en los grandes campeonatos. Hay ciertas críticas, puntuales que surgen en Italia o Alemania, en la Copa Libertadores o la Sudamericana, pero ninguna como lo que se viene dando en los últimos días en la liga española teniendo como protagonistas a los dos grandes: Barcelona y Real Madrid. ¿Los árbitros están a favor de los grandes? Tan subjetivo es afirmarlo como las propias decisiones que han tomado estos en las jugadas que han levantado una polvareda descomunal.

El escándalo es reiterado y todo depende de las interpretaciones de los árbitros: los goles anulados a Januzaj y Rodrigo que favorecieron al Real Madrid, la no expulsión de Messi en el partido ante Sevilla por un pisotón, la supuesta falta de Carvajal previa al gol de Vinicius contra el Mallorca… Suman y suman las polémicas en medio de estadios vacíos donde sólo se escucha la queja de los jugadores a los colegiados.

En 2017 era un clamor mundial que el VAR fuera aplicado en los principales torneos y ligas y ahora que lo han adoptado, entonces el problema es la consideración arbitral de escoger jugadas para ser sometidas al análisis de la tecnología. Ni siquiera la revelación de las conversaciones que sostienen los asistentes con el principal ha permitido que la aceptación del sistema sea como la que tuvo después del Mundial de Rusia.

A mí criterio, la utilización del VAR ha incrementado la suspicacia. Si bien ha favorecido la justicia en jugadas que se han escapado a la atención arbitral, sigue siendo la apreciación, la subjetividad la que priva en su funcionamiento. Por este motivo es que ahora, una injusta o polémica decisión que tenga a la tecnología como protagonista, aumenta el agravante y la suspicacia de un fallo. Está sujeto a la potestad del árbitro central, finalmente. La máquina sigue dependiendo del ser humano y su apreciación.

Sigo creyendo que se ha desnaturalizado el fútbol con el VAR. En ninguna norma desde inventado este deporte se habló de perfección. Que sea un humano el que imparta justicia partiendo de las reglas establecidas demuestra que hay un margen de error permitido con el que nació el fútbol. Si bien el desarrollo tecnológico ha favorecido que se reduzca dicho margen de error, sigue existiendo un criterio dispar que termina beneficiando a uno y perjudicando al otro, porque sigue siendo discrecional. No es infalible.

La discrecional es mayor en la utilización del VAR en las ligas o campeonatos domésticos que en los internacionales. La existencia de rivalidades (Barcelona – Real Madrid, como por ejemplo) ha generado mayor presión a los árbitros y los errores en favor de uno u otro ha mermado en la aceptación de la tecnología. Aquí surge un detalle muy interesante que ha revelado el ex árbitro internacional venezolano Lenín Rodríguez en el programa de radio “Real Caimanera” de PlayTop: “Hay estadísticas que revelan que los árbitros están dando menos tiempo de descuento en los partidos donde Real Madrid y Barcelona llegan al minuto 90 ganando que el resto de choques”. De esta manera, se abre la grieta entre los más poderosos y el resto.

Si bien el asunto no tiene que ver directamente con el VAR, hay evidencia que sí existe una presión a los jueces, subjetiva quizá, de temple, de personalidad, que termina beneficiando en España a los llamados grandes. Es evidente que la utilización es desigual y que la falta de unidad de criterio (hay jugadas de VAR en unos partidos, que similares en otros no lo son) terminan elevando las dudas y que si bien el margen del error arbitral disminuye, no lo elimina. No es la salvación el VAR.

El VAR ha desnaturalizado el fútbol. Con su bandera de “justicia”, en España, ha complicado todo más que ayudado.

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