Opinión

CSI y El Mentalista

Con CSI y El Mentalista, series que transmitía Directv, el autor Oscar Doval hace un paralelismo sobre cómo ha afectado en los hogares la salida de Venezuela de este servicio de televisión por suscripción

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CSI y el mentalista oscar doval
Alejandro Cremades

CSI y el mentalista por Oscar Doval

En psicoanálisis, la sublimación es un mecanismo de defensa, en virtud del cual los impulsos o deseos inconscientes, muy difíciles de satisfacer por ser socialmente inadecuados, tales como ciertas torceduras de la sexualidad, agresividad, ascos raciales y otros, son desplazados a aspectos de la realidad, socialmente más aceptados y bien vistos, como lo son el trabajo, el arte, el deporte y muchos más. Por ejemplo, un cirujano estaría sublimando la necesidad de acuchillar gente a través de su noble profesión. Ante cualquier reclamo de los cirujanos, empezando por mi amado hermano, esto es una teoría de Freud, así que sobre él, recae todo derecho y responsabilidad de autoría.

Caridad

Caridad, Cari, es la mujer que ha criado a mis 3 hijos, mientras su mamá y yo, hemos estudiado y trabajado como locos, y de vez en cuando les “paramos” un poco.

Cari es uno de los seres humanos que más quiero sobre la faz de la tierra, y a quien más cosas tengo que agradecer.

En la última década, cada vez que he pasado cerca de esta noble mujer mientras atendía sus labores, estaba sintonizando el canal TNT en DirecTV. Particularmente, dos series, la primera CSI en cualquiera de sus versiones: Miami, NY , Las Vegas y Cyber, en cuya trama pude notar que una suerte de Cicpc del primer mundo, resuelve asesinatos con sofisticados métodos científicos. La segunda, El Mentalista, se trata de un psíquico traumado por la vida, que ayuda a la policía a solucionar homicidios, usando sus múltiples habilidades de hipnosis, prestidigitación e ilusionismo, teniendo además la extraña manía de tomar té en las escenas del crimen.

En fin, cada vez que pasaba al lado de Cari, lo que veía en la pantalla de la TV era cadáveres, salpicaduras de sangre, órganos tirados por ahí, morgues, pies con etiquetas, autopsias con barriga abierta y todo, tiros, puñaladas, golpes mortales, estrangulamientos, y cualquier otro tipo de fenómeno criminal, muy común en nuestra vida venezolana, pero escenificado en ciudades americanas. Además, Cari se sabía todos los episodios de cada temporada de memoria, ya que los había visto en varias oportunidades. Así, le narraba a uno de forma espontánea, cuál era la próxima escena y quien era el asesino, lo que nos causaba mucha gracia a todos, al punto de llamarla, dependiendo del momento y del humor, “Cari la detective”, “Cari la policía”, “Cari la paca”, “Cari la Wilexis”…

De la sublimación y otros demonios

Caridad solía ser una mujer alegre, vivaz, divertida y muy enérgica, mas he de confesar que en los últimos días, tras el súbito corte de DirecTV, el pasado martes 19 de mayo, me tiene muy preocupado, el hecho de que la veo taciturna, seria, y con la mirada perdida.

Además, se la pasa en la cocina, viendo la pantalla apagada de la TV y cortando  todo lo que tiene enfrente: jamón, queso, pan, frutas, vegetales, tubérculos, pollo, carne, “topers” y demás bromas. Todo, en pedacitos, en pedacitos chiquititos, con una destreza y una rapidez, que dejaría pasmada a cualquier maquina picadora. Siempre con el cuchillo en mano, siempre cerca de la TV, siempre cortando y cortando. Creo notar cierta inquina, no sé si estoy imaginando de más, cuando arremete contra la carne, el pollo y cualquier otra cosa que chorree sangre y líquidos de naturaleza sérica.

El otro día, la vi de noche en el patio moviendo la tierra, pensé que estaba arreglando una mata, y ante mi curiosidad, me miró con cara de arrechera, se llevó un dedo a los labios haciendo un gesto de silencio y musitó bajito:  “estoy enterrando una chozuela”. Le respondí también bajito: -“Ah…ok” y regresé a la casa, caminado de retroceso lentamente para no perderla de vista, mientras ella terminaba su labor. Ya en el interior de casa, salí disparado, a brincos largos pero silenciosos hacia mi habitación, y nos encerré a todos con llave, como hago todas las noches desde ese día.

Socavaron el derecho de 10 millones de venezolanos.

DirecTV no solo divertía y quizás permitía sublimar a Cari, era el medio más económico de distracción de alrededor de 10 millones de venezolanos. 2,5 millones de suscriptores pagaban una tarifa en torno a 1 dólar mensual para acceder a contenidos televisivos venezolanos y de todas partes del mundo, hechos al gusto de cada consumidor. Nuestra población más pobre podía acceder a un diversión sana y muy económica. De hecho, en todas las barriadas populares, coronan sus ranchitos, con una antena de DirecTV. Por otra parte, empujaba a la tercera parte de nuestra población a mantenerse informada del acontecer nacional e internacional.

