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Graduarse bajo las nubes de Calder, ¿privilegio solo de ucevistas?

Un acto de grado de bachilleres en el Aula Magna causó conmoción entre estudiantes y egresados de la Universidad Central de Venezuela. A través de las redes sociales se acusó a las autoridades de “vender” el honor de recibir un título bajo las nubes de Alexander Calder. Con reacciones a favor y en contra, la casa que vence la sombra se sumerge en la oscuridad de la discordia

Texto: Valentina Gil
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A raíz de la graduación celebrada por el Colegio Santiago de León de Caracas en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, la cuenta de twitter @VivaLaUcv denunció la mercantilización de sus espacios, manifestando que la obra arquitectónica de Calos Raúl Villanueva le había sido alquilada a la institución. Además, el movimiento estudiantil calificó la ceremonia como irrespetuosa, dado que la UCV no debía ser comercializada como “si fuese un salón de fiestas”.

La noticia se difundió rápidamente. Hubo quienes se indignaron por lo sucedido y expresaron que el esfuerzo de, al menos, cinco años de estudios en las propias instalaciones ucevistas no se podía comprar. “El problema es el uso que se le quiere dar, como si fuese un producto que puede ser utilizado por cualquiera que lo pueda pagar”, opina Miguel. Está pronto a graduarse en Derecho. Para él, levantar un título en ese recinto es un premio destinado a todo aquel que se haya incursionado en la Universidad Central de Venezuela.

Cita 1 UCV Hubo quienes tacharon la acusación de exagerada, poniendo la atención en “problemas más relevantes”. Otros recordaron que las tablas del Aula Magna han cargado con espectáculos de Norkys Batista, Vanessa Senior y Yeilove. “Me parece más indignante el hecho de que la Central se esté cayendo a pedazos y vengan a criticar cuando alquilan el Aula Magna. Eso lo que hace es generarle un ingreso extra a la universidad. Prefieren quejarse por el alquiler en vez de quejarse por el hecho de que nos roban los cables y nos quedamos sin luz, o que nos roban las tuberías y nos quedamos sin agua”, expresa Laura*, estudiante de Idiomas Modernos. Piensa que el dinero recaudado, así sea poco, puede dirigirse a cubrir parte de las necesidades que aquejan a la universidad. Una medida justa y necesaria para paliar las dificultades económicas.

Trina Medina ocupa el cargo de Directora de Cultura de la UCV desde el año 2016. El Aula Magna y los eventos que tienen lugar ahí son su responsabilidad y, así como a la Rectora, se le exigió una respuesta por lo sucedido. La directora aclara que, en realidad, se le hizo una concesión al Santiago de León de Caracas. El colegio realizó la petición por escrito y la Dirección aceptó. Cita 2 UCV La decisión tuvo numerosos motivos: la celebración de los 451 años de la ciudad, que el colegio no tiene auditorio, la trayectoria e importancia de la institución –la única que lleva el nombre de la capital– y que la rectora García Arocha es ex-alumna del liceo. “No se cobró nada, tampoco se les pidió alguna donación”, explica.

Que se realicen actos académicos en el Aula Magna no es algo nuevo. Trina recuerda que al menos desde 1979 el recinto ha sido el escenario de numerosas graduaciones de bachillerato. “Se han hecho los actos del colegio donde estudian los hijos de la asociación de profesores, el personal obrero y administrativo”, cuenta refiriéndose al Liceo Pedro Bautista Toro, institución creada por la UCV y cuyo objetivo es atender la formación de los hijos de los trabajadores. Igualmente, tampoco es la primera vez que los alumnos del Santiago de León reciben su título de bachilleres en la Ciudad Universitaria. En julio de 2017, los estudiantes se graduaron de toga y birrete en el auditorio. En aquella ocasión, la Rectora también asistió como invitada y felicitó a los jóvenes por el logro alcanzado.

Un programa de alquiler para los liceos de Caracas no existe en la UCV. Los únicos eventos por los que la universidad cobra estipendios son los shows comerciales. No obstante, los ingresos propios que genera el Aula Magna no rinden para toda la institución. Lo que se recibe a duras penas alcanza para el mantenimiento del auditorio y de la dirección en sí. “Aquí se van casi dos millardos de bolívares en restitución de bombillos. Cada foco cuesta 26 millones de bolívares y el Aula Magna usa 200. El aire acondicionado ya no sirve. Todo es en dólares y la universidad no tiene los ingresos. Ni haciendo cien eventos se podría pagar el arreglo”, expresa Medina. La política de autogestión que adoptaron por la asfixiante crisis no es suficiente y esperan, resignados, al apoyo o donaciones de empresas privadas.Cita 3 UCV

