Música

Hace 50 años el mundo se quedó sin The Beatles

El 10 de abril de 1970 el titular de primera página del periódico Daily Mirror, de Inglaterra, afirmaba que Paul McCartney abandonaba al grupo que por siete años había dominado las carteleras musicales del mundo, lo que inició el proceso de ruptura del cuarteto

AFP y cortesía
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Fue un viernes de primavera, en la Inglaterra de 1970, cuando la noticia tomó por sorpresa a los transeúntes que temprano en la mañana comenzaron a salir de sus casas para iniciar labores. La portada del Daily Mirror presentaba, en tipografía usualmente destinada a informaciones sobre cataclismos, el titular “Paul abandona a los Beatles”, acompañada por la foto del bajista, cantante y autor de buena parte de los éxitos de la banda.

Paul McCartney informaba sobre su salida del cuarteto aunque dejaba abierta la puerta para futuras colaboraciones, algo que en el transcurso de ese mismo año quedaría totalmente descartado, luego de desagradables diatribas financieras y el inicio de un traumático proceso legal, lo que en definitiva dejó al universo musical con un vacío que, cinco décadas después, y a pesar haberse conocido bandas y solistas de innegable talento, aun no ha sido llenado.

Para los fanáticos de entonces aquello fue como una bomba y al día de hoy sigue habiendo mucha especulación sobre las causas de la separación de un grupo que por siete años había dominado las carteleras musicales del mundo occidental, influyendo además en otros aspectos de la cultura, como la vestimenta, la manera de llevar el cabello, de intercambiar socialmente hasta de asumir la vida. Pero la verdad es que la ruptura fue el último capítulo de un largo y tortuoso historial de desavenencias y dificultades que terminaron fracturando a la banda que había cambiado la música para siempre.

La versión que más ha circulado es que Yoko Ono, la nueva pareja de John Lennon a partir de 1968, “separó a los Beatles”. Esto es algo que solo pueden creer aquellos que buscan respuestas simplistas a temas complejos y que no desean hacer el esfuerzo para conocer el contexto y los hechos que apuntan más a la creciente tensión que existía en el seno del grupo y los problemas financieros y de gerencia que sirvieron de catalizadores para que la banda se fracturara.

Diferencias de todo tipo

Lo primero que habría que preguntar a quienes dan por sentada la teoría de que Yoko Ono separó a The Beatles es ¿cómo los separó? Hasta ahí llegaría la convicción de los adeptos. ¿Se sabe de algún tipo de amenaza a John o al resto del conjunto por parte de la artista japonesa para que así lo hicieran? ¿Habrían salido corriendo los otros integrantes del grupo porque John la llevaba constantemente al estudio de grabación?

El mismo día 10 de abril, Paul McCartney enviaba a los principales diarios de Gran Bretaña, EEUU y Europa, una copia de promoción de su primer disco como solista, el cual había grabado en secreto entre octubre de 1969 y febrero de 1970; la misma iba acompañada por un escrito en el que, a manera de preguntas y respuestas, el músico contestaba a las interrogantes sobre su primera creación como solista y también sobre la separación del grupo con el que había alcanzado la fama.

Puntualmente a Paul se le pregunta “¿Es su ruptura con los Beatles temporal o permanente, debido a diferencias personales o musicales?”

La respuesta del músico fue “diferencias personales, diferencias de negocios, diferencias musicales, pero más que todo porque paso un mejor tiempo con mi familia. ¿Temporal o permanente? Realmente no lo sé”.

Como vemos, el propio McCartney cita diferencias de todo tipo, al mismo tiempo que alega que lo principal es que la pasaba mejor con su familia. ¿Cuál era la situación del grupo entonces para que uno de sus principales integrantes se sintiera mejor refugiado en su hogar?

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El fenómeno Beatles

The Beatles irrumpieron en la escena musical en 1963. Aunque habían tenido unos inicios muy discretos desde finales del año anterior, fue entonces cuando las canciones de John Lennon y Paul McCartney comenzaron a copar las carteleras, primero en Inglaterra, luego en Europa y, a partir de 1964, en Estados Unidos.

