Destacados

Chavismo de Iglesias y Podemos aumenta como el coronavirus

¿En qué se parecen Pablo Iglesias, de Podemos, a Hugo Chávez y el chavismo? El analista político Francisco Olivares repasa el discurso del hoy vice presidente de España. Pone el dedo en una llaga abierta: ambos se aprovecharon de las estructuras de la democracia para llegar al poder y amenazar las propias bases democráticas. Los intereses comunes van más allá del financiamiento con petrodólares venezolanos para vender un modelo que se apoderó y destruyó el sistema económico y social de Venezuela

Publicidad

No fueron solo los millones de euros que salieron de las reservas de Venezuela a las cuentas bancarias offshore de Pablo Iglesias y Podemos lo que abrió su camino al poder. Ese movimiento de izquierda radical también se nutrió de la experiencia de Hugo Chávez. Aprendió los principios del militar golpista que vendía el paraíso de la “nueva democracia”, para imponer un modelo autoritario que destruyó el sistema económico y social de Venezuela.

El vínculo ideológico que se estableció entre Pablo Iglesias Turrión, su partido Podemos, los líderes del grupo formado en la Universidad Complutense de Madrid con el chavismo venezolano se retroalimentó mutuamente. Después hizo posible el sueño personal del líder socialista español de llegar al poder siendo un hombre radicalmente de izquierda.

En su camino ascendente, Iglesias no solo se nutrió con los millones de euros proveídos por la mano generosa de la revolución venezolana. También uso la exitosa fórmula de ofrecer el paraíso futuro del socialismo a los más pobres. La oferta de Podemos tiene el mismo reclamo:  “verdadera democracia” y «soberanía popular».

La estrategia suprime por el momento los viejos conceptos de la “toma del poder”; “dictadura del proletariado”; “estado obrero” y otras premisas que marcaron los dogmas de los viejos partidos comunistas.

Maduro no convenía

A partir de 2015, cuando Nicolás Maduro profundiza su camino dictatorial desconociendo a la Asamblea Nacional y quedando como minoría política en el país que ostenta el poder por la fuerza. Cuando la crisis económica comienza a hacer estragos en la sociedad venezolana y se multiplican el número de presos políticos y las denuncias de torturas, el talante del régimen chavista se vuelven cotidiana noticia internacional.

Para Iglesias y Podemos resultaba poco rentable identificarse con una figura rechazada por todo el mundo occidental y desnudado como un régimen corrupto y violador de los Derechos Humanos.

Es así que Iglesias y su partido comienzan a tomar distancia pública de lo que ocurría en Venezuela. Pero eso sí, sin sacrificar los principios ideológicos que los unieron desde el principio y sin renunciar al proyecto de poder.

De manera, la alianza entre el gobierno español y el chavismo seguiría, pero de una manera discreta. Incluyó episodios como el encuentro “clandestino” de uno de sus ministros con la vicepresidente del régimen de Maduro, Delcy Rodríguez, saltándose la prohibición de entrada a la Unión Europea que pesa sobre los chavistas sancionados por violaciones a la ley.

Fachada retórica

El colapso económico y social de Venezuela comenzó en 2014. En ese entonces, Iglesias cuestionaba la represión que el chavismo aplicaba a sus opositores en Venezuela. También cuestionó la prisión que sufrían figuras como el líder opositor Leopoldo López, el preso político de Venezuela más famoso en el exterior.

Ya en 2014 algunos veían a Iglesias como un remedo civil de Hugo Chávez, y a Podemos como cabeza de playa de la franquicia chavista en Europa.

Pero todavía exaltaba las elecciones parlamentarias ocurridas en diciembre de 2015. Eran tan democráticas que, ponía Iglesias como ejemplo, las encuestas anunciaban que ganaría la oposición. Pero en efecto ganó la oposición, con mayoría calificada, en lo que fue su mayor triunfo en 15 años.

Ese triunfo histórico fue desconocido por el chavismo. Maduro terminó usurpando las funciones del Parlamento, para precipitar la más seria crisis política y económica en la historia contemporánea de Venezuela.

