Destacados

¿Con Biden se acabó la guerra contra las drogas?

En lo que va de la administración de Joe Biden las operaciones del Comando Sur en el Caribe han disminuido. ¿Cambió la estrategia de combate antidrogas? Hay elementos que indican que algo está pasando, mientras en Perú y Bolivia los gobiernos se preparan para ampliar la legalización del cultivo de la coca y se extiende el debate de la legalización de la marihuana para usos medicinal y recreativo y acá Nicolás Maduro insiste con la historia de que EEUU lo quiere matar

drogas
AFP / Archivo
Publicidad

Desde que Joe Biden asumió la presidencia en Estados Unidos las acciones militares y la llamada “guerra contra las drogas” ha reducido su presencia en Latinoamérica. El Comando Sur limitó sus operaciones militares a ámbitos vinculados a la “ayuda humanitaria” y los despliegues con grandes buques y aviones de combate en el Caribe que bloquearon gran parte de las rutas del narcotráfico hacia el Norte, ya no tienen la sonoridad de los tiempos de Donald Trump.

Hasta los recientes ejercicios militares “Tradewins 2021” realizados en Guyana en junio dejaron de tener el impacto de otros años en la geopolítica del continente y se orientaron fundamentalmente a escenarios de tragedias naturales y derrames petroleros.

Salvo Colombia -cuyo gobierno mantiene una fuerte acción contra los grupos armados irregulares, especialmente contra las FARC disidentes, el ELN y el Clan del Golfo-, en otras regiones del sur del continente las políticas antidrogas parecen buscar hoy otros caminos y especialistas comienzan a debatir si la llamada “guerra contra las drogas” ha llegado a su fin.

“Me quieren matar”

El pasado 20 de junio Craig Faller, jefe del Comando Sur de EEUU, llegó a Colombia afianzar el trabajo que es parte de la cooperación internacional que mantienen ambos países. La visita se produjo luego del atentado con carro bomba que explotó en la Brigada del Ejército en Cúcuta que dejó 36 heridos.

No faltó la reacción venezolana que ve amenazas en cualquier movimiento que haga EEUU. El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, consideró esta visita como una «provocación» y como un acto de «injerencismo» la presencia de Faller en Puerto Carreño, población limítrofe, separada del estado Amazonas por el río Orinoco.

El 3 de julio Nicolás Maduro reiteró el señalamiento, acusando al jefe del Comando Sur y a la CIA de armar un plan en su contra. Durante el acto de ascensos militares, Maduro acusó a Biden de planear su asesinato: “Joe Biden ha autorizado el plan para asesinarme y asesinar a importantes líderes políticos y militares de Venezuela”.

Con la mano en el pecho acotó: “Si alguien puede entender las fuentes de inteligencia e información que tenemos… nuestras fuentes de información saben que son confiables” (…) ¡Quieren sangre!”, enfatizó recorriendo la mirada sobre un auditorio inamovible.

Salvo estos últimos episodios, y las reacciones de Maduro y Padrino López, los despliegues y las actividades del Comando Sur han sido menos beligerantes que los años anteriores, lo cual no significa que se hayan suspendido los planes de cooperación y alianzas con gran parte de los países latinoamericanos. EEUU sigue invirtiendo millones de dólares en ayuda a la región sur con los países aliados.

La guerra de Nixon

En 1971 el presidente Richard Nixon declaró la “guerra contra las drogas”. Las llamó “el enemigo público número uno para Estados Unidos” y las calificó como una amenaza para la seguridad nacional. Su política global involucró a Latinoamérica por ser la principal productora de cocaína y, en su mayoría, los países de la región acogieron el concepto de esa guerra.

Esa misma guerra generó poderosas organizaciones delictivas que, lejos de sucumbir, se fueron fortaleciendo. Nacieron los grandes carteles vinculados a las mafias internacionales, compraron políticos y gobiernos, y ahora se han diversificado en una red de operaciones indetectables, de grupos armados, y sistemas de complejo entramado que manejan millones de dólares y operaciones negras que sustentan parte de las economías del continente y los centros financieros internacionales en paraísos fiscales.

La paradoja es que EEUU y Europa son el gran mercado mundial del negocio producto de esta eterna guerra contra el narcotráfico que cuesta miles de millones de dólares a las grandes economías del mundo occidental.

“Fue una revolución económica que, antes de la hegemonía neoliberal, la apertura de fronteras y los tratados de libre comercio, marcó una eclosión exportadora, verticalmente integrada, que en las deprimidas economías latinoamericanas de esos tiempos llegó a representar -como fue el caso en Perú- sumas mayores que la de todas las exportaciones no tradicionales del país. Pero, las economías legales y las clandestinas mantenían, como en toda América Latina, una ósmosis permanente entre sí”, escribió el periodista peruano Gustavo Gorritti, como parte de una serie de trabajos de opinión sobre la vigencia de esa política en The Washington Post.