Ellos fueron responsables de haber devuelto al rock and roll la primacía en el panorama de la música popular, de donde salió a partir de 1958 en una serie de hechos concatenados que dieron al traste con esa primera manifestación de rebeldía que se había conocido cuatro años antes.

Las primeras figuras del género habían salido del escenario: Little Richard pasó a interpretar música góspel luego del susto por la falla del avión en uno de sus vuelos; Jerry Lee Lewis (apodado “el asesino”) fue vetado luego de que se casara con una prima menor de edad; Elvis Presley se retiró por un tiempo para prestar el servicio militar; Buddy Holly murió cuando el avión donde viajaba se precipitó a tierra, ya en 1959; y Chuck Berry fue procesado y finalmente encarcelado porque en un club de su propiedad se había contratado a una muchacha menor de edad en 1960.

Ídolos prefabricados, sin ningún talento musical, pero con buena imagen y equipos promocionales, coparon la escena a partir de entonces, interpretando insulsas canciones sentimentales que se sucedían en las ondas de radio y de televisión. Todo muy desvinculado del espíritu rebelde que caracterizó a la primera explosión del rock and roll.

Los Beatles rescataron la enérgica actitud de los pioneros y sus técnicas, aunque agregaron su toque particular con su predilección por unos juegos vocales exuberantes y un regusto por la melodía que le distinguieron a lo largo de su trayectoria.

Con un espíritu innovador, la banda inglesa fue incorporando paulatinamente elementos y experimentaciones propias de otros géneros musicales, ensanchando la paleta sonora del rock and roll, al que dejó de llamársele de esa manera para sencillamente caracterizársele como “rock”, a secas.

Acercamientos al mundo académico, primero con arreglos de cuerdas en “Yesterday”, una exquisita melodía barroca y un piano acelerado para dar la impresión de un clavecín en “In My Life”; una textura casi sinfónica en “Eleanor Rigby” y finalmente la presencia de una orquesta de 40 músicos en el álbum “Sgt. Pepper’s”, fueron sacando al rock and roll de sus primeros esquemas.

También la incorporación de instrumentos de India y la utilización de modos (los ragas) propios de la música de ese país, como en “Norwegian Wood”, “Love You To” y “Within You Without You”; secciones de instrumentos de viento características del jazz, presentes en “Got to Get You Into My Life” y “Savoy Truffle”, así como experimentaciones provenientes de la música académica de vanguardia, como las cintas reproducidas a la inversa en “Tomorrow Never Knows”, los fragmentos ordenados aleatoriamente en “Being Fort he Benefit of Mr. Kite”,  y la utilización de ruidos y sonidos del ambiente, al igual que la orquestación sin partitura preestablecida de “A Day in the Life”; todo sobre una base interpretativa, con la siempre presente estética expresiva de la música negra (blues), hicieron que el rock comenzara a ser considerado una forma de arte “serio” y no un mero mecanismo para la distracción y el entretenimiento.

Cada nuevo disco del cuarteto comenzó a ser esperado con expectativas para conocer los nuevos derroteros por donde transcurriría el devenir musical. El éxito extraordinario les llevó a trascender lo musical para ejercer su influencia en la cultura de su tiempo. La década de los 60, de la que los Beatles fueron emblema, quedó para la historia como una de cambio total en los aspectos socioculturales.

The Beatles en el ojo de la tormenta

Pero para empezar a entender por qué se separaron los Beatles en un momento donde parecía que cada vez alcanzaban cotas superiores de creatividad y éxito comercial, hay que dejar claro que la vida en el seno de la agrupación no era en lo absoluto apacible.

Los primeros síntomas de hastío sobre los efectos tumultuarios que generaba el grupo se vieron ya en 1966, tal vez el año más duro de su carrera. En efecto, en ese período, cuando Yoko Ono aun no había conocido a Lennon, el día a día de la banda era tan agitado que estaba afectando emocionalmente a sus integrantes.