El pasado presente

Ya en diciembre de 2018, siendo el Secretario General de Podemos, Iglesias criticó abiertamente la situación política de Venezuela. Lo hizo en una comparecencia ante la comisión que  investigaba  la financiación de su partido desde Venezuela.

Es así que Pablo Iglesias, el hombre que militó en el Partido Comunista desde los 14 hasta los 21 años y fundó el partido de la nueva izquierda socialista del siglo XXI, encaminaba con precisión su determinación de llegar al poder en España. Esta aspiración finalmente la concretó al convertirse en vicepresidente y ministro de Derechos Sociales del gobierno español, en enero de 2020.

Sus críticas al gobierno de Maduro y a la situación de Venezuela se hicieron más directas y se excusaba de sus opiniones anteriores: “Yo no comparto algunas cosas que dije en el pasado y creo que la situación política en Venezuela, la situación económica es nefasta. Yo he podido decir cosas políticamente que ahora no comparto. Y creo que rectificar en política está bien. Y estoy encantado en cualquier foro político o en cualquier espacio de debate o de discusión, debatir cosas que pude decir en el pasado y en las que me equivoqué. Uno puede decir: lo que dije hace algunos años no se corresponde con lo que pienso ahora. Las tonterías que hayamos podido decir en el pasado o las opiniones políticas que hayamos podido tener en el pasado”.

Solo interesa el poder

Los vínculos de Iglesias con el chavismo comenzaron muy temprano y se estrecharon al punto de que él y otros de los fundadores del grupo se convirtieron en asesores de Hugo Chávez y del gobierno venezolano. Las constantes visitas a Venezuela, promoción en los medios oficialistas y la financiación de su proyecto político, se convirtieron en prioridad de Chávez.

Para Iglesias, el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y la extensión de su proyecto en varios países de América Latina, constituían un ejemplo de cómo la izquierda europea también podría llegar al poder. Y para ello, todos los recursos han sido válidos, incluso engañar a la audiencia, tal como el propio Iglesias se lo explicaba a sus seguidores.

“Yo, lo tengo claro. Al que hace política le tiene que interesar el poder. A los alemanes les interesaba poner un tren a Lenin para que desestabilizara Rusia. A los iraníes les interesa que se difunda en América Latina y en España un discurso de izquierda porque afecta a sus adversarios. ¡Lo aprovechamos o no lo aprovechamos! (…) Yo no he dejado de autoproclamarme comunista nunca. Cuando hay elecciones en condiciones de normalidad, los comunistas nunca ganan. ¿Cuándo los comunistas han tenido éxito? En momentos de excepcionalidad. Y estos son momentos de excepcionalidad. La transformación social no ocurre en momentos de normalidad sino en circunstancias de excepcionalidad y estamos en momentos de excepcionalidad”, explicaba Pablo Iglesias su fórmula para que la izquierda llegase al poder, en una jornada de la Juventud Comunista de Zaragoza, en marzo de 2013.

Ampliar las grietas

Al referirse a América Latina, Iglesias apuntaba que: “cuando un golpista como Hugo Chávez gana las elecciones tienen que haber estallado por los aires los consensos en los dos principales partidos, Acción Democrática y Copei, en torno a lo que representó el poder del puntofijismo en Venezuela. Igual que ocurrió con Rafael Correa en Ecuador y Morales en Bolivia. Lo que está cambiando, está cambiando por debajo. Lo que cambia es el sustrato social del poder. No es que de la noche a la mañana tú vayas a tener un buen resultado electoral”.

El puntofijisto fue una fórmula de convivencia política en Venezuela, salida del Pacto de Punto Fijo, entre los principales partidos democráticos para compartir el poder.

Lo que sugería Iglesias es que la izquierda debe aprovechar esas grietas que aparecen en momentos de excepcionalidad para promover un proyecto de cambio en el que el mensaje es fundamental.

Como ejemplo destacaba que la palabra “democracia” goza de buena aceptación por la población; “por lo tanto –dice- habrá que disputársela al enemigo cuando hagamos política”.

