Venezuela

Chavistas celebran 1 de Mayo con música mientras el país protesta

En las cercanías al palacio de Miraflores hubo música para todos los gustos este miércoles primero de mayo, Día del Trabajador. Los ritmos de samba, salsa, joropo y hasta hip hop se alternaban conforme uno avanzaba en el trayecto de unas cuadras que va desde la esquina de Carmelitas hasta la instalación de la sede gubernamental.

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Por Dalila Itriago/El Estímulo

La cantidad de afectos al gobierno presentes en el lugar no fue un tema importante para Nuribel Cardozo. Vestida con una franela negra con el detalle de los ojos de su líder, Hugo Chávez, destacado en el frente ella bailaba feliz frente a una tarima ubicada al lado del palacio; y esto a pesar de haber caminado largo trecho desde su residencia en La Limonera, municipio Baruta, hasta el centro de la ciudad.

“Esto no nos desmoraliza. El martes hubo un grupo que amaneció acá, y estuvo de vigilia. Ahora seguro están descansando. Donde yo vivo, en la comunidad de El Guiri, las tres cuartas partes de mis vecinos son opositores y nosotros de igual forma trabajamos para ellos. Les llevamos vacunas, ferias de hortalizas y jornadas con la Villa del Cine. Chávez nos dijo que una de las maneras de convencer al adversario es dándoles, ayudándoles y eso hacemos”, comentó la gruesa morena quien dijo pertenecer a la Comuna Hugo Rafael Chávez Frías de Baruta, integrada por 3.600 familias.

Nuribel no entró en discusión sobre su apoyo al chavismo o al madurismo. Aclaró que todos los que respaldan al gobierno de Maduro son chavistas y su principal recurso sería la persistencia y la tenacidad: “Tenemos nervios de acero y acá seguiremos luchando contra los apátridas que quieren regalar a nuestro país. Todavía la oposición no comprende que el pobre no saldrá a matar al pobre, ni el soldado a otro soldado. Así que mientras ellos siguen jodiendo, nosotros les llevaremos alimentos. Los seguiremos ayudando”.

Lourdes Shancay no estaba bailando las canciones venezolanas que alrededor de las 3:15 de la tarde cantaba un señor presentado con el nombre artístico de “El chino de Pariaguán”. Sin embargo, guardaba la misma convicción de Nuribel respecto al proceso político que reconoce como “la revolución”.

Estudió en la Escuela para el Fortalecimiento del Poder Popular y dice que allí aprendió a enseñar a otros: “Estoy acá porque deseo que mi país siga siendo libre y tengo sentido de pertenencia. En realidad somos una nación sumisa porque si fuéramos distintos esos loquitos que se pronuncian en Altamira no hubieran hecho lo que hicieron. Quizá lo que venga sea más rudo pero acá seguiremos en la lucha y vamos a triunfar. Esta “pela” no la aguanta sino solo este pueblo”, aseguró.

Además de la variedad musical presente cada pocos metros, también abundaban los vendedores de comida y recuerditos alegóricos a Chávez. Por instantes y con el sol de frente y la brisa pegando fuerte, Puente Llaguno podía confundirse fácilmente con un malecón frente al mar durante algún carnaval en Carúpano, o con el terminal de cualquier ciudad del interior.

Justo al comenzar el puente había un camión de la Arepera Móvil Pdval a mano izquierda, y de allí la oferta gastronómica abarcaba también coquitos cubiertos con melaza guardados en plástico, tostones salados, cigarros detallados, papelón con limón, tizana de frutas, polvorosas, cotufas, chupetas, café de termo, buñuelos de yuca, cepillados, gorras rojas con los ojitos de Chávez, bollitos de carne, chorizo, pollo o pernil, helados en forma de teticas y hasta mangos. Una diversidad que se respiraba, que se sentía, como la búsqueda de una salida ingeniosa y versátil a la crisis económica actual.

