Opinión

Colombia: Alex Saab pone distancia entre Petro y Piedad Córdoba

Petro trata de evitar verse envuelto en el escándalo del empresario colombiano Alex Saab, acusado de ser testaferro del régimen de Nicolás Maduro y montar operaciones de lavado de dinero de la corrupción del chavismo en varios países, incluidos Colombia y Estados Unidos

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Un reciente libro publicado por el laureado periodista colombiano de investigación, Gerardo Reyes, establece que la senadora Piedad Córdoba fue una estrecha colaboradora de Alex Saab y pieza clave para lograr insertar al empresario colombiano en el círculo de poder de Nicolás Maduro.

La publicación del libro de Reyes ha tenido un alto impacto en Colombia. El telón de fondo de esta inserción de Saab en las altas esferas del chavismo lo constituye la trama de corrupción de Cadivi. La senadora destrababa los pagos pendientes de empresarios colombianos, en un momento en que se retuvieron los desembolsos en el sistema cambiario. Aquello era una historia de miles de millones de dólares.

Sin que quede confirmado que Córdoba sacaba provecho de esta relación cercana con el poder chavista, es difícil imaginar que todo esto sucedía por un espíritu patriota de la senadora.

Junto a este escándalo, del cual seguramente se sabrán más detalles oficiales una vez que comience el juicio contra Saab en Estados Unidos, Córdoba está envuelta en otro que también le conecta con el chavismo.

Además del caso Saab, a Córdoba la acusa la fiscalía colombiana de mantener un acuerdo con el chavismo y las propias FARC para aumentar su popularidad, en aras de consolidar su candidatura presidencial en 2018, cosa que no alcanzó.

“Solicito a Piedad Córdoba suspender todas sus actividades dentro de la campaña, hasta que pueda resolver, ojalá, favorablemente, las sindicaciones jurídicas que se le hacen”, manifestó secamente el candidato Gustavo Petro, de la coalición de izquierdas Pacto Histórico, días atrás. Usó la red social Twitter para tomar distancia de la senadora y después de eso ha evitado ahondar en el tema.

Jugada política

Tras 12 años y varias campañas fallidas, el candidato presidencial está en 2022 más cerca que nunca de la presidencia de Colombia. Aunque acaricia el triunfo deberá lograr los votos necesarios en las elecciones que tendrán lugar el mes próximo y para evitar ser salpicado por el escándalo que envuelve a una aliada histórica, Piedad Córdoba, optó por separarla. 

En una estrategia usualmente llamada “control de daños” en la comunicación política, con una puesta en escena cuidada, pero mostrada como si fuese un asunto menor, Petro se desligó de la recién electa senadora Piedad Córdoba, una de sus aliadas históricas, catalogada de más “petrista” que el propio candidato de la coalición de izquierda Pacto Histórico.

Los escándalos han acompañado largamente a Piedad Córdoba, al igual que los turbantes con los que se muestra en público.

Fue Senadora desde 1994 hasta su destitución en el 2010, luego de que la Procuraduría General de la Nación la acusó de colaboración con las FARC. Tras un proceso de seis años se le levantó la inhabilitación. Por tal razón justamente regresó al Senado en las votaciones legislativas de este 2022, siendo candidata del frente que encabeza Petro.

En este 2022, Petro optó por liberarse del escándalo que se avecina sobre Córdoba y cómo eso le impactaría negativamente en su campaña. Además, una vez definidas todas las candidaturas presidenciales, en marzo pasado con unas elecciones primarias por coaliciones (izquierda, centro, conservadores) el ex guerrillero del M-19 sigue luciendo favorito, pero ya no con suficiente fuelle para ganar en primera vuelta.

Las encuestas proyectan que de la votación del 29 de mayo saldrán al balotaje Petro como el conservador Federico Gutiérrez. En la segunda vuelta en junio ganaría el izquierdista, pero se pronostica una votación cerrada. Así las cosas, Petro optó por cortar con una figura muy cercana a su entorno, por años, como lo ha sido Córdoba, por el daño que le generaría a su campaña.

Petro trata de evitar verse envuelto en el escándalo del empresario colombiano Alex Saab, acusado de ser testaferro del régimen de Nicolás Maduro y montar operaciones de lavado de dinero de la corrupción del chavismo en varios países, incluidos Colombia y Estados Unidos.

Saab es una suerte de personaje de serie de ficción. Saltó del negocio familiar en Barranquilla, en la costa colombiana, a estar al frente de varias tramas de corrupción, lavando dinero del chavismo y tratando de blanquearlo en Colombia, Ecuador y EEUU. De acuerdo con la Fiscalía estadounidense, lo que está documentado abarca cientos de millones de dólares.

Piedad Córdoba resultó clave en ese salto cuántico de Saab, quien, de estar metido en el mundo de las telas en la costa colombiana, pasó a ser el representante diplomático del chavismo, recorriendo el mundo para hacer transacciones diversas en nombre del Estado venezolano y ayudar a sortear las sanciones de Estados Unidos.

Córdoba fue mediadora entre las FARC y el gobierno del presidente conservador Álvaro Uribe para liberar a políticos secuestrados por la guerrilla. Aquello también le sumó acusaciones y señalamientos. Uno de sus asesores, años después, la acusó de aprovecharse de su relación, de comunicación directa con Hugo Chávez y los comandantes de las FARC para, por ejemplo, retrasar la liberación de víctimas como Ingrid Betancourt, que pasó seis años secuestrada en la selva.

Tras el tweet de Petro, la senadora respondió con un comunicado público en el cual acepta mantenerse al margen de la campaña electoral, que está precisamente en semanas cruciales, pero reiteró que ella sigue siendo parte de la coalición de izquierdas Pacto Histórico.

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