Cultura

"Concordia": las hierbas y la ficción según Rebeca Pérez Gerónimo

En Berlín, la venezolana Rebeca Pérez Gerónimo desarrolló una publicación que da voz y sabores a la narrativa femenina. La revista "Concordia" forma parte de un emprendimiento editorial que, de momento, combina la palabra con el toque de las hierbas y fue presentado en Alemania y España / Por: Claudia Lizardo

Concordia
Cortesía Rebeca Pérez Gerónimo / Texto: Claudia Lizardo
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Siempre me ha parecido que mandar notas de voz de más de dos minutos es una falta de respeto. Pero ciertas condiciones aplican: el cuento tiene que estar muy bueno, el chiste tiene que dar risa o es una nota de voz de Rebeca Pérez Gerónimo hablando de Concordia.

Recuerdo cuando recibí la primera. Me pareció tan serena, con el espíritu de una tacita de té recién servido. Mientras tanto, yo la escuchaba persiguiendo zancudos con una raqueta eléctrica.

En la nota Rebeca me hablaba sobre la revista Concordia, un proyecto editorial que quería llevar adelante enfocado en ficción escrita por mujeres y en conjunción narrativa con el mundo de las hierbas y la gastronomía.

Lo último que esperaba era que me invitara a escribir para el primer número –publicado en octubre de 2019– junto con Noraedén Mora Méndez, Anja Torres y con ilustraciones de Valentina Alvarado.

A lo largo de los meses siguientes, Rebeca y yo nos enviamos notas largas, distendidas, las únicas que me permití disfrutar. Establecimos una dinámica epistolar propia. Una concordia.

Hoy vuelvo a mis notas de voz con Rebeca, esta vez con el propósito de entrevistarla.

– Beca, háblame de tus estudios y de cómo conectaste con la literatura hecha por mujeres…

– Estudié Letras en la Universidad Central de Venezuela. Mi tesis de grado la hice en homenaje a Ida Gramcko y Elsa Gramcko. En ese momento no lo tenía tan claro, pero naturalmente me veía buscando siempre leer a mujeres. Yo no sabía que ese interés iba a trazar mis planes a futuro, pero sin duda fue una semilla. Es un tema que me apasiona, que de alguna forma me ha buscado y que ahora estoy tratando de encontrar.

– ¿De dónde nace la idea de Ediciones Concordia?

-Yo estaba enfocada en leer ficción escrita por mujeres latinoamericanas contemporáneas y me interesaba la idea de editar textos comisionados y hacer esa “concordia” en la correspondencia con las escritoras. Muy pronto me di cuenta de que no me quería limitar a hacer un tipo de publicación bajo estas premisas, necesitaba un espacio en el que pudieran abrirse otros caminos.

Ahí entendí que la revista no era una revista, sino que yo quería hacer una editorial y que la revista era el primer experimento. En Ediciones Concordia no solamente vamos a ver la revista, vamos a ver otras colecciones que arroparán otras correspondencias, otros intercambios, otras complicidades.

Concordia

-¿Por qué publicar a mujeres latinoamericanas en la revista?

-Como lectora lo que me conmueve, lo que me entusiasma y lo que me mantiene atenta a querer saber más es la literatura escrita por mujeres. Por ahora estoy tratando de resolver todas las incertidumbres que tengo sobre qué es escribir, qué es escribir si soy mujer, qué historias cuentan las mujeres y quiero dejarme sorprender por lo que ocurra en el proceso con la revista.

Hay muchos proyecto editoriales que tienen esta intención y me gustaría pensar que la revista forma parte de ese músculo editorial que le da espacio a las mujeres que escriben en español.

– Volviendo a la revista. Cada número lleva el nombre de una hierba. El primero estuvo dedicado a la borraja, el segundo, que está por salir, está dedicado a la caléndula y el tercero estará dedicado a la verbena ¿Cuál es el vínculo entre Concordia y las hierbas?

-Una vez que tuve claro lo que quería hacer con la revista tomé en cuenta el aspecto estético: ¿cómo podía presentar algo ante un público que estuviera cohesionado con los términos del proyecto? Yo quería invitar a distintas artistas para intervenir cada número y eso me planteaba un reto en términos de cómo se vería la revista. Ahí surgió el tema de las hierbas.

Llevaba un tiempo leyendo sobre hierbas e incorporándolas en mi rutina de vida. Las hierbas presentan un mundo muy amplio y con potencia narrativa; cada una tiene su historia, se ven de cierta forma. Entonces usé ambas características de las hierbas, la narrativa y la visual, para cohesionar la revista.

-Y lo haces en un tiempo específico…

-Sí, trato de escoger hierbas que crecen durante la temporada en la que trabajaré con las escritoras. Cada temporada dura tres meses y la idea es presentar los números al final de cada temporada.

