Salud

El tratamiento más complejo de cáncer en Venezuela cuesta entre 10.000 y 20.000 dólares

En el sistema de salud público donde la gran mayoría de hospitales están sin insumos y con los equipos médicos dañados, o acudir al sector privado en la cual las clínicas se encuentran cada vez más afectadas por la crisis económica, el tratarse el cáncer es casi una pesadilla en Venezuela.

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El físico medico Omar Arias afirmó que los pacientes oncológicos son considerados pacientes de emergencia ya que deben ser atendidos lo más pronto posible y con la estrategia adecuada.

Arias explicó que de todas las herramientas, es importante destacar que para estudios iniciales, cuando el tumor está en las primeras etapas, lo más común es el abordaje quirúrgico para la recesión del lecho tumoral.

“De igual forma esta estrategia se puede acompañar con radioterapia más quimioterapia, en cualquier  caso lo que se busca es la mejor alternativa que garantice la mayor efectividad de control tumoral del paciente y así, transformar la visión de que el cáncer es igual a la muerte. Sin embargo, en Venezuela el abordaje para un tratamiento efectivo del cáncer se hace cada vez más difícil”, indicó.

El físico medico describió como la mayoría de los hospitales venezolanos no cuentan con quirófanos aptos, cada vez menos cantidad de insumos y áreas no mantenidas correctamente.

“No podemos ocultar que los equipos más modernos necesarios para esta técnica son aceleradores lineales y equipos de protonterapia, en nuestro país la cantidad de aceleradores lineales instalados fue en 2007 tras una gravísima triangulación con Cuba y Argentina, donde Venezuela realizó una inversión superior a 50.000 millones de dólares, de la cual solo queda un enorme cementerio de equipos. En aquel momento en vez de realizar la compra incluyendo mayor cantidad de  equipos modernos decidieron comprar equipos de cobalto60, los cuales ya están en desuso en la mayoría del planeta”.

Señaló que la realidad en el sector salud  como en el acontecer diario ha venido cambiando, no sabe si evolucionando; pero sí cambiando; y este cambio ha permitido que ciertos insumos que hace 6 meses no se veían en ningún proveedor, hoy puedan conseguirse pero en dólares. “Lo cual está haciendo que quienes puedan costearse un tratamiento oncológico, deban invertir entre 10.000 y 20.000 dólares para aquellos casos más complejos”.

Cabe destacar que es una difícil realidad para ser costeada el salario mínimo es aproximadamente 5 dólares mensuales, con la tasa de cambio actual, y muy pocos venezolanos pueden hacer más de 300 dólares mensuales.

Arias consideró importante destacar que el tratamiento del cáncer pasa en primera medida por un efectivo diagnóstico, esto se logra en muchas ocasiones con la suma de diferentes estudios especializados entre los que se destaca tomografía con y sin contraste, resonancia magnética, spect y pet ct.

Todos estudios son costosos por la reposición de piezas o material utilizado para la adquisición. “Actualmente, con la enorme crisis en el sector salud iniciada con la mala inversión del gobierno de Hugo Chávez y potenciada con el régimen de Nicolás Maduro, vemos con preocupación que el abordaje de la crisis sea solo atender la urgencia, la cual es necesaria cubrir pero sin olvidar la emergencia que vive el sector salud en materia de acondicionamiento de infraestructura y actualización tecnológica de equipos”.

No todo son malas noticias

Arias, profesor de la UCV y empresario, resaltó que espacios como el French Valley Caracas, una idea desarrollada por la Universidad Simón Bolívar, la embajada de Francia, la Cámara de Comercio Franco venezolana  y otras empresas del sector tecnología, vienen impulsando ideas de última generación para lograr tener medicina de precisión y automatización de procesos en el sector salud. “Demostrando una vez más que cuando la academia, un gobierno serio y los empresarios, se unen para una misma causa, los resultados son sorprendentes”

Aseguró que el secreto está en que el nuevo gobierno venezolano no cometa los mismos errores del pasado, y no pretenda ocupar y dirigir todo el sector salud, sino más bien impulsar iniciativas que permitan el desarrollo de alianzas con empresas privadas, nacionales e internacionales  que garanticen una inversión bien dirigida y con una auditoría fuerte por parte de ciudadanos y gobierno.

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