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Caso Cine Cittá: ¿indemnizaron o no? Hablan los afectados

Durante tres meses, las denuncias relacionadas con el incendio del local mayorista de Cine Cittá desaparecieron. ¿A qué se debió el silencio de los vecinos? ¿Les pagaron lo que perdieron? ¿Qué ha hecho Cine Cittá con la estructura del edificio Riverside? Aquí hay respuestas

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Desde hace 90 días la mayoría de los vecinos del edificio Riverside siguen sin tener un hogar. Esa estructura que antes era su espacio, quedó como un lugar de visita ocasional. Solo se pisa con permiso de la junta de condominio, únicamente para buscar algunas cosas puntuales entre los escombros y paredes manchadas de hollín que dejó el incendio en el vecino local mayorista de Cine Cittá.

Desde la avenida principal de Colinas de Bello Monte se ven las recientes remodelaciones. La fachada del edificio pasó de las manchas color ceniza a un tono gris claro. Durante la noche, hay algunas luces encendidas. Luego de tres meses, esos cambios han dado pie a la especulación en redes sociales: ¿por qué los vecinos no hablaron más? ¿Los indemnizaron? ¿Es habitable o no el edificio? ¿Qué ha hecho Cine Cittá?

Para conocer de primera mano lo que ha pasado desde aquel terrible suceso ocurrido el 31 de enero, El Estímulo habló con cuatro personas que vivían en el Riverside.

Hablar después de tres meses

El incendio de Cine Cittá generó polémica, pero también mucho silencio. A pesar de que El Estímulo y otros medios de comunicación insistieron en conversar con varios propietarios, después del día uno del incendio no hubo más declaraciones o reclamos en redes sociales.

Ningún vecino del Riverside quería hablar. Jesús Romero, quien perdió su penthouse, detalla las razones: «En un principio, nuestro abogado, el que estaba haciendo la recolección de la información pertinente al caso, llegó a un acuerdo de no dar ningún tipo de declaraciones. La idea era tratar de llevar la negociación de las indemnizaciones de la mejor manera posible, de la manera más amistosa posible. Esa fue nuestra intención desde un principio».

La propuesta del abogado, que representa al menos a 18 propietarios del Riverside, tomó en cuenta dos cosas para la indemnización: el precio del metro cuadrado de la zona (alrededor de 900 dólares por metro cuadrado); y un adicional por daños y perjuicios, daños físicos morales y psicológicos.

Al respecto, Romero dice: «Esa propuesta se le hizo a la gente de Cine Cittá hace dos meses y todavía estamos esperando respuesta de ellos».  Aun así, la espera no fue el detonante de las nuevas denuncias, sino lo que ocurrió después.

«El día 19 de abril, se presentó el dueño de Cine Cittá con un grupo de 10 personas y unos escoltas armados y amedrentaron a la persona que era el garante de las llaves (del candado que protegía el edificio). Entraron a la fuerza al edificio. Dijeron que tenían 5 inmuebles, pero nunca presentaron los documentos de compra y venta. Nunca los presentaron y tampoco solicitaron permiso para ingresar al edificio. Ni a la junta de condominio ni a la administradora general que lleva el edificio», detalló Romero.

«Desde ese momento, ellos se apoderaron del edificio y están modificando y restaurando las áreas comunes. Pero hasta donde nosotros sabemos, no se puede restaurar ni rehabitar», explica.

Dos pisos más arriba del apartamento 23, hay un inmueble cuyas luces se encienden por las noches. Los vecinos explican que se debe a que los trabajadores pasan en el Riverside las 24 horas. Foto: Daniel Hernández

¿Es o no rehabitable el Riverside?

«El informe que certifique que el edificio es habitable o no aún no ha sido emitido por los bomberos, o al menos ninguna de las partes ha tenido acceso a dicho informe. En este punto, nosotros asumimos, porque nos hemos asesorado con  ingenieros pagados de nuestro bolsillo, que el edificio no es habitable porque llegó a estar sometido a más de 1.200 grados de temperatura durante tres días en las zonas bajas, es decir, en las bases y las paredes de carga del edificio», detalla Jesús Romero.