The Beatles había conocido un éxito y una fama sin precedentes. Sus seguidores les acosaban, durante sus giras de conciertos no podían salir de las habitaciones de los hoteles, tenían que recurrir a medidas de seguridad para poder trasladarse de un sitio a otro y solo el retiro en vacaciones a playas en otros países o a las casas familiares que tenían en la campiña les otorgaban los ratos de paz que necesitaban entre las incesantes grabaciones y giras de conciertos.

En ese 1966, los Beatles vieron amenazada su propia seguridad. Habiendo actuado en Filipinas, y al disponerse a salir del país, se enteraron por la televisión local de un supuesto “desaire” a la primera dama, Imelda Marcos, quien les había invitado a un desayuno con niños pobres, actividad que había sido declinada por el mánager del grupo sin informar a los músicos.

El gobierno retiró el personal de seguridad que les resguardaba en ese país y el servicio de transporte. Fueron asediados por multitudes que les veían prácticamente como invasores y se las ingeniaron para poder llegar al aeropuerto sorteando activistas que buscaban agredirles. Fue la primera vez que sintieron que ser un beatle no era tan bueno.

Meses más tarde, a punto de iniciar una gira por EEUU, se desató el escándalo por unas declaraciones que John Lennon había dado en Inglaterra en las que aseguraba que el cristianismo tendía a desaparecer y que en ese momento un grupo musical como los Beatles atraía más gente que los servicios Jesucristo, algo a lo que en Inglaterra no se prestó mucha atención, pero que en el sur de la potencia norteamericana, de mayores costumbres atávicas y exponentes de un mayor fervor religioso, cayó muy mal.

Hubo manifestaciones anti Beatles en las ciudades donde iban a presentarse. En las radios se prohibían sus canciones y se les cuestionaba. El Ku Klux Klan amenazó con intervenir en sus conciertos y, en general se les acusó de ser parte de un entramado diabólico.

En el documental “Antología de The Beatles” (1995) Ringo Starr cuenta que siempre temían que en un concierto dispararan a John Lennon y que él particularmente comenzó a colocar los platillos de su batería de determinada manera para que le protegieran de algún disparo. En esa gira no se produjo un incidente de ese tipo, pero lamentablemente fue un fanático religioso, el que supuestamente desencantado por la vida lujosa que llevaba Lennon, asesinó al músico en 1980.

Me voy

Al finalizar el periplo, por lo menos un Beatle estaba dispuesto a abandonar el barco. El guitarrista, vocalista y también autor de algunos temas célebres del conjunto, George Harrison, indicó que abandonaba la agrupación. La banda solventó la situación decidiendo que se acababan las giras de conciertos y que en lo sucesivo se dedicarían a grabar discos sin presentarlos en vivo.

Harrison declaró también en el documental que los Beatles alcanzaron el éxito y la fama pero a la vez sus sistemas nerviosos se rompieron.

En 1968 fue Ringo Starr quien anunció su separación. Estaba el cuarteto en medio de las grabaciones del doble LP The Beatles, conocido como el doble álbum blanco y el baterista se retiró del estudio diciéndole a su esposa de entonces, Maureen, que ya no pertenecía a la banda.

Esta nueva crisis se produjo luego de que 1967 sirviera de confirmación de la supremacía del grupo con su obra cumbre, el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, y el single “All You Need is Love”, que fueron emblemas durante la “era de las flores” y la revolución hippie del momento.

Durante las sesiones del álbum blanco, a McCartney le dio por querer interpretar las partes de batería en algunas de sus canciones ante las dificultades por parte de Ringo para hacer lo que Paul quería. El bajista regrababa en un estudio aparte las pistas que ya había registrado el baterista durante las sesiones ordinarias, lo que encolerizó a Starr y le llevó a abandonar el grupo. Es por ello que Paul es quien ejecuta el kit de tambores en “Back on the USSR”, de su autoría, y en “Dear Prudence”, de John, ambas incluidas en el doble blanco.

