Economía

El chavismo camina sobre escombros buscando su propia “economía de mercado”

¿A qué fue Jorge Rodríguez a Fedecámaras? ¿Qué busca el gobierno de Maduro con esta orden de sentarse a dialogar con los empresarios de las principales ciudades? Con el poder en la mano y conquistado el parlamento, ahora le toca ver quién puede producir para no quedarse gobernando en territorio devastado. Francisco Olivares examina el panorama

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chavismo Fedecamaras

Lo novedoso de la visita a Fedecámaras que en días pasados hizo el ahora presidente del parlamento chavista, Jorge Rodríguez, es que en tantos años de control del poder ningún representante del gobierno se había acercado a la sede del principal gremio empresarial de Venezuela, ubicada en El Bosque, Caracas.

El único chavista que se recuerde de visita por allá durante la llamada «revolución bolivariana» fue un agente de las bandas armadas parapoliciales, llamadas en Venezuela “colectivos”. Este hombre, perteneciente a la nómina gubernamental, murió en 2008 al detonar en su cara el explosivo con el que intentaba atacar la sede de Fedecámaras.

Los mensajes de la revolución hacia los empresarios privados venezolanos suelen estar bien definidos y plasmados en las paredes de las calles cercanas a la sede patronal. Están cargados de amenazas, acusándolos de ser aliados del imperialismo, oligarcas, hambreadores, enemigos del pueblo y «vende patria».

La ruta de la China

La visita de Rodríguez a la casa de los “emblemáticos enemigos” ocurre cuando han tomado formalmente el último poder, la Asamblea Nacional, que simbólicamente quedaba en manos de la diversidad democrática y que ya había sido convertida en un cascarón vacío de funciones.

En los últimos años el chavismo al estilo de Maduro también ha comprado a una parte de la oposición; sometido a las voces disidentes dentro de la Fuerza Armada y ha consolidado una fuerte alianza con Rusia, Cuba, China e Irán.

Sin embargo, la cúpula gubernamental camina ahora sobre los escombros de lo que fue el país más próspero de América Latina, producto de su propia gestión montada durante más de dos décadas sobre la ideología totalitaria del marxismo leninismo.

Las cifras del drama que suele recordarnos el economista Jesús Casique nos alertan que ese pintoresco episodio ocurre luego de 39 meses de hiperinflación, caída del Producto Interno Bruto (PIB) por 28 trimestres consecutivos. A esto se suma el desempleo de 54%, pobreza total de 92%, pobreza extrema de 79% y la producción petrolera -la principal industria del país- casi paralizada.

Todo ello por una combinación de factores resumidos en el estatismo populista con leyes inspiradas en el marxismo, controles económicos, expropiaciones, incompetencia de sus líderes políticos y militares puestos a dirigir empresas. Un denominador común en este cuadro es la corrupción exacerbada, que mutó hacia un Estado sin instituciones solventes, penetrado por mafias organizadas, que operan a la sombra del mercado negro de bienes y servicios.

¿A dónde quieren ir?

Una cúpula cercada por las sanciones internacionales intenta abrirse espacios en el mercado internacional y en los organismos multilaterales. Rodríguez, considerado ahora uno de los hombres más fuertes del chavismo, es el enviado para abrir algunas “trochas” en la golpeada economía privada. Eso sí, solo si los empresarios venezolanos se alinean al poder madurista en esta nueva estrategia que pretende recuperar algunas áreas de la devastada economía socialista.

Rodríguez aseguró que “se van a encontrar con todos en Venezuela y, si alguien quiere que la reunión sea secreta, será secreta” (….) “Si tocamos una puerta y esa puerta no se abre, volveremos a tocar esa puerta”, concluyó. Lo hizo antes de reconocer que “una gran cantidad de empresarios de Venezuela militan con las ideas políticas de la oposición venezolana”.

chavismo Ricardo Cusanno

Por su parte, el presidente de Fedecámaras, Ricardo Cussano, respondió señalando que: “Hemos reiterado lo que a través de los años hemos dicho, presentado una propuesta de análisis de cómo el ordenamiento legal venezolano hace punitivo al hecho económico y de cómo se debe dejar de asfixiar la actividad económica”.

Con la economía en el piso y un amplio expediente sobre violaciones a los Derechos Humanos y políticos en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la Corte Penal Internacional, Maduro ve una pequeña luz al final de túnel, con el ascenso a la presidencia de Joe Biden, y las gestiones de la Comunidad Europea a favor del diálogo en Venezuela.

Asimismo, se suma la visita a Venezuela de Alena Douhan, relatora especial de las Naciones Unidas. En un comunicado del organismo se explica que en esta visita se propone evaluar “en un espíritu de cooperación y diálogo, si la adopción, el mantenimiento o la aplicación de sanciones obstaculiza la plena realización de los derechos humanos de las personas, y en qué medida”.

