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Dumbo, 78 años después

El remake de Disney del elefante volador, esta vez de la mano de Tim Burton, funciona como entretenimiento familiar dominguero pero a pesar de complementar la historia de su predecesora,  no logra ser una película más sólida que la original, sino que se usa como medio para alcanzar una nueva generación de fans.

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Mientras que el Dumbo original de 1941 tiene solo 64 minutos de duración, la versión 2019 dura casi dos horas, aquella caricatura de mediados de siglo tenía como foco principal los personajes animales, centrándose en Dumbo, la pérdida de su madre y su amistad con un ratón llamado Timothy.  Esta versión híbrida CGI / live-action de Tim Burton tiene como foco la humanidad,  Colin Farrell interpreta a Holt Farrier, un veterano de la Gran Guerra que regresa a su familia de circo estadounidense con un brazo menos. Su esposa murió en su ausencia, dejándolo a cargo de sus hijos Joe (Finley Hobbins) y Millie (Nico Parker) , quienes también viven en el Medici Bros. Circus, dirigido por Max. Medici (Danny DeVito). 

El representar mundos altamente estilizados no es algo nuevo para Burton, su muy peculiar estética gótica es  consistente en Sleepy Hollow , Edward Scissorhands , Beetlejuice , Charlie and the Chocolate Factory y Batman entre otras, ese universo es un elemento fundacional dentro de sus historias y lo usa para exponer personajes que se pueden considerar «extraños» buscando su lugar propio dentro del mundo «normal».

Así que ese tropel de películas lo convierten en el director perfecto para echarnos el cuento de Dumbo, el tímido elefante forzado a ser el centro de atención debido a la superlatividad de sus orejas. Todos los mundos que creó Burton en sus películas han servido de complemento perfecto aquella narrativa supra mencionada, un conjunto de elementos tangibles complementados con maquillaje y mejorados a través de los efectos digitales. pero, desde Alicia en el país de las maravillas, esa estética sólida dio paso a demasiados elementos digitales que carecen de peso y contundencia, dándole un aspecto  de juguete plástico al film.

El film se filmó casi todo con Arri Alexa 65, en formato 1:85:1, este último es menos horizontal y más cuadrado, ideal para enfocar la atención en un elemento específico, las caras de los actores, los personajes digitales, etc.  Puede sentirse menos cinematográfico, pero ciertamente ayuda a enfatizar las composiciones realizadas en planos simples que emulan la animación en capas de  la original, constituyendo uno de los grandes puntos a su favor.

El muy publicitado reencuentro de El Pinguino (DeVito) con Batman (Keaton), se queda corto, no hay escenas realmente memorables entre ambos, DeVito no tiene mucho con que trabajar su personaje, y Keaton, que es lo mejorcito de la película, parece enfundado en un disfraz en lugar de representar a un personaje, un par de veteranos desperdiciados. Incluso la hermosa Eva Green se queda corta, al igual que Farrell, en su interpretación, no hay una dirección consistente y se nota exceso de trabajo con pantalla verde que se siente poco ensayado.

Hay una necesidad de un guión más profundo y de un mundo mejor realizado para poder interactuar, pero viendo sus últimas obras, Burton no parece estar interesado en ninguna de las dos cosas sino es el espectáculo visual. Así como Vandevere (Keaton) se siente como una representación de Walt Disney, y Dreamland una especie de Disneyland, es innegable hacer un paralelismo que tiene que ver con la fecha de lanzamiento de la película: exactamente una semana después de que terminase el proceso de  fusión de Disney con FOX.

Ahora Disney tiene la atracción principal de su circo, las franquicias de X-Men y Los 4 Fantásticos.  Como era de esperarse, los despidos por duplicidad de cargos no se hicieron esperar, de la misma forma que Vandevere intenta despedir a los artistas del circo y coloca a su antiguo dueño en un rol de líder dentro de Dreamland.  Vandevere es el villano de la película, pero no sé si Disney se percate de la ironía.

Aunque parezca diseccionada, Dumbo sigue siendo algo más grande que la suma de sus partes, sus personajes son poco profundos, su antagonista es monótono y su clímax en el tercer acto es superficial. Pero, con todo eso en contra, logra revivir la magia de una superproducción que merece ser disfrutada en familia, no será un hito para Disney ni para Burton, pero es una buena adición para ambos, y logra tener momentos que ciertamente van a encantar.

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