Poco después, luego de llamadas por parte de los otros tres integrantes, Ringo volvió al rebaño, encontró su batería cubierta de flores (un presente del grupo a iniciativa de Harrison) y todo quedó hasta allí.

En 1969 las relaciones entre los integrantes de The Beatles llegan a su punto más bajo. Nada más comenzar el año se embarcan en el proyecto “Get Back”, un documental que mostraría al cuarteto componiendo, ensayando y presentando en público nuevo material; sesiones que dieron fruto al álbum “Let it Be”, que tras muchos inconvenientes fue sacado a la luz en abril de 1970, junto con la película del mismo nombre.

Este proyecto fue concebido por McCartney, quien mantuvo durante las sesiones una actitud “mandona”, algo que irritó muy especialmente a George Harrison, quien luego de una discusión con Paul, que quedó plasmada en el documental y en la que le espetó “tocaré lo que quieras o no tocaré nada si así lo quieres”, se marchó de los estudios asegurando que dejaba definitivamente a los Beatles.

Aunque John Lennon bromeó sobre el asunto diciendo que debían llamar a Eric Clapton para que ocupara el lugar de George, lo cierto es que convencieron al guitarrista para que volviera al redil y culminar el proyecto, aunque este pidió la incorporación de un quinto músico para las sesiones, el tecladista afroamericano Billy Preston.

El último conato de ruptura, y el más grave, ocurrió en octubre de 1969 cuando Lennon mostró a Paul su esbozo para la canción “Cold Turkey”, que describía descarnadamente el síndrome de abstinencia por la heroína. McCartney se negó a grabar la pieza, argumentando que ese tipo de temáticas no iba con The Beatles.

Esto hizo comprender a Lennon que el cuarteto se había convertido en una caja muy estrecha para su creatividad musical y su inclinación permanente a expresarse a través de la música, en lugar de confeccionar temas con la simple idea de agradar al público para vender discos.

Lennon grabó “Cold Turkey” con Eric Clapton a la guitarra, Klaus Voorman al bajo y Alan White (posterior baterista de Yes) en los tambores. Fue su segundo single como solista antes de finalizar 1969. Al parecer, según ha contado Paul, para entonces John le había dicho “quiero el divorcio”, haciéndole saber su intención de dejar a The Beatles, aunque pidió no hacer público eso por el momento.

Crisis financiera

Demostrado ya que las relaciones entre los integrantes del conjunto eran mucho menos que ideales, pasemos al verdadero factor que provocó la ruptura: el manejo de la parte financiera de la banda que había cambiado al mundo.

Desde 1962 hasta septiembre de 1967 los músicos no se habían ocupado de los negocios. De ellos se hacía cargo su mánager, Brian Epstein, quien con algunos errores (cesión de derechos de merchandising) y muchos aciertos (presencia escénica, apariciones en radio y televisión, contratos para películas), abordó todos los aspectos de la conducción del combo de Liverpool fuera de lo estrictamente musical.

Pero Epstein murió en agosto de 1967 y los miembros de The Beatles, que no tenían preparación alguna para los asuntos financieros, trataron de continuar encargándose ellos mismos, con Paul como el más entusiasta, del manejo de los negocios.

El primer revés en sus decisiones fue hacer una película sin un guion previo, en el que hilvanaron algunas ideas sueltas. Cuando la televisión inglesa mostró la psicodélica Magical Mystery Tour en diciembre de 1967, para una audiencia que la vería en televisores en blanco y negro, la crítica fustigó el resultado.

Para 1968, en medio de las sesiones del doble blanco, los Beatles tuvieron la idea de abrir una boutique, Apple, donde venderían los diseños de ropa más “al día” de la época. Pusieron como encargados a unos diseñadores amigos y las cuentas comenzaron a salir en rojo. Fue un nuevo fiasco, en pocos meses terminaron rematando la existencia para no seguir perdiendo dinero.

Otra empresa muy poco provechosa fue la creación del sello disquero Apple Corporation, donde editarían las grabaciones de algunos músicos, generalmente amigos y conocidos, que no llegaron a tener éxito comercial, salvo la excepción momentánea de la cantante pop Mary Hopkins. Solo los álbumes del grupo lograron mantener a flote a la Apple Corporation.