Brigite Romero había llevado 20 bollitos y desde la mañana hasta pasada las 4:00pm no había vendido el primero, a pesar de que costaban solo 2.000 bolívares. No le interesaba explicar su postura política ni hablar de su respaldo a uno o a otro grupo. Ella se limitó a decir “si no trabajo no como”, una frase que se ha vuelto gastada de tanto escucharla pero que no deja por ello de ser válida. Y de allí empezaba a contar que un kilo de Harina Pan le costaba 8.000 bolívares, que la carne andaba por el orden de los 20 mil, la cebolla 3.000 y el ají dulce 15 mil. Por lo cual le era imposible reducir el precio de su mercancía.

Pero no solo había simpatizantes de a pie y vendedores sobre Puente Llaguno. Desirée Santos Amaral, directora del periódico Correo del Orinoco y de YVKE Mundial, también caminaba por allí de manera relajada. Distendida. Como si no le preocupara en lo más mínimo que tan solo 24 horas antes, dos líderes políticos adversarios al gobierno, Juan Guaidó y Leopoldo López, aparecieran junto a un reducido grupo de militares de la GNB haciendo un llamado a más oficiales para llevar a cabo el cese de lo que consideran un régimen usurpador.

¿Qué lectura le daba esta comunicadora social y ex diputada a lo ocurrido un día antes en el Distribuidor Altamira? En síntesis, cuatro palabras: “Golpe de Estado fracasado”, el cual a su entender fue impedido por el pueblo que apoya a Nicolás Maduro.

“Yo me enteré de eso tempranito, a las seis de la mañana. Luego me fui al periódico y a la radio y regresé aquí en la noche y a esa hora había gente haciendo la vigilia. Este pueblo vino hasta aquí para defender a su presidente. Lo hizo con Chávez y lo hará también con Nicolás Maduro. Yo fui testigo ocular de las vagabunderías de la Cuarta República y te puedo asegurar que solo en revolución se han aprobado leyes para reconocer los derechos de la diversidad sexual, la libertad de expresión y a la información”, dijo.

Al ser preguntada respecto a la salida de los canales internacionales CNN en inglés y BBC de las cableras, Amaral enfatizó que esa información era falsa, pues ella misma los había visto antes de dejar su hogar. Dijo que, por el contrario, quienes sí han sufrido la censura en Twitter eran los medios oficiales Correo del Orinoco, Diario Vea y la Agencia Venezolana de Noticias, AVN.

Añadió que algunos medios internacionales, como la DW, son portadores de mentiras y que una muestra de ello es la declaración de su corresponsal en el país, el cual según ella habría informado que la protesta de este martes 30 de abril en el este de la ciudad se debió a los apagones, cuando esta contingencia, a su parecer, ya había quedado solventada.

La periodista no titubeó cuando se le preguntó respecto al futuro inmediato del país, a la luz de los anuncios de paros escalonados realizados por Juan Guaidó, presidente interino encargado reconocido por más de 50 países. Lo sintetizó en tres breves frases: “Ellos irán presos. A todos los que aparecen en ese video se les aplicará la justicia porque es el pueblo que la pide y se les acusará de intento de golpe de Estado”.

Quizá esa misma sed de justicia que ella señalaba llevó a un grupo de vecinos de la parroquia 23 de Enero a cargar con una urna simbólica y a bailarla como se baila a los San Benitos durante sus fiestas patronales. Con la diferencia de que en vez de ser una danza de tono festivo, quienes cargaban con el ataúd simbólico lucían molestos, al anunciar el entierro de la OEA, Organización de Estados Americanos.

“Hoy estamos enterrando las guarimbas de los lacayos opositores y desde acá les decimos que no se les ocurra seguir conspirando porque nosotros tenemos sangre guerrillera y si pretenden una invasión de los “gringos” en Venezuela de pronto se les hará fácil entrar pero de acá saldrán en unos cajones de madera”, haciendo alusión a urnas reales y no de cartón como esta que ahora cargaba Franklin Marchán donde se veían claramente fotos de Leopoldo López y de Amanda Gutiérrez, entre otros.

La música no se detuvo nunca por las cercanías de Miraflores, no durante este primero de mayo, Día del Trabajador. En contraste con las detonaciones que aún terminando la tarde se escuchaban por los alrededores de Altamira y La Carlota, como si, una vez más, se apreciaran dos escenarios distintos de ciudad, de sueños y de objetivos, cuando, en realidad, y como lo dijo una de las entrevistadas: “Al final somos todos venezolanos”.

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