-Cada hierba está vinculada con una emoción o idea. En el caso de la borraja fue el coraje; la caléndula con el cuerpo y la verbena con la pérdida. ¿Cómo estableces estos vínculos y cómo los traduces en el proceso editorial?

-La hierba presenta la atmósfera del cuento y de la publicación, y a mí me sirve también para pensar en los ejercicios que les propongo a las escritoras.

El proceso funciona en una forma en la que dejo que las hierbas “me hablen”. La hierba llega primero, esto me permite entrar en su “mundo”; leo sobre su historia, su etimología, sus usos y luego, a partir de recursos literarios, voy conduciendo  ese conocimiento hacia la narrativa.

-Empezamos con el coraje, que es una emoción vinculada a la borraja, hierba a la que está dedicado el primer número de la revista…

-Por ser la primera, borraja me permitió darle ese impulso al proyecto de la revista y, como siempre he dicho, el coraje es un sentimiento muy valioso cuando uno quiere publicar, escribir o editar. Es un mundo muy rudo, competitivo. Un mundo en el que sabes que estás haciendo un proyecto no para hacerte rico sino porque te hace feliz, entonces requiere coraje entrarle.

El tema del cuerpo surge a través de la escogencia de la caléndula, que es una hierba muy corporal. La comisión que le hice a las escritoras es que tenían que escribir un cuento en el que una parte del cuerpo tuviera un foco.

Y la verbena, con la pérdida, tuvo que ver con los tiempos que estamos viviendo. La verbena es una hierba muy conocida por calmar la ansiedad y ayudar al sistema nervioso. Pensé en lo que estamos “perdiendo” en estas semanas de cuarentena, esta sensación de que vamos a perder las formas en las que una vez nos encontramos cómodos.

La pérdida es algo que deja huella, algo que deja un vacío y la verbena de alguna forma alivia ese proceso. Entonces les planteé a las escritoras que escribieran algo sobre la pérdida desde múltiples puntos de vista.

-¿A quiénes podremos leer en el número de la caléndula?

-En el próximo número –previsto para la primavera del 2020– tenemos como artista invitada a Ángela Stempel. Las escritoras son Rafaela Pinto Reyes, de Mendoza, Argentina; Valentina Ramona de Jesús, de Medellín, Colombia; y Carolina Lozada de Valera, Venezuela.

-Una de las cosas que más llama la atención de la revista es el vínculo que estableces entre fermentación y escritura. Cuéntame de ese proceso…

-A mi parecer, la fermentación y la edición son procesos afines, porque ambos son proyectos de largo aliento, y esta concordia no solamente se centra en hacer conexión con la palabra. La palabra es un medio, pero también todo el propósito de Concordia es hacer comunidad y, en ese sentido, la idea de la fermentación es fundamental, porque es una comunidad de bacterias que se comunica, que es susceptible a temperatura, a cuerpos, es lo mismo con el proceso de edición al que estoy apelando.

Yo había estado estudiando de forma autodidacta cosas relacionadas con la cocina, especialmente con la fermentación, y ahí me di cuenta de que lo que hacía con la fermentación era lo que estaba haciendo en los procesos editoriales con las escritoras y siempre estuvo ahí frente a mí.

Concordia
(Edgar Aponte)

-La presentación de la revista es también un reflejo del proceso. Hay una degustación de platillos realizados con las hierbas de esa edición…

-Sí, las hierbas son todas comestibles porque son el ingrediente protagonista del menú de degustación que creo para la presentación. En el caso de la borraja, hubo hierbas en el pan y aceite de borraja en la crema de calabaza, por ejemplo.

Quería hacer una presentación en la que replicara la correspondencia que yo establecí dentro del proceso editorial de la revista. Me tomó tiempo calzar todas las piezas, pero fue mágico porque pude presentar muchas de las cosas que me obsesionan. El hecho de que yo sirva comida me permite, desde un lugar más bien performático, expresar, narrar y conversar alrededor de la revista.

He incorporado otras prácticas no totalmente relacionadas con la literatura, pero que me permiten desplazarme en mundos en los cuales puedo hablar desde la ficción a través de otros procesos. Es otro tipo de escritura.

Concordia y paciencia

En este momento, mientras daba play y replay a la voz de Rebeca, las piezas también calzaron en mi cabeza. Claro. Para que la materia se transforme, hay que tener paciencia.

Cada vez que nos enviábamos una nota de voz la respondíamos a destiempo, huyéndole a la inmediatez que exige la plataforma. Hubo ocasiones en las que tardé horas y días en responder y volvía al chat con un: “chama, qué pena, perdón”. Pero ya entendí: esos silencios fueron necesarios para que la historia fermentara.

Esa misma reflexión se la mandé y esto me contestó:

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