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Covid-19: impacto social según raza y género

La emergencia sanitaria global por covid-19 tiene implicaciones y matices determinados por factores como la edad, el sexo y la procedencia étnica o social. El abordaje de estos aspectos, en sintonía con la lucha contra la desigualdad social, surge como elemento central en la formulación de políticas públicas para los tiempos pospandemia

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RAYNER PEÑA R |EFE

El impacto de la pandemia de covid-19 en la sociedad no es homogéneo. Las diversidades de ese impacto no solo podemos verlas en la división social. Igual podemos encontrar diferencias por grupo de edades, por raza y por sexo. El grupo de jóvenes se presenta como uno de los más afectados, así como los indígenas y las mujeres.

Para el diseño de políticas públicas y/o de estrategias de negocios en América Latina es indispensable tomar en cuenta que la desigualdad social presenta obstáculos no solo para el cumplimiento de medidas básicas, como mantener más de un metro de distancia en lugares públicos. También determina que muchas personas queden fuera de las oportunidades de acceder a un mejor futuro.

Brecha digital

Uno de los mayores cambios de los que hablamos y que ha sido eje en muchas estrategias y acciones es el teletrabajo y/o la educación a distancia. Este cambio representa una desventaja para las personas en situaciones de pobreza. La carencia de equipos y de espacios adecuados, así como la infraestructura tecnológica, minimiza sus oportunidades de acceder a teletrabajo y/o educación a distancia.

El estudio titulado “Estado de la Digitalización de América Latina. Pandemia covid-19” elaborado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), señala que la penetración de internet en la región es de 68%. Basados en este número podemos decir que 32% de la población no tiene acceso directo al teletrabajo ni a la educación a distancia. Sin embargo, habría que destacar que se presentan serias diferencias entre países. Por ejemplo, en Chile la cifra de penetración de internet es de 82% mientras que en Honduras es de 34%.

En el documento de la CAF resalta el número de dispositivos de acceso en el hogar, citando que la tenencia de computadoras es de 45%. Esta cifra revela que la actual tenencia de equipos es insuficiente para lograr el acceso simultáneo de varios miembros de la familia a servicios de educación y teletrabajo.

Los investigadores del Observatorio CAF del Ecosistema Digital sostienen que se debe tomar en cuenta el uso que se le da a internet. Destacan la limitada capacidad en América Latina para adoptar servicios que permitan migrar actividades al espectro virtual.

Al ver el análisis sobre usos de internet, capacidad de penetración y tenencia de computadoras se evidencia la necesidad de inversión para disminuir la brecha digital. En este caso, para brindar condiciones que permitan a la mayoría tener las mismas oportunidades de educación, salud y trabajo.

Juventud rezagada

La Organización Internacional de Trabajo situaba en 18% el desempleo en el segmento de jóvenes entre 15 y 24 años antes de la pandemia. En mayo publicó un reporte en el cual señalaba que 1 de cada 6 jóvenes había perdido su empleo en el mundo desde el surgimiento de covid-19. Ello representa un significativo incremento del desempleo juvenil en América Latina.

No solo en el aspecto laboral se ven perjudicados los jóvenes. Según cifras de la OIT, más de 21% de los jóvenes de la región ni trabajan, ni estudian. Dado que la pandemia de covid-19 afectó el empleo y el acceso a la educación, todo hace suponer que este número aumentará.

Pueblos indígenas

Datos del Atlas de los Pueblos Indígenas en América Latina reflejan que estas etnias representan a 522 pueblos de la región. Señala este documento que la población indígena superaba los 28 millones de habitantes. Esta cifra podría elevarse, si se incluyen personas con ascendencia indígena.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó en su website un escrito titulado: “Pandemia 2020: Respuestas urgentes y diferenciadas para pueblos indígenas”. Los autores: David Cotacachi y Ana Grigera, señalan que la población indígena es altamente vulnerable a la pandemia, por su condición de pobreza y el bajo acceso a servicios de educación y salud, así como por la inexistencia o la baja calidad de servicios básicos, como agua potable y saneamiento.

Mejorar el acceso

Un punto que destacan los autores del documento es el limitado acceso a medios de comunicación. Diferentes publicaciones han reseñado historias de indígenas que estudian fuera de sus pueblos y han ido a servir de traductores para comunicar a sus coterráneos las medidas sanitarias para combatir la epidemia. Llama la atención que en México hay pueblos que han recurrido a los altoparlantes para transmitir en las calles las medidas, aunque el medio más usado, y al parecer el más efectivo, es la radio.

El propio BID tiene una serie de recomendaciones sobre cómo dar respuestas a los territorios indígenas de acuerdo con sus características socioculturales y territoriales en el documento «Políticas Sociales en Respuesta al Coronavirus». El informe señala cómo la representación de sus líderes tradicionales, la organización social, así como la cosmovisión y el conocimiento tradicional sobre la salud, son elementos para tomar en cuenta a la hora de diseñar políticas públicas para enfrentar la pandemia. Igualmente, recomiendan ser conscientes de la diversidad de sus lenguas para comunicar las medidas.

Combatir la desigualdad: un reto para todos

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el Informe sobre Desarrollo Humano 2019. En nuestro parecer, uno de los señalamientos más importantes es la necesidad de cambiar los parámetros de medición de la desigualdad social. Así lo expresa en el subtitulo dado al documento: “Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente”.

Es importante que en el proceso de control de la pandemia de covid-19, lo mismo que en la posterior recuperación social y económica de América Latina, se tome en cuenta que la sociedad requiere una lucha contra la desigualdad. Pero no solo desde el punto de vista del ingreso, indiscutiblemente un factor muy importante pero insuficiente para erradicar la desigualdad social.

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