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Chavismo busca lavar su imagen y la oposición se divide con nuevo Consejo Electoral

Una facción de la oposición política y de la llamada sociedad civil, acepta la oferta del chavismo y se incorpora al nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) nombrado por la Asamblea Nacional chavista. Hay quien apuesta a una ruta electoral justa, mientras Maduro envía señales de alguna flexibilización.

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Consejo Nacional Electoral, un poder público vacío

El régimen de Nicolás Maduro designó este martes las autoridades de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), en una nueva jugada que se suma a otras señales de relativa flexibilización enviadas al gobierno de Joe Biden. También quedan en evidencia las amargas divisiones en la oposición democrática que enfrenta al chavismo.

El CNE, es llamado por algunos «ministerio de las elecciones» por haber estado siempre plegado a los designios del gobierno chavista, aunque según la constitución debe ser un poder independiente.

Ahora, está por verse si esta nueva directiva tendrá la oportunidad de desactivar la bomba de muerte lenta en que se ha convertido la crisis política de Venezuela, con un impacto masivo sobre el reto de la vida nacional.

Pretexto del voto

El CNE ha sido una de las claves de control institucional en las dos décadas de la llamada revolución bolivariana. Antes de ser clasificado por los expertos como un franco autoritarismo (junto con Cuba y Nicaragua, en América) el régimen chavista se basó en un modelo de autoritarismo electoral.

La Asamblea Nacional que lo renovó hoy, no es reconocida por la comunidad democrática internacional, ni por parte de la oposición interna. Ello se debe a que salió de unas elecciones sin garantías constitucionales, en diciembre pasado, en las que estaban proscritos los principales partidos y sus líderes.

Además la anterior directiva del CNE estaba encabezada por magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (también chavista) llamados para la ocasión por Maduro.

Por las buenas o las malas

Este organismo ha servido para darle un barniz de democracia al régimen chavista que se ha permitido sucesivas elecciones. Los comicios suelen ser controlados por los rectores chavistas del CNE, por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y sus bandas de civiles armados, por los militares del Plan República que custodian el proceso.

Pero cuando los resultados del voto popular le han sido adversos, el chavismo simplemente se los ha saltado a la torera y ha impuesto sus criterios y funcionarios al estilo Jalisco: si no gana arrebata.

Así, designa «protectores» cuando ha perdido gobernaciones y alcaldías, y llegó a designar un parlamento paralelo (Asamblea Constituyente), después de anular los poderes y las funciones de la Asamblea Nacional opositora electa en 2015.

En diciembre de este año hay elecciones de alcaldes y gobernadores. Ya lo que queda de los partidos opositores desmantelados por el chavismo están divididos acerca de si lanzan candidatos o no.

El balón se mueve

Por eso ahora, la pregunta es si este nuevo CNE es otro movimiento gatopardiano (cambiar para que todo siga igual). O, si en efecto está cediendo a las presiones internas e internacionales para aflojar el autoritarismo.

Por su parte, Juan Guaidó quien es nominalmente reconocido como presidente interino por unos 60 países hasta tanto haya elecciones libres, pero no tiene ningún poder interno, rechazó el nombramiento del CNE.

En días recientes, en claros guiños a la Casa Blanca, Maduro dio casa por cárcel a seis  ejecutivos estadounidenses de la petrolera Citgo, filial de Petróleos de Venezuela en Estados Unidos, que están procesados por presunta corrupción.

El fiscal del régimen, Tarek William Saab, anunció el arresto de 12 militares de la Guardia Nacional y dos miembros de la policía política Sebin acusados formalmente de los asesinatos en prisión de dos presos políticos, el concejal Fernando Albán y el capitán Acosta Arévalos.

Por estos casos, y muchos otros de asesinatos, torturas y ejecuciones extrajudiciales, la Corte Penal Internacional lleva un juicio contra Maduro y sus colaboradores bajo cargos de delitos de lesa humanidad.

Reacciones

«Es el primer paso de un recorrido largo, riesgoso, poblado de amenazas. Pero, como dijo el poeta, «Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar», dijo a El Estímulo el abogado Ramón Guillermo Aveledo, ex secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Esta extinta plataforma electoral de partidos se disolvió por las divisiones entre sus líderes respecto a la ruta a seguir contra el chavismo.

«Unos venezolanos demócratas han dado una nuestra de coraje cívico que se agradece. La responsabilidad es dificilísima, pero necesaria en un contexto tan hostil. No hay que dejarlos solos», dijo Aveledo sobre los opositores que se atrevieron a integrar el organismo, como rectores principales o suplentes.

Oposición de la oposición

La designación de este CNE fue negociada entre una fracción de la oposición política con el régimen. Por eso evidencia además las fuertes fracturas dentro del movimiento disidente que ha plantado cara al chavismo durante dos décadas con resultados dispares.

La facción más radical de la oposición, encabezada por Juan Guaidó y Leopoldo López, insiste en que sin condiciones electorales justas y verificables no puede haber elecciones democráticas en Venezuela. Y que por lo tanto la aguda crisis política, económica, institucional y social que atraviesan millones de empobrecidos venezolanos no se va a solucionar así.

Hay una facción opositora que acepta la ruta electoral como una alternativa viable para plantear la lucha contra el régimen definitivamente autoritario que encabeza Maduro. Es contraria al «todo o nada» que pregona Guaidó como un mantra.

En las filas de Guaidó y Leopoldo López, se mantiene “un rechazo total” a esa designación del nuevo CNE. Los actores que hacen vida política en Venezuela y fuera de ella lanzaron de inmediato pronunciamientos formales.

Rechazo de Almagro

El secretario general de la OEA Luis Almagro, llamó colaboracionistas a quienes aceptan esta convivencia con el chavismo.

