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"El Show de la Arepa nació para apoyar a la comunidad venezolana en Nueva York"

Félix Carlos, cantante venezolano y locutor, celebra por estos días los cuatro años al aire de “El Show de la Arepa”, su programa en la emisora La Mía New York 88.5 FM, y lo festeja, además, con el lanzamiento de una nueva canción en la que participan Jorge Glem y Cheo Pardo

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Félix Carlos canta la historia de cómo se enamoró de una joven que vió en una foto publicada por un semanario de Maracay. Aunque la letra la escribió hace casi veinte años cuando aún residía en Venezuela, lo que cuenta «La muchacha del pendón» podría acontecer actualmente, lo que además le agradó a Félix al momento de decidirse a grabarlo tras su última producción en 2018, llamada «Hello Chamo». Para la grabación y producción de su nuevo tema contó con grandes de la música como Cheo Pardo (Dj Afro), Jorge Glem, Eddie Venegas, Daniel Prim y Jeickov Voguel.

El cantante, nacido en Mérida y criado en Maracay, inició su carrera musical a los 19 años. Su madre era contadora pública y su padre médico; pero gran parte de su familia son músicos y compositores, por lo que desde muy joven se encontró inmerso en esta cultura. A esa edad también descubrió su segunda pasión, la radio.

Aunque estudió Comunicación Social y egresó como periodista, prefirió desde un principio emplear su carisma y elocuencia como locutor de La Mega, antes de mudarse a Estados Unidos. Cuando emprendió su nueva vida en Nueva York se convirtió en locutor de su programa radial El Show de la Arepa, el cual celebra por estos días cuatro años de haber salido al aire en la emisora La Mia New York 88.5 FM, siendo un espacio que une al público latino con toda su idiosincrasia.

-¿Cómo surge «La muchacha del pendón»?

-Este tema es nuevo porque lo acabo de grabar, pero en realidad lo escribí para la época en que grabé mi primer disco, hará ya diecisiete o dieciocho años. La canción narra algo que me pasó, y es que me enamoré de una chica que aparecía en folletos, fotos y revistas… en todos lados. El detonante, sin embargo, fue cuando la vi en un semanario en Maracay. Absolutamente todo lo que digo en la canción resultó ser así. De hecho, después de que nos presentaron, nos hicimos amigos. La razón por la que en ese momento no grabé la canción, fue porque se parecía muchísimo a «Regálame a tu hermanita», que estaba sonando con bastante frecuencia en la radio.

-¿Y por qué grabarla casi veinte años después?

-En 2019 pensé en grabar una nueva canción, así que empecé a desempolvar y a recordar temas viejos, entre los cuales estaba «La muchacha del pendón». Luego, mientras entrevistaba a Pierina Salvatore para un podcast, canté esta canción y me pareció buenísima y actual. Y entonces llamé a Cheo y le expliqué lo que quería hacer. Quería trabajar con los mejores, así que también hablé con Jorge Glem. Siempre digo que el único pendejo de esa canción soy yo, porque todos los demás tienen Grammy y son súper famosos. Y así hice como cuenta el dicho: el que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.

Y la canción me parece ahora aun más increíble porque, modestia aparte, me encanta y creo que nos recuerda a aquellos venezolanos que nos fuimos, esa Venezuela de rumba y tambores, de costa, esas cosas que tanto extrañan incluso los que se quedaron. Entonces considero que es una manera de reconciliarnos, de reencontrarnos por medio de la música.

-Para ti, ¿qué es la música?

-La música es la razón por la que vivo, en realidad. Forma parte de mi ADN y para mí, lo es todo. La música es poder decirle a mi hija cuánto la amo; decirle a mi hijo que sigue en Venezuela que no pierda las esperanzas de un reencuentro. Por la música, pues, me hice periodista y luego, locutor.

-¿Tienes un proceso creativo al momento de hacer música?

-No. Simplemente llegan. Yo no me considero un compositor de oficio, aunque ciertamente he escrito temas para otros, siguiendo ciertas directrices. Entiendo que a algunos les funciona, pero a mí no. Yo escribo lo que me provoca en ese momento, de acuerdo a cómo me sienta. La mayoría de mis canciones narran experiencias, propias o de mis amigos.

-¿Con cuál género o estilo te identificas?

-Comencé haciendo baladas. De hecho mi primer disco era de ese estilo. Pero a medida que fui creciendo y comencé a enamorarme de diferentes géneros musicales, decidí que yo quería algo diferente, que revelara qué soy y qué me gusta. Yo también venía saliendo de un divorcio, por lo que en ese momento comencé a trabajar más musicalmente.

Una vez más solo en la cancha, grabé «Regálame a tu hermanita», mi primer tema del género neofolklore. En realidad se podría considerar simplemente folclore. Sé que hay mucha polémica en lo que se refiere a ambos géneros; neofolklore, folclore, onda nueva, qué sé yo, porque ahora hay un montón de gente que les dice de diferentes maneras. No importa. Lo cierto es que ahí me enamoré del concepto, que además me resulta jocoso y divertido. Es una súper joda gigante con nivel musical.

-¿Qué músicos te han influenciado?

-He tenido muchas etapas. Mi papá es melómano por naturaleza, por lo que tengo una cultura musical muy arraigada. De niño a quien más escuchaba era a Wilfrido Vargas, aunque también me gustaban Fernandito Villalona, Sergio Vargas y Rubby Pérez.