AT&T, el gigante gringo de las telecomunicaciones, dueño de DirecTV, salió corriendo y sin avisar de Venezuela, argumentando que temía a las represalias del gobierno de Trump, ya que a través de su señal se veían obligados por el gobierno venezolano a transmitir Globovisión y Pdvsa TV, cuyos accionistas son sujetos sancionados por EEUU.

Desde otra óptica podría también afirmarse que AT&T, por mandato del gobierno americano, viola flagrantemente  “el acceso a la información y la libertad de expresión como derechos humanos inalienables”, según la declaración de derechos humanos de la ONU. Resalto lo dicho, AT&T comete casi un delito de lesa humanidad, por diferencias políticas entre el gobierno de Trump y el gobierno de Maduro.

Nuevamente, no importa un bledo, la empobrecida y mancillada población venezolana, sino el satisfacer las voluntades de los gobernantes y sus gobiernos. Y que el pueblo se “vaya al carajo”, como siempre. Total, como decía Roque Dalton: “…siempre vieron al pueblo como un montón de espaldas que corrían hacia allá…”.

DirecTV y lo político

Como era de esperarse, el asunto se volvió un tema político bastante encendido en las últimas dos semanas. Un grupo de venezolanos, entre ellos mi mujer y yo, firmamos solicitando el regreso de DirecTV a Venezuela, junto con otros 55 mil conciudadanos, a través de la plataforma Change.org. Por cierto allí también firmaban líderes de la oposición como el siempre asilado Freddy Guevara, y el cineasta y escritor Jonathan Jakubowicz.

Bueno, resulta que una serie de venenosos tuits y comentarios por otras redes sociales nos tildaron de superficiales y “vendidos” al régimen de Maduro, por manifestar nuestro deseo sobre el regreso de la mencionada plataforma. Decían que en vez de estar pidiendo la restitución de DirecTV, lo que supuestamente beneficiaría al gobierno oficialista, solicitáramos enfáticamente medidas más radicales, como la suspensión de todos los medios de comunicación, redes sociales e internet, para poner más al “gobierno contra la pared”. Además, nos conminaban a exigir a los Estados Unidos una intervención armada para sacar a Maduro de un plumazo.

En la acera del oficialismo, de una manera solemne, Conatel, el TSJ y la ANC, exigieron a AT&T la restitución inmediata de la señal de DirecTV o se llevarían a cabo acciones, tales como la toma de las instalaciones de la empresa, así como la imputación de la junta directiva por actos criminales. Ambas medidas se ejecutaron un par de días después, encontrando el edificio de DirecTV vacío, sí vacío, vacíoooooo, porque AT&T despidió el mismo martes 19 de mayo a todo el personal y los mandó a su casa.

Pero ¿quién es el culpable?

Para variar, la oposición radical culpa a Maduro de la salida de DirecTV, por forzar a la empresa a transmitir canales sancionados. El oficialismo culpa al imperio del escape de la cablera, por atención a la agenda perversa de los gringos, de estrangular a nuestra población, hasta empujarla a un caos social.

Yo en lo particular, responsabilizo a la propia AT&T y a la regulación de sus tarifas, ya que claramente se está yendo de Venezuela porque a 1 dólar por suscripción mensual, con todo y la venta de comerciales, no se puede rentabilizar una operación de esa magnitud. Para que tengamos una idea, en EEUU y otros países Latinoamericanos, las suscripciones mensuales de DirecTV oscilan entre los 25 y 60 dólares. Cómo diablos le va a apetecer a la AT&T  quedarse en Venezuela. El gobierno gringo y el propio gobierno de Venezuela le dieron a AT&T la excusa perfecta para salir corriendo. Piensa en dinero y acertarás, dicen por ahí, ¿no es así?.

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Mientras tanto, Maduro ofrece restituir la señal con otras empresas de servicio satelital. Espero que esto no demore el tiempo que nos llevaría recuperar el satélite Simón Bolívar, que está por ahí perdido, fuera de órbita, registrando quien sabe qué, ¿la vida en Plutón?.

Aprovecho e invoco la sindéresis del gobierno nacional para que no nos coloquen canales de Corea del Norte, Irán, Turquía, Cuba y otros países sancionados; cuyos contenidos televisivos deben ser más aburridos que un comercial de YouTube.

Creo que llegó el momento de sentarse a hablar con la oposición, presidente Maduro, no aquella oposición golpista, radical y apátrida, sino con la que queremos a Venezuela antes que a nosotros mismos.

Por lo pronto, ya que no tenemos acceso a Intercable, Supercable y las otras cableras, decidimos ponerle a Cari películas grabadas de asesinatos, cadáveres, sangre y toda cosa muerta que encontremos; para ver si logramos traerla de regreso al mundo de la sublimación y deja de estar cortando y enterrando cosas por ahí.

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