Por el contrario, advertía, la palabra dictadura no es aceptada, aunque sea la dictadura del proletariado. “No hay manera de vender eso”. Estás disputando la democracia cuando dices: “sí está gobernando la troika europea, aquí no hay democracia, aquí lo que hay es una dictadura. Para los efectos es un acto de propaganda política, como poner una bomba. Es disputar el significado de las cosas”.

Iglesias puso sus tesis en práctica, algunas tomadas del chavismo, de la experiencia triunfal de Chávez y otras desarrolladas y afinadas desde su equipo académico.

Lo aprendido de Cuba

Hugo Chávez, muy distante de lo académico, se alimentó más de la asesoría de Cuba y Fidel Castro. Con los asesores cubanos se hizo fuerte en el manejo de la contrainformación, noticias falsas, la promoción de la ideología y los aparatos de comunicación, los cuales jugaron un rol esencial para apoderarse del mensaje democrático, con la carga populista; pero, sin renunciar a la implantación del modelo autocrático que avanzaba con los años.

Chávez nunca dijo: vamos a crear un modelo comunista; a controlar los medios de producción, la economía, los medios de comunicación y a ejercer el control de cambio. Pero, su alianza con Cuba se manifestó desde los primeros meses de la llamada revolución bolivariana, y mientras expropiaba, mostraba el librito azul de la Constitución de 1999. Hablaba en nombre de las leyes y de respeto a la propiedad privada.

Llenar espacios

A la par, Iglesias indicaba a sus seguidores su propio camino: “Hay que ocupar todos los espacios. Hay que ir al equipo de fútbol, controlar las asociaciones deportivas, controlar al grupo de teatro haciendo un tipo de obras de crítica social que se relacione con la práctica del movimiento, hay que hacer música, hay que hacer ciclos de cine”.

Pero, además reconocía que la televisión es el vehículo más importante de producción ideológica que existe en los últimos 30 o 40 años.

“Son mucho más importantes las tertulias en televisión que los debates en el Parlamento. Los debates en el Parlamento ya no los sigue nadie; además, son debates que son mentira, no debaten realmente, está todo pactado”.

De allí que su incursión en la comunicación masiva para apuntalar su proyecto se inició, tal como el propio Iglesias lo ha expuesto, a través del programa La Tuerka, que duró casi diez años.

“No solamente comenzamos a influir en sectores de la izquierda, sino en una serie de gente normal, que comienzan a ver una fuente de argumentos. Estamos trabajando en el ámbito de la ideología, estamos produciendo imaginarios a costa de adaptarnos a un formato de tertulia reconociendo que los mejores programas de debate político los ha creado la derecha”.

La hegemonía comunicacional

En Venezuela la hegemonía comunicacional formó parte del proyecto chavista desde el principio y hoy el gobierno controla al menos 80% del espectro comunicacional, que complementa con el bloqueo de los portales independientes y las cadenas obligatorias de radio y TV.

Es una hegemonía que no se anuncia previamente, sino que comienza a operar cuando la izquierda comunista ya está en el poder.

Tal como dice Iglesias, los términos favorables se le disputan al enemigo, mientras otros conceptos como “dictadura del proletariado”, que en términos de este neosocialismo, sería el control de los poderes del Estado, de los medios de comunicación y la economía, se ocultan. Lo hacen detrás de términos constitucionales como: “el patriotismo es anteponer los intereses del país por encima de los particulares”, expresado en el artículo 128 de la Constitución española.

Ese argumento es utilizado constantemente por el vicepresidente para argumentar que la propiedad privada no es un principio inviolable.

Lo que piensa sobre los medios

En 2013 Pablo Iglesias todavía era profesor y no había dado el salto a la esfera política, pero sí estaba en los medios masivos.

En una entrevista por Venezolana de Televisión (VTV), abogaba abiertamente por acabar con los medios de comunicación privados.

“Es antidemocrático que en España los grandes medios de comunicación sean de propiedad privada de multimillonarios…. Nos están robando la democracia”.