Ante una declaración del grupo según la cual “si seguimos perdiendo dinero en menos de un año estaremos arruinados”, apareció en escena Allen Klein, quien había manejado a The Rolling Stones por tres años y por recomendación de Mick Jagger logró entrevistarse con The Beatles.

Esto provocó el enfrentamiento entre dos facciones. Por un lado, John, George y Ringo estuvieron de acuerdo en firmar un contrato con Klein para que éste fuera su mánager. Paul se negó. Era mediados de 1969 y los otros tres Beatles presionaban a McCartney para que firmara, pero él alegaba que darle 25% de los ingresos a Klein era exagerado.

Beatles sin derechos

Aun con un contrato con solo tres de las cuatro firmas requeridas, Klein comenzó a manejar al grupo, consiguió la renovación del contrato discográfico con EMI y atinó en escoger “Something”, de Harrison, como la cara A de su nuevo single, que llegó al número uno de las carteleras.

Pero Paul propuso que Lee y John Eastman, el padre y el hermano de su esposa Linda, fueran las firmas legales del grupo, algo que fue objetado de plano por Lennon. McCartney aseguraba que ellos podían continuar tomando las decisiones, pero que el papeleo legal fuera manejado por alguien de confianza. Lo único malo era que estas personas solo eran de confianza para Paul.

Con un ambiente así de tenso, la gota que derramó el vaso ya en 1970 fue que los músicos se enteraron de que Dick James, el editor de las canciones Lennon-McCartney, estaba vendiendo la compañía Northern Songs, y con ella los derechos de publicación de los inmortales temas de The Beatles, nada menos que a Lew Grade, propietario de la ATV Music, compañía que no tenía nada que ver con el rock and roll y a la que no veían con simpatía.

Para salir al paso a la venta tenían que hacer una contraoferta, pero Paul se negó inicialmente. El motivo se descubrió poco después: McCartney había estado comprando acciones de la compañía y tenía más que Lennon.

“Es la primera vez que alguien hace algo a espaldas de los demás”, soltó John al salir al descubierto la maniobra, tal como lo relata Peter Brown -quien compró las acciones para Paul- en el libro escrito junto Stephen Gaines, “The Love You Make”.

Eventualmente pudieron hacer la contraoferta, pero era demasiado tarde: Northern Songs pasó a manos de ATV. The Beatles no pudo recobrar los derechos de publicación de su obra. Cuando McCartney lo intentó en 1984, induciendo a Michael Jackson a comprarlas para él, el bailarín y estrella pop se las quedó para sí, ganándose el rencor vitalicio por parte del exbeatle.

El factor Yoko

Que Yoko Ono tuvo una influencia sobre The Beatles nadie lo pone en duda. John Lennon dijo en una oportunidad, “ella evitó que me convirtiera en un Tom Jones” (un insulso cantante pop de la época).

Hay que recordar que Ono es músico con formación académica y formó parte del movimiento de arte de vanguardia de Nueva York; integró el grupo experimental Fluxus y había hecho exposiciones con sus obras plásticas, instalaciones y happenings; había hecho cine experimental y publicado poesía. En su música rompía esquemas, en lugar del canto proponía el shock del grito, los ritmos se hacían enfáticos y las rupturas con las tradiciones de armonía y composición se multiplicaban haciendo un uso constante de la distorsión y la disonancia. Durante el auge del punk y la new wave, a finales de los 70, varios músicos la señalaron como una precursora del movimiento punk.

Con ella, Lennon dio más rienda suelta a su creatividad como artista. Exploró la música electrónica, como quedó patente en sus discos grabados con Yoko en 1968 y 1969, todos muy alejados de los moldes de la música comercial y del estilo de The Beatles.