Esta guerra de medio siglo ha generado nuevos escenarios en el continente, con diversas estructuras criminales que van más allá de los tres principales productores de droga: Colombia, Perú y Bolivia, para engranarse en un mecanismo interconectado de violencia que hoy tiene protagonismo en Venezuela, Brasil, México y el llamado “triángulo del norte”, integrado por Honduras, Guatemala y El Salvador, cuyas economías ilegales mueven un importante porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB).

Biden y la marihuana

En las nuevas políticas que promueven los demócratas y el presidente Biden se propone ampliar la despenalización de la marihuana como uso medicinal. Ello implicaría, además, eliminar las condenas anteriores por uso y posesión y permitir, como en efecto ha venido ocurriendo, que cada estado tome la decisión sobre la legalización de la marihuana como “uso recreativo”, propuesta aprobada por el Congreso de EEUU, en la cual de los 16 estados en que ya está aprobada se pasaría a 34 estados que legaliza su uso recreativo cuando la misma sea ratificada por el Senado.

El pasado 31 de marzo la Asamblea del Estado de Nueva York se sumó a esta legalización.

Una nota de la agencia Reuters que cita al gobernador Andrew Cuomo señala que «esta legislación histórica brinda justicia a comunidades largamente marginalizadas, fomenta una nueva industria que hará crecer la economía y establece garantías de seguridad sustanciales para la gente».

drogas

La oficina del gobernador calculó que su entrada en vigor podría proporcionar 350 millones de dólares anuales en impuestos y crear decenas de miles de puestos de trabajo. Nueva York además eliminará de forma automática los antecedentes de personas condenadas anteriormente por delitos relacionados con la marihuana que ya no estarán penados.

El enfoque también se orienta a abordar la adicción y sobredosis como prioridades de la salud pública en la que se destinarán ingentes recursos económicos. En este sentido, para el año fiscal 2022 se solicitaron 10.700 millones de dólares para la investigación, prevención, tratamiento, reducción de daños y servicios de apoyo a la recuperación; inversiones específicas para satisfacer las necesidades de las poblaciones con mayor riesgo de sobredosis y trastornos por uso de sustancias, reportó un nota de la agencia AP.

Latinoamérica busca despenalizar

En América Latina las reformas políticas han sido lentas y escasas. Solo Uruguay ha regulado el uso recreativo de la marihuana y otros siete países el uso medicinal.

El Senado de México aprobó la regulación de la marihuana recreativa. En un país marcado por 14 años de guerra contra el narcotráfico fue una decisión histórica. El pasado 28 de junio la Suprema Corte de Justicia de México aprobó con 8 votos a favor y 3 en contra, la anulación de la prohibición del uso lúdico de la marihuana, contenida en la Ley General de Salud. Se podrá sembrar, recolectar, transportar y distribuir marihuana sin que exista una penalización, siempre y cuando sea para uso personal. Será en el mes de septiembre de 2021 cuando se retome el debate en la Cámara de Diputados sobre el alcance de la ley.

En Bolivia fue despenalizado desde 2013 el uso cultural y medicinal de la hoja de coca. Una acción promovida por el entonces presidente Evo Morales y líder de los cocaleros de Bolivia lo cual liberaba no solo su uso y el masticado sino el cultivo de la planta. La próxima batalla va ser vender la hoja de coca industrializada “a todo el mundo”, señaló Morales mientras el pueblo indígena celebraba en las calles de la Paz masticando grandes cantidades de hoja de coca.

En 2017, antes de abandonar su mandato, aprobó una ley que duplicó la superficie de cultivo a 22 mil hectáreas. Bolivia es el tercer país productor de coca en el mundo después de Perú y Colombia.

En Perú es legal el cultivo, transporte y venta de cannabis medicinal desde 2019. Para su uso recreativo solo es legal la posesión de hasta 8 gramos para consumo personal. El partido “Somos Perú” plantea reducirlo a 4 gramos. El nuevo presidente Pedro Castillo se mostró partidario de legalizar la producción de hoja de coca con fines nutricionales y medicinales, pero no legalizar el consumo de la marihuana.

Récord de cultivos de coca

El pasado viernes 25 de junio, la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca emitió su informe anual sobre el cultivo de coca y la producción potencial de cocaína en los tres principales países de la región andina.

Colombia y Perú batieron récords en cultivos de uso ilícitos y producción potencial para cocaína, señala el informe.

En el caso de Colombia, los cultivos llegaron a los niveles más altos de la última década con un aumento cercano a 15% en 2020, con relación al año anterior.

Durante el último año, el vecino país alcanzó una cifra máxima de 245.000 hectáreas de plantación de hoja de coca, después de haber registrado 212.000 hectáreas en 2019. Asimismo, pasó de 936 a 1.010 toneladas de producción potencial de cocaína, según el reporte. Este resultado se observa, a pesar de que, según los reportes oficiales de Colombia, fueron erradicadas 130 mil hectáreas de cultivos ilegales, e incautadas 580 toneladas de cocaína y base de cocaína.