Apoyados en el control de la AN y la dispersión de la oposición, una mediación internacional encabezada por la ONU, le permitiría aspirar a aliviar algunas de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. Especialmente las restricciones financieras, y acceder al financiamiento de organismos multilaterales, donde sus aliados internacionales podrían jugar un papel mediador.

Que vengan las inversiones

Con la Ley Antibloqueo, la cúpula chavista aspira a abrir un mecanismo para privatizar la larga lista de industrias en manos del Estado.

Estas arruinadas empresas públicas son una carga económica que ya no pueden ser financiadas con los recursos de un Estado sin capacidad ni para cubrir la cesta básica de los venezolanos. Eso sí, en todo caso ese sería un proceso en el cual solo habrá cabida para aquellos que se sometan a las normas de la autocracia chavista y sus nuevas leyes.

Nicolás Maduro, en tono festivo, anunció que con esa ley se han creado las condiciones para la inversión extranjera y aseguró que han recibido al menos 200 ofertas de inversiones privadas de muchos países. Dijo que a la vanguardia de tales ofertas están: Rusia, China, India, Turquía e Irán (como era de esperarse) a quienes Maduro y el chavismo consideran que “son las potencias emergentes del mundo”.

No todo es celebración

En los últimos meses la conflictividad social se ha incrementado y las cifras de las protestas llevadas por ONG muestran que, a parte del costo de los alimentos y salarios que no llegan a 3 dólares, la carencia de servicios básicos como electricidad, gas, agua y gasolina, hacen inviable cualquier proyecto de recuperación.

A pesar de los bailes en cadena nacional, las risitas sarcásticas de los voceros, y la arrogancia militar, el conflicto puede escalar a situaciones mayores si la población no encuentra cómo sobrevivir. La pobreza de gran parte de la población ha ubicado a los venezolanos en los últimos lugares del ranking mundial.

De allí que la única vía para encontrar algo de alivio de las sanciones internacionales, especialmente las de carácter financiero que afectan al negocio petrolero, es mostrar cierta actitud hacia la reinstitucionalización del país. Por ello se hace énfasis en la conformación de un nuevo ente electoral, el nuevo Parlamento, se sugiere la incorporación de nuevos factores opositores y se anuncia la apertura hacia el capital privado e inversiones extranjeras.

Mercado negro

Sin embargo, la desinstitucionalización ha sido tan profunda que, según los expertos, 20% de la economía venezolana está manejada por el mercado negro. Gran parte del financiamiento del gobierno se basa en las operaciones con oro y minerales estratégicos; además del reducido mercado petrolero que se ha establecido con operadores y empresas de países aliados como Irán, Rusia y China.

Como lo han denunciado ONG, bandas delictuales en complicidad con algunos militares manejan la mayor parte de la extracción del oro a través de mecanismos artesanales sin control. De paso destruyen impunemente el ambiente pero proveen a los aliados del chavismo que se ocupan de la exportación paralela del oro sin registrarlo ante el Banco Central de Venezuela.

Todo este negocio paralelo ha generado grandes movimientos de dinero en efectivo, en dólares y euros, que son los que han comenzado a mover algo de la economía venezolana. Pero a la vez  han ofrecido una cierta apariencia de recuperación económica, que se manifiesta en grandes tiendas repletas de productos importados, construcciones lujosas y una mayor circulación de vehículos blindados de lujo en ciertas zonas del país.

Delitos sin control

El crecimiento del crimen organizado y la ausencia de controles sobre el delito con un poder judicial sometido por el Ejecutivo y la severa crisis de los servicios, es un elemento que juega en contra del plan de apertura económica que pretende el gobierno. Incluso, para sus aliados, ese sendero no ofrece garantías ni seguridad para sus inversiones. El delito se ha masificado a tal extremo que cualquier trámite, o movimiento de mercancía en las vías del país debe pagar extorsión.

Los 35 mil millones de dólares que, según el economista José Toro Hardy, se requieren para recuperar la industria petrolera, no serían el único factor a tomar en cuenta por las empresas de China o de Rusia, para invertir a cambio de la mayoría accionaria ofrecida por el gobierno. Si el chavismo no ofrece un mínimo de institucionalidad, de leyes y seguridad jurídica, difícilmente aparecerán las grandes inversiones a la que aspira. La misma situación vale para otras áreas como el caso de las empresas básicas que tienen la mayoría de las plantas paralizadas.