La OEA “rechaza y condena estas acciones de la dictadura que son contrarias al estado de derecho democrático y la independencia de los poderes políticos del Estado”, dijo en un comunicado.

“La designación fue hecha por una Asamblea Nacional (Congreso) ilegítima, y esa ilegitimidad de origen vicia de nulidad sus actos y decisiones, si como cualquier legislación que aprobara”, agrega.

Destaca que el Consejo Permanente de la OEA, en una resolución del 9 de diciembre de 2020 rechazó las elecciones fraudulentas celebradas en Venezuela el 6 de diciembre y no reconoció sus resultados por no haber sido libres ni justas» según el derecho internacional.

Además, por carecer de parcialidad, transparencia y no haber contado con la participación de los actores políticos y de la ciudadanía; no haber sido liberados los presos políticos y por la falta de independencia de la autoridad electoral, ni haber contado con observación internacional.

Condena a «colaboracionistas»

Almagro, un férreo opositor al chavismo, dijo que la OEA «condena las acciones de miembros de la comunidad internacional que han inducido negociaciones para intentar vender un acuerdo entre colaboracionistas y la dictadura».

“Estas acciones también constituyen un claro apoyo a la dictadura y sus crímenes, contribuyendo a la profundización de la crisis política, social y económica del país”, añade.

Internamente, hay voces de apoyo entre la oposición moderada, a esta salida de un nuevo CNE con todas las objeciones.

“Este CNE plural es un paso muy importante en la ruta de reconstrucción de la vía democrática. Es demasiado importante”, dijo a El Estímulo Jesús Chúo Torrealba. Este periodista y activista social fue en su momento portavoz y secretario ejecutivo de la fenecida Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la plataforma electoral de partidos opositores que ganó la mayoría absoluta del congreso en 2015.

“Hay por su puesto un conjunto de consideraciones muy validas acerca del escenario donde se da, las condiciones en que se da, el escenario donde se aprueba. Todo eso es muy válido”, dijo en breve conversación.

Donde está la legitimidad

“Ahora, recordemos que estamos en este momento en Venezuela en medio de una crisis política de legitimidad y de legalidad que afecta todos los actores del espectro polarizado venezolano”, agregó.

“Si alguien se para y dice que la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2020 tiene severos cuestionamientos y falencias en materia de legalidad y legitimidad, tiene toda la razón”.

“Pero si alguien se para y dice que la Asamblea electa en diciembre del 2015 venció su período y la tesis de la continuidad administrativa es absolutamente irrita también tiene toda la razón», añade.

La Asamblea que encabeza Guaidó mantiene una comisión delegada que se supone es la legítima. Para Torrealba, un grupito no puede abrogarse la representación de los siete millones de venezolanos que votaron hace seis años.

“Estamos en medio de una crisis en ese contexto hay que ver la situación, salir de esa crisis implica ubicar cual es la vía para hacerlo. Hay quienes piensan que la vía para salir de esa crisis es la violencia y entre una cosa y la otra desgastaron, despilfarraron el capital político que la oposición venezolana construyó en largos años de lucha y que llevo al triunfo del 6 de diciembre de 2015”, dijo.

Destrancar el juego

“Esa es una ruta que ya está obviamente cerrada, negada no solamente por la fuerza del gobierno, sino por la magnitud de los errores perpetrados”, dijo sobre la estrategia fallida para desalojar al chavismo.

«¿Cuál es la otra posibilidad? Rescatar, regresar a la única vía que nos ha dado éxitos, avances, controlar espacios, no solamente espacios políticos sino ejercer gobiernos sobre territorios, esa es la ruta electoral y pasa sobre un proceso de acumulación de fuerzas», dijo.

Los opositores León Arismendi, Francisco Martínez, Griselda Colina y Roberto Picón, posan en la sede del Palacio Federal Legislativo. Foto: Cortesía

“En ese sentido estratégico es muy importante eso que acaba de ocurrir hoy”.

Hojas de vida

El ahora rector Enrique Márquez, «ha mostrado capacidad de construir relaciones vocería consensos de lograr acuerdos…”.

Torrealba destaca «la fortaleza técnica» del ingeniero Roberto Picón, que «viene no solamente de ser preso político por condición de irreductible opositor del régimen sino experto electoral fundamental de la Mesa de la Unidad Democrática, que logró la victoria del 6 de diciembre de 2015».

Picón fue coordinador electoral del Comando Venezuela, durante la campaña presidencial de Henrique Capriles para las elecciones del 7 de octubre de 2012, en las que ganó un Hugo Chávez ya gravemente enfermo de cáncer.

Cinco años después fue acusado de los delitos de “traición a la patria, rebelión y sustracción de equipo militar”, por el gobierno de Nicolás Maduro que lo encarceló entre el 22 de junio y el 24 de diciembre de 2017.

Equipo de peso

Además de este centro delantero de la oposición en el CNE, están además desde la sociedad civil y el campo democrático tres suplentes, Griselda colina, activista, periodista, que viene del centro Carter y del observatorio global de comunicación y democracia.

El segundo es el empresario Francisco Martínez, ex presidente del gremio  empresarial Fedecámaras, «que de manera absolutamente clara ha estado promoviendo, construyendo una actitud del empresario coincidente de la búsqueda de democracia por esta vía electoral».

El tercer rector suplente por la oposición es León Arismendi, un abogado laboralista, asesor del movimiento sindical independiente.

«Tenemos a la sociedad civil, empresarios y trabajadores… Eso es bien importante tenerlo claro, porque es un equipo que no va a sentarse a despachar la normalidad burocrática. Va seguir luchando, peleando y entiende la necesidad de rectificar y reconstruir y darle a la mayoría social que quiere cambio una expresión política, para en efecto logar ese cambio que se anhela», dijo.

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