Como posibles causas del aumento, el gobierno estadounidense señaló varios obstáculos que enfrentaron las autoridades colombianas y que impactaron sus esfuerzos generales para reducir el cultivo de coca, incluido el aumento de la violencia en las zonas rurales y el cese de actividades y restricciones impuestas para tratar de contener la pandemia de covid-19.

De acuerdo con el informe de la Casa Blanca, el territorio peruano también marcó un récord histórico en cultivos de coca en 2020, con una extensión de 88.200 hectáreas.

Se trata de una duplicación en menos de cinco años, pues en 2016 el país llegaba a 44.000 hectáreas de estas plantaciones ilícitas.

Explica el informe que “la pandemia también presentó obstáculos importantes a los esfuerzos del gobierno peruano para proporcionar medios de vida alternativos a los ex cultivadores de coca, construir infraestructura de transporte en áreas subdesarrolladas y brindar seguridad a los peruanos rurales”. Además, la oficina de la Casa Blanca subrayó que Perú tuvo que hacer una pausa de meses en las labores de erradicación de coca en el último año.

Las finanzas crecen

Hasta ahora, a pesar de la pandemia, las finanzas de los Carteles de la droga mexicanos no han sido afectadas por la legalización de la marihuana en algunas partes de EEUU, ya que la constante diversificación de productos y la tendencia a drogas sintéticas, incluyendo una pastilla que imita los efectos de la marihuana a un menor costo que la legal, les permite seguir siendo poderosos.

Sin embargo, no hay claridad sobre los efectos de la legalización nacional propuesta por Biden, ni su impacto en el crecimiento del consumo de drogas que siguen siendo un negocio para los carteles.

Con respecto a Bolivia, la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas aseguró que en 2020 se presentó una ligera disminución en los cultivos de hoja de coca, de alrededor de 7% con respecto a 2019. Sin embargo, sigue “cerca de niveles récord”.

La producción potencial de cocaína se mantuvo estable en 312 toneladas. En cuanto a la producción potencial de cocaína, hay un incremento de 44,44% porque en 2010 ese rango estaba en 216 toneladas potenciales de cocaína anual. En 2020 creció a 312 toneladas. La producción potencial de cocaína se entiende como la siembra de cultivos de coca ilegal para obtener pasta o base de cocaína y el proceso de refinación y obtención del clorhidrato de cocaína, es decir purificada.

Mayor consumo y más muertes

Los reportes de Naciones Unidas ratifican el significativo aumento del consumo de drogas en EEUU y Europa. 83.000 personas murieron de sobredosis de drogas en un período de 12 meses que terminó en julio de 2020. El número de muertes por sobredosis más grande registrado en la historia de EEUU, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Esto representó 227 muertes diarias y un aumento del 19% frente al mismo período de 12 meses terminado en julio de 2019.

Según la DEA, los carteles están mezclando el fentanilo con la heroína. “Combinar solo una pequeña cantidad de fentanilo en la heroína permite a los traficantes maximizar sus ganancias y extender la oferta de la heroína”.

El fentanilo es la droga que más está generando muertes por sobredosis en EEUU. Según el CDC, el consumo de este opioide sintético creció más de 38% en el periodo de 12 meses terminado en mayo de 2020, comparado con el mismo período del año anterior.

Venezuela: primer país de tránsito

Venezuela es uno de los ejemplos más emblemáticos de Latinoamérica debido al crecimiento y fortaleza de las bandas criminales como las FARC disidentes, el ELN, y las megabandas que están presentes en gran parte del territorio, tal como lo reportan las principales ONG y especialistas en el tema de seguridad.

Decomiso en España de 1,5 toneladas de cocaína de un barco procedente de Venezuela: 12 de junio de 2017

Los informes de la ONU, el Departamento de Estado y la Unión Europea califican a Venezuela como un importante centro de exportación de drogas hacia EEUU y Europa. 24% de la producción mundial de cocaína transita por Venezuela, indica el informe Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2020, de la Administración para el Control de Drogas de EEUU (DEA).

El informe, publicado el 2 de marzo, indica que los principales puntos de operaciones se encuentran en el Alto Apure, Bolívar (territorios dominados por FARC disidente y ELN) y en las áreas de Catatumbo y Sur del Lago de Maracaibo, donde además de alijos fueron detectados laboratorios y pistas clandestinas para avionetas.

En su informe “Estrategia Internacional de Control de Narcóticos 2021”, el Departamento de Estado indicó que Venezuela es un país importante para el tránsito de la cocaína a través de rutas marítimas, terrestres y aéreas. Y precisa que los vuelos sospechosos despegan de pistas clandestinas en los estados Apure y Zulia, fronterizos con Colombia.

Publicidad
Publicidad