Totalitarismo o gobierno criminal

En el libro publicado recientemente por Editorial Dahbar: “Autocracias del Siglo XXI”, sobre el caso Venezuela, escrito por un equipo de analistas especializados en diversas materias, reseña Miriam Kornblith que varios analistas abordan el tema de cuál es la naturaleza del régimen chavista. Juan Miguel Matheus lo cataloga como un régimen autoritario y examina la conformación ideológica caracterizada por una combinación de militarismo, doctrina de izquierda marxista en una concepción instrumental de unión cívico-militar, castrismo y constitucionalismo populista. Un núcleo ideológico rígido que no ha cambiado.

Paola Bautista de Alemán describe cómo ha sido la evolución del régimen del totalitarismo hacia “un estado gansteril” promovido desde el seno del poder para perfeccionar su capacidad de dominación. Se trata de un rasgo estructural al que se llega por diseño. Allí se examina la degradación cleptocrática y criminal hoy reconocida internacionalmente.

Miguel Ángel Martínez Meucci plantea la pregunta acerca de si “la revolución bolivariana ha mutado hacia el predominio de una lógica gansteril (…) se trata de dilucidar si la coalición en el poder está compuesta esencialmente por actores políticos o criminales”.

De regreso de la revolución

El 29 de enero de 2010 la cúpula ideológica del chavismo decidió eliminar los artículos 59, 60, y 61 de las normas sobre actividades de corretaje, intermediación y de bolsa para los mercados de capitales. La medida no solo afectó a miles de inversores y ahorristas, sino también a cientos de empresas financieras que vieron reducidas sus operaciones. La medida de calificar esas operaciones como especulación, lo que logró fue suprimir la posibilidad de inversión, por lo cual obligó a que los bonos y títulos de valores fueran colocados en las grandes financieras internacionales contribuyendo a la fuga masiva de capital.

A partir de allí, el dólar se convirtió en un instrumento del mercado negro. Y en los siguientes años conceptos como hiperinflación y escasez han formado parte de la vida del venezolano.

Algunos analistas sostienen que el chavismo, tardíamente, luego de 22 años en el poder podría tomar el rumbo de China, Vietnam y otros países comunistas que terminaron abriéndose al libre mercado, aunque manteniendo el centralismo y poder en manos del partido.

El chavismo seguía el libro ortodoxo del marxismo leninismo, que suprimía toda actividad económica independiente, estatizaba grandes industrias, suprimiendo la participación del capital social a través del mercado de acciones. Pero mientras, el mundo comunista emprendía el regreso a la inversión privada.

En el discurso de apertura del XV Congreso del Partido Comunista de China, Jiang Zemin, quien gobernó entre 1993 y 2003, afirmó que solo el sistema accionario era capaz de resolver la crisis de las empresas públicas de las cuales, las dos terceras partes perdían dinero. Es decir, estaban en quiebra. La propuesta de reforma económica que abría el mercado de acciones al capital privado se convirtió en una suerte de “virus chino” que contagió a los países comunistas. Camboya siguió el modelo para recuperar empresas quebradas, Laos hasta creó una televisora para informar a los habitantes sobre el nuevo mercado, igual hicieron Vietnam y otros países con sistemas cerrados: abrieron sus economías a las inversiones extranjeras.

Vietnam en América

Así pues, desde los tiempos en que las juventudes de América Latina elevaron la figura de Ho Chi Min a la categoría de mesías del nuevo mundo socialista, bautizada como “Sendero Ho Chi Min”, nadie habría imaginado que unos años después, aquel sendero renacería en forma de “índice bursátil” en el corazón de Vietnam. La emblemática Vietnam, luego de cuatro años de esa acción de apertura logró inversiones directas por 122 mil millones de dólares, según reportes del Banco Mundial.

Desde sus alocuciones televisivas Nicolás Maduro ha comenzado a hablar de las ventajas de la dolarización y la Ley Antibloqueo, lo cual esgrime como pasos necesarios de la revolución socialista.

Las eufóricas alocuciones del líder originario de la revolución en la que se exaltaba la palabra “exprópiese” yacen en el olvido al igual que su creador, en el llamado “Cuartel de la Montaña”. Hugo Chávez va quedando solo como símbolo de un legado que condujo al país a la destrucción material y social. Así como ha ocurrido con Mao Tse Tung, Ho Chi Min, Lenin y otras figuras que llevaron sus países a la hambruna y la ruina productiva.

Ya desde aquellos años tiempos de 2010 algunos analistas advertían que mientras aumentaba la deuda externa, la sola la recuperación de las industrias a manos del gobierno requerirían, solo para para mantenerlas, 75 mil millones de dólares en la década siguiente. Y haría falta pagar el doble de ese monto si se deseara modernizarlas y aumentar la producción. Ese es ahora el escenario que estamos viviendo los venezolanos: ya estamos en la década siguiente, caminando sobre ruinas.

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