El líder de Podemos, que por aquel entonces era un habitual de las tertulias televisivas españolas, insistía en la idea de censurar a los medios privados.

“Sí, la información es un derecho; en la medida en que un derecho se convierte en ser susceptible de mercantilización, y en susceptible de ser una propiedad privada, se convierte en un privilegio. Por tanto lo que ataca la libertad de expresión es que la mayor parte de los medios sean privados”.

“Que existan los medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión. Hay que decirlo abiertamente”, sostuvo en entrevista en 2014.

De manera que Iglesias planteaba ya limitar a los privados, en nombre de la libertad de expresión.

La fuerza del adversario

Un año después, en 2014, después de que Iglesias tuviera una presencia constante en esos medios privados, según él “privilegiados”, Podemos se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones europeas, en la primera convocatoria electoral a la que concurrió sacó 5 eurodiputados y 1.253.837 de votos.

Es decir, disfrutó de los derechos y beneficios que ofrece el sistema democrático y la libertad de pensamiento a todas las organizaciones políticas; incluso, a quienes, de manera oculta, aspiran a crear una hegemonía ideológica.

El líder de Podemos se pronunció favorable a una regulación de los medios de comunicación desde el poder público con el fin de “garantizar la libertad de prensa. Los medios de comunicación, por lo menos una parte, tienen que tener mecanismos de control público”.

Así lo aseguraba el entonces eurodiputado por Podemos, en el libro “Conversación con Pablo Iglesias”, del periodista Jacobo Rivero, publicado por la editorial Turpial.

«Si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho», sostiene Iglesias. Y añade, que «no puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios». Recoge un trabajo publicado por El País, de España, en julio de 2014.

De manera que Iglesias, al igual que lo hicieron Chávez y Maduro, utilizando los términos como “democracia”, “libertad de expresión” y “derecho a la información” busca controlar los mecanismos comunicacionales para imponer su ideología.

El chavismo en España

El temor por la influencia del chavismo en el futuro de la nación española, es hoy un tema que preocupa y se debate constantemente en todos los escenarios de ese país.

El ascenso de Iglesias y su grupo político Podemos a las instancias del poder ha profundizado, al igual que ocurrió en Venezuela, una polarización extrema en la ciudadanía (izquierda y derecha) que podrían llevar a situaciones irreconciliables.

Tal como se ha reflejado en los medios españoles, la presencia de Pablo Iglesias dentro del Ejecutivo incomoda a muchos sectores que lo ven como un político de la izquierda radical, con ideología comunista y asesor con sus colegas Juan Carlos Monedero y Alfredo Serrano Mancilla en su momento de Hugo Chávez, Nicolás Maduro y de Evo Morales. La alianza que se produjo entre el PSOE, encabezada por Pedro Sánchez, con Podemos, luego de las elecciones del pasado 10 de noviembre, en el que ambas organizaciones formaron gobierno, ha puesto en alarma a los diversos sectores del país.

Tiempos de coronavirus

Dentro del gobierno español las diferencias se hacen cada vez más profundas ante los intentos de imposición de Podemos en áreas como la economía, la educación, los medios de comunicación. También, en un aspecto delicado y conflictivo como el área de seguridad e inteligencia, desde la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia (CNI).

El pasado 15 de abril, en el congreso español, la diputada Macarena Olona, del partido VOX, de derecha liberal, fundado en 2013, le decía a Iglesias durante un debate: “Nuestra democracia se desangra, y no por causa del coronavirus sino porque este gobierno social-comunista está aprovechando la tragedia que azota a nuestra nación para imponer su régimen totalitario y comunista. Señor vicepresidente, su modelo es Venezuela, y está siguiendo paso a paso el camino que ya recorrió ese ‘demócrata’, en sus palabras, el señor Hugo Chávez, para convertir a Venezuela en pura miseria, para limitar y arrebatar todos los derechos y libertades a nuestros hermanos venezolanos”, dijo la diputada.

Publicidad
Publicidad