A medida que fui creciendo pasó a gustarme la música folclórica, como Gualberto Ibarreto. Medioevo era, quizás, más parecido a lo que hago actualmente, un concepto de música fresca, jocosa y alegre, que me influyó muchísimo. También me gustaban Zapato 3, Caramelos de Cianuro, Sentimiento Muerto, Seguridad Nacional y Desorden Público.

Cuando empecé a tocar la guitarra, comencé a escuchar a Arjona, Ricardo Montaner, Andrés Cepeda, Santiago Cruz y Robi Draco Rosa. También me encantaban Servando y Florentino, que a uno le daba pena decirlo en aquel entonces, porque se suponía que era para las chamitas. Actualmente disfruto mucho la música de un colombiano llamado Chabuco y soy pana de Jorge Glem, que es un hermano que me regaló la ciudad de Nueva York, a quién además admiro un montón.

-¿Cómo surgió El Show de la Arepa?

-Precisamente por la música. Es ella la que me dio la posibilidad de desarrollar mi carrera como periodista en La Mega, mientras estuve en Venezuela. La radio se convirtió en una de mis pasiones, sobre todo la de entretenimiento. Aunque no me considero un comediante, me encanta decir estupideces. Es el tipo de radio que hago, porque además siento que cuando te gusta lo que haces, así el chiste sea una idiotez, solo el hecho de disfrutarlo se transmite.

Cuando llegué a Nueva York, mi primer trabajo fue cantar. Empecé a hacer promoción de mi disco, y eso me llevó a La Mia New York, una emisora de dominicanos a quienes les gustó lo que hacía. Cuando me invitaron a un programa, yo como buen periodista y locutor, hablé muchísima paja y casi no los dejé ni hablar. Y creo que a ellos les gustó, porque me propusieron formar parte de la emisora.

Entonces me puse en contacto con Iván Morett, quien era mi jefe en La Mega y que actualmente vive en Madrid. Yo quería hacer un programa venezolano, con música y contenido pensado para la gente que emigró de mi país. Y quería que tuviera la palabra “Arepa” en el nombre. Hablando con Iván, le comenté que me gustaba Arepa Radio Show, pero él lo descartó inmediatamente diciendo que era una porquería de nombre. En su lugar, me propuso llamarlo El Show de la Arepa. Y tener el nombre sirvió como detonante para que la creatividad fluyera.

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-¿El Show de la Arepa es un programa que apunta solo a los venezolanos?

-Nuestro objetivo es entretener, educar, enseñar y apoyar a la comunidad latina. Cuando tenemos invitados, que generalmente son artistas venezolanos o latinos, pues nuestra audiencia puede ser muy diversa. Aquí en Nueva York hay muchísimo dominicano, colombiano, chileno, y pues nuestro contenido también está orientado para ellos, aunque el 85% sea venezolano. De hecho, incluso hay un sitio en Italia que nos retransmite, que se llama «Panas Venezolanos en Italia».

Además de entretenimiento, diversión y música, también tenemos secciones de abogados, de inmigración sobre todo, de sexología, seguros de vida, apoyo a la comunidad, y nunca dejamos de emprender campañas a favor de Venezuela.

El Show de la Arepa está cumpliendo cuatro años. Es un programa que nació de la idea de apoyar a la comunidad venezolana en Nueva York, y gracias a Dios he conseguido apoyo de distintos representantes de otras comunidades. Es los martes y jueves a las siete de la noche en La Mía New York, pero también retransmitimos por TuneIn, Instagram y Facebook a la misma hora en que salimos en vivo. Cuando finaliza, el programa se queda posteado en la página de Facebook de El Show de la Arepa. También monto algunos clips en YouTube.

-¿Sientes que la pandemia ha influenciado en tu trabajo?

-Sí, totalmente. Creo que llegó para cambiarnos la vida, darnos una cachetada gigantesca de realidad y demostrarnos lo vulnerables que somos, que tenemos que vivir cada día como si fuera el último. La pandemia nos quitó a un montón de amigos, de familiares, de conocidos, de famosos.

Cuando llegó la pandemia a Nueva York, la ciudad quedó completamente cerrada. En la calle lo único que se respiraba era un ambiente de temor y angustia que solamente pueden entenderlo las personas que lo vivieron. Era tanta la desesperación que veías en los televisores, que yo me sentía enfermo sin necesidad del coronavirus. Eso me llevó a reestructurar por completo El Show de la Arepa, a convertirlo prácticamente en un noticiero.

Fue un completo error. Por más que sintiera la necesidad de hacerlo, no puedo cambiar el concepto que me ha mantenido durante tres años al aire por esta situación. Creo que ahora más que nunca hay que darle a la gente un poco más de humor, de alegría. Y estaba cayendo en lo mismo que critico: se puede concientizar, sin hacer amarillismo.

En cuanto a la música, saqué una canción llamada «Quédate en tu casa», que en realidad ni siquiera estaba mezclada, sin producción ni nada. La grabé sin metrónomo y el video era yo tocando el cuatro en la sala de mi casa, invitando a la gente a que se quedara en casa de una manera divertida, el estilo que siento es mi etiqueta.

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