Cristina Bravo es arquitecto egresada de la Central. Su graduación fue hace 27 años, pero aún la recuerda vívidamente. Indistintamente de que haya o no un alquiler, no está de acuerdo con que el Aula Magna sea el escenario para una graduación de bachilleres. “Siendo ucevista, hay un espíritu que nos envuelve y que nos hace querer la magnificencia del espacio. La sensación de estar ahí es única. No es igual a lo que siente un bachiller”, describe e insiste en que la UCV cuenta con numerosos auditorios que pueden utilizarse para el mismo fin. En contraparte, el abogado Carlos Martínez considera que, ante la diáspora, la UCV abre una ventana para los jóvenes que no están motivados a estudiar. A su juicio, ser un instrumento de inspiración es parte esencial del perfil ucevista. Además, califica al acto bajo las nubes de Calder como puro formalismo, porque muchos estudiantes se gradúan por secretaría y cree que la identidad universitaria no está limitada por una ceremonia. Amalio Belmonte, secretario de la Universidad Central de Venezuela, argumenta que no se puede ver al Aula Magna como una suerte de ente sagrado, exclusiva para actos de grado del alma mater y toma de posesiones de las autoridades. ¿Por qué no usar otros espacios? Porque los auditorios de las facultades tampoco están en buenas condiciones.

A raíz de esta polémica, hubo quien recordó y criticó las actividades políticas que han tenido lugar en la obra de Villanueva: el discurso de Fidel Castro en 1959, la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente promovida por Hugo Chávez en 1999. Eventos que “mancillaron” el honor de la UCV y por los que, aparentemente, la comunidad universitaria debía quejarse. Ante esto, el profesor dice que parte de la misión de la casa de estudios es permitir la pluralidad de pensamiento dentro de sus espacios. “El Aula Magna siempre ha sido utilizada para eventos culturales, políticos y religiosos, y eso no mancha la condición de patrimonio cultural de la humanidad que tiene la universidad”, asevera. Leyenda 1 UCVCita 4 UCV De igual modo, Belmonte piensa que el querer reservar el recinto solo para quienes pertenecen a la UCV va en contra de su principio de universalidad. Según su criterio, la Central debería ser más abierta al público, pero eso no es una prioridad. “Hay falta de reactivos, de viáticos para las investigaciones de campo, no hay recursos para abrir nuevas carreras, la inseguridad nos agobia. La universidad tiene cosas que corregir, pero esta situación del Aula Magna no es una de ellas”.

La Universidad Central de Venezuela está en una situación crítica. La crisis financiera y presupuestaria ha deteriorado a la institución. Su único apoyo económico viene del Estado, pero este no es suficiente. Para el período fiscal 2018, la casa de estudios solicitó un presupuesto 1.300.000.000 bolívares. El Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología aprobó solamente Bs. 238.459.164,77. Con ese precario 18% del presupuesto se deben atender problemáticas como reponer los materiales robados, pagar a los profesores y demás trabajadores, hacerle mantenimiento a la infraestructura, surtir el comedor, reparar las unidades de transporte, entre otras.

Alfredo Marcano, coordinador del Vicerrectorado Administrativo, detalla que lo asignado duró hasta el mes de abril y lo primero –y único– en cubrirse fueron los sueldos y salarios de los docentes. La hiperinflación se comió la cifra rápidamente y la inutilizó. Cubrir otras necesidades es prácticamente imposible y la deserción, tanto de estudiantes como de profesores, va en aumento.

El autofinanciamiento tampoco es una opción para la UCV, porque la casa de estudios no genera los ingresos propios suficientes para sostenerse por su cuenta. Sin embargo, esto no impide que igual realice extensión académica con talleres, cursos, diplomados dirigidos al público y asesoramientos a otras instituciones. Aunque lo recaudado a duras penas da para cubrir un porcentaje del mantenimiento, el profesor Marcano sostiene que la misión de la universidad no es generar dinero, sino conocimiento.

Leyenda 2 UCV

Cita 5 UCV

Desde la perspectiva de la Directora de Cultura, el uso que se le da al Aula Magna también va más allá del provecho económico que pueda sacársele. “El precio de las entradas a los eventos no supera el millón de bolívares y últimamente hemos realizado más copatrocinios solo por el porcentaje de asistencia”, alega. Para ella, la satisfacción de hacer feliz a la audiencia y publicitar lo positivo de la institución es más relevante que el dinero, sobre todo en un país que se desmorona. De igual modo, Trina Medina cree firmemente en que la Central debe ser un espacio de encuentro entre los ciudadanos universitarios y extrauniversitarios.

Su estatus de patrimonio cultural de la humanidad no debe implicar la exclusión de quienes son ajenos a ella. De ser así, señala que habría focos sectarios y que se perdería el sentido de inclusividad que caracteriza al alma mater. “El llamado de la UCV debe ser uno de conciliación, de que los muchachos vean que aquí hay una oportunidad, que no todo se acabó. Nuestra misión es hacer que los jóvenes que están acá se sientan atraídos por la institución.Cerrándoles las puertas no lo vamos a lograr. Además, todas las universidades del mundo abren sus espacios, ¿por qué la UCV no podría?”.

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