Cuatro décadas han pasado desde que Olivia Newton-John, John Travolta y sus compañeros de la secundaria Rydell conquistaron corazones de adolescentes en todo el mundo, pero el musical Grease no ha envejecido nada
El realizador Randal Kleiser nunca se recuperó del impacto de su primer largometraje estrenado en los cines en 1978 y convertido en un clásico musical de Hollywood, Grease. Traducido para públicos hispanohablantes como Vaselina, el debut del nacido en Filadelfia aún no disminuye su calor. «Pensamos que funcionaría bien con la audiencia adolescente durante un verano o dos, pero nunca hubiéramos imaginado 40 años después esta reacción increíble en todo el mundo y entre todas las edades».
Adaptada de un exitoso musical de Broadway sobre los amores entre liceístas en la década de 1950, Grease se rodó en dos meses en Los Ángeles con un costo de 6 millones de dólares y, como tantas películas que ingresan en los anales, inicialmente fue menospreciada por la crítica. Pero la cinta ha cosechado casi 400 millones de dólares en salas y ostentó el título de la comedia musical filmada con los mayores ingresos de todos los tiempos hasta la salida de Mamma Mia! treinta años después.
Cuando Kleiser eligió a su pareja protagonista, John Travolta ya había rodado Fiebre de sábado por la noche, que aún no se había estrenado, y era más bien conocido por ser el protagonista de una comedia televisiva de la cadena ABC, Welcome Back, Kotter.
Por su parte, la anglo-australiana Olivia Newton-John ya era una superestrella de la música pop. «John y yo queríamos a Olivia, pero ella dudaba porque ya había filmado una película de ciencia ficción que no había funcionado bien en Inglaterra» y, a los casi 30 años, «pensó que era demasiado vieja para interpretar» a la novia de Travolta, cinco años más joven, recuerda el cineasta. «Ella pidió una prueba de cámara y lo hicimos, John y yo la tratamos como una hermanita menor, la animamos todo lo que pudimos, y funcionó», agrega.
Reencuentro de tres
Travolta y Newton-John se han mantenido unidos a lo largo de los años: actuaron juntos en 1983 en Two of a Kind» (Tal para cual o El cielo puede esperar), que pasó sin pena ni gloria, y grabaron un álbum navideño en 2012. Además, se han apoyado en los momentos duros, como la muerte del hijo de John Travolta en 2009, o la recurrencia del cáncer de Newton-John el año pasado después de una primera batalla contra la enfermedad.
Randal Kleiser ha visto a sus dos estrellas por separado en los últimos años, pero ahora los tres se reunirán por primera vez desde la salida de Grease en una celebración de aniversario en agosto en Los Ángeles en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.
El director realizó otras películas después de Grease, entre ellas El vuelo del navegante (1986), pero ninguna tuvo el éxito de su debut y terminó alejándose de la industria en los años noventa.
Kleiser cree que la vigencia del filme tanto tiempo después se debe a sus temáticas universales y la química entre los actores, así como a la nostalgia por los años 50, los años de la secundaria y esa época sin preocupaciones «en que no había atentados ni tiroteos». Para él, Grease está lejos de ser una película perfecta, «pero creo que los defectos forman parte de su encanto».
Después de encarnar a Danny, el chico malo de Grease, Travolta se convirtió en una estrella mundial con una carrera sin muchas turbulencias durante treinta años: de Staying Alive y Urban Cowboy a principios de la década de 1980, pasando por cintas comerciales como Mira quién habla (1989), la legendaria Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino, que le convirtió en un icono, y el thriller Face/Off en 1997, hasta su triunfo en la serie de televisión American Crime Story en 2016, en el caso de OJ Simpson.
Newton-John continuó su carrera musical con éxitos como «Physical», y volvió a la pantalla en Xanadú (1980). Y dice que tiene guardados los ajustados pantalones negros de la escena final de Grease, donde la buena y cándida Sandy se convierte en una vampiresa.
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