Las permanentes diferencias musicales con su socio Paul llevaron a Lennon a distanciarse cada vez más del grupo, del que McCartney intentaba tomar control. El bajista, más conservador, no se sentía a gusto con las actividades y demostraciones que hacían John y Yoko (como la portada del álbum Two Virgins, donde aparecen desnudos) o la devolución de la medalla del Imperio Británico que llevó a cabo Lennon como protesta por el involucramiento de Gran Bretaña en las guerras de Biafra y Vietnam.

Evidentemente, el apoyo de Yoko le dio fuerzas a Lennon para probar suerte al margen del grupo (ya había dado conciertos con Yoko Ono, Eric Clapton y Alan White como The Plastic Ono Band a mediados de 1969), pero sin ella, Lennon tal vez no se hubiera terminado de desarrollar como artista y no habría concebido discos como Plastic Ono Band (1970) ni Imagine (1971). Tampoco hubiera sido un activista por la paz, como siempre será recordado.

En ocasión de la grabación de “Free as a Bird” (1995) tema que dejó incompleto Lennon, y del que Yoko cedió la cinta de la grabación a McCartney, y al que los tres Beatles vivos agregaron instrumentos y voces para editar como una nueva canción 25 años después de la separación, la artista japonesa declaró: “John siempre quería que lo acompañara a todas partes, no iba a ningún lado si yo no iba. Así que, si yo me hubiera negado, no hubiesen existido ni el doble blanco, ni Abbey Road, ni Let it Be. Yo no separé a los Beatles, ahora estoy en la posición de hacer que vuelvan estar juntos”.

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Acción legal

En la declaración de Paul McCartney del 10 de abril de 1970 el músico dejaba abierta la posibilidad de una futura colaboración. Pidió a los otros tres que aprobaran su separación de la banda, a lo que los otros daban largas.

Finalmente, el 31 de diciembre, Paul demandó a sus antiguos compañeros para romper sus ataduras legales y financieras con la organización.

El proceso fue largo y traumático para John, George y Ringo. Lennon y Harrison dejaron de tener trato con McCartney y solo Ringo, el amigo de todos, mantuvo la comunicación. La corte falló en 1974, separando a McCartney de la Apple Corporation.

Paradójicamente, en 1973, los Beatles habían dejado de renovar el contrato de manejo del grupo con Alen Klein. John Lennon declaró en una entrevista que tal vez Paul había tenido razón en desconfiar de esa persona.

En su año de desintegración The Beatles llegaron al tope de las listas de éxitos con dos temas con la autoría de McCartney, “Let it Be”, y luego “The Long and Winding Road”.

La ruptura del grupo se daba al final de un largo y ventoso camino, como el título de la última canción.

El mundo de la música dejó de tener a unos líderes natos que señalaran el camino a seguir con su innovación constante, sorprendiendo con cada álbum que sacaban, imponiendo una nueva cima de creatividad en el rock and roll.

Las carreras individuales de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, demostraron que aun quedaban muchas reservas de creatividad para seguir dominando por varios años el panorama musical. Sin embargo, los destellos individuales no se comparaban a lo que lograban como grupo (el todo siempre es mayor a la suma de las partes) y el mundo del rock tuvo idas y venidas, éxitos y debacles mientras los sellos disqueros se afanaban en buscar unos nuevos Beatles.

No pudo haber sido una persona la que separara al grupo que más números uno había logrado y que más discos posee entre los considerados mejores de la historia por las revistas especializadas, como Rolling Stone o Billboard, los que catapultaron el folk rock, la psicodelia, el rock sinfónico, el rock experimental, el soul rock, el jazz rock y la vuelta a las raíces del country y el rhythm and blues de finales de los 60.

Y si fue una persona, no fue precisamente Yoko Ono.

Hace 50 años no hubo más The Beatles, pero la música del fabuloso cuarteto se mantiene vigente y no deja de sonar y encontrar adeptos en las nuevas generaciones. Siguen apareciendo películas sobre ellos y bandas que dicen estar inspiradas por sus canciones. Hoy podemos valorar que la noticia del Daily Mirror sí merecía la lúgubre tipografía reservada para las grandes conmociones.

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