Parte de las herramientas de los trabajadores contratados por Cine Cittá para restaurar el edificio Riverside. Foto: Daniel Hernández

Y continúa: «Ellos están maquillando sin autorización de la junta de condominio. Como tú sabes, la ley de propiedad horizontal dice que para hacer una acción como propietario del inmueble, especialmente de la fachada, debe pedirse autorización a la junta de condominio. Ellos lo están haciendo de forma arbitraria y para hacer ver que están resarciendo los daños que ellos ocasionaron, cuando eso es completamente falso».

Otra forma de compensar: comprar apartamentos

Una persona que conversó el día después del incendio con El Estímulo y vendió su apartamento, ubicado en la parte frontal, accedió a declarar nuevamente, pero esta vez bajo anonimato.

«Te voy a hablar con sinceridad. A mí lo que me motivó realmente a vender el apartamento es que yo soy una persona acostumbrada a tener lo mío, (…)  No me gusta molestar, y no solo eso, sino (…) porque es un problema muy fuerte internamente. Dentro del edificio eso es una guerra total. Yo de verdad no sirvo para vivir así. Nunca vi un consenso ni una palabra de respeto hacia uno. Yo no estoy para calarme problemas de nadie ni que me estén ocasionando más problemas del que yo tenía», dice.

Prosigue: «Por eso decidí ir directamente con los abogados de Cine Cittá. Yo conseguí un apartamento con las condiciones como yo las quería, como estaba originalmente en el edificio Riverside y me compraron el apartamento. Yo no acepté dinero. Ellos fueron los que compraron el apartamento. Han sido súper solidarios conmigo. No me quejo. Ellos me dicen que no están cerrados a hablar con la gente. De hecho, desde el primer día, el abogado dijo que las personas que quisieran hablar con él directamente, que hablaran. Ya hay varios que han vendido y han quedado satisfechos. Unos con transferencias directas a sus cuentas, otros en efectivo y yo dije que quería mi casa».

La persona explicó que su apartamento lo compró en la misma zona, Colinas de Bello Monte, y que lo único que tardó del proceso fue la entrega de los documentos, los cuales están todos a su nombre.

Al ser una de las pocas personas que hizo este tipo de intercambio, dice: «Yo no niego que es tu propiedad, tu esfuerzo, tus ahorros, que los perdiste, pero (…) no vamos a hacernos millonarios, no vamos a sacarle todo el dinero del mundo (a Cine Cittá), porque no es la idea. Uno sabe más o menos a cómo está el metro aquí en Colinas de Bello Monte. No hay que abusar, honestamente. Eso lo digo de forma personal».

Borrar pruebas

A pesar de la compra de las propiedades, Jesús Romero denunció que hubo una vivienda que no se vendió y entraron ilegalmente para borrar la evidencia bajo el argumento de «limpiar».

Habitación de Mía. Antes y después del incendio. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

Ese inmueble es el número 23 del edificio, el primero que el fuego consumió. Estaba ubicado sobre la tienda de tecnología «Canguro» y para el día del incendio, su propietaria, Ingreli Arceu, contaba aproximadamente un año fuera de Venezuela. Ella y su hija de 11 años de edad, Mía, vieron cómo las llamas consumían todo su hogar por videollamada, justo cuando regresaban del colegio.

Sala comedor de la familia Pérez Arceu. Antes y después del incendio. La familia vivió allí por más 12 años. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

Arceu fue la vecina más afectada, ya que los bomberos le informaron el mismo día del incendio que su apartamento quedó en pérdida total. De lo que construyó desde 2008 con su esposo, solo quedó una fotografía que se tomó con su hija cuando la niña estaba más pequeña.

La única fotografía que quedó bajo los escombros. Ingreli y su hija mía, cuando la niña estaba más pequeña. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

Confiesa que quería mantener el anonimato, «pensando en que iba a haber un arreglo importante (…)». Sin embargo, esa posición cambió hace una semana, cuando se enteró por WhatsApp de que las pruebas del incendio ya no estaban.

El apartamento 23 sin escombros. Ingreli no quería recogerlos, eran sus recuerdos y pruebas del siniestro. Nadie de Cine Cittá se ha comunicado con ella para saber la razón por la que entraron a su hogar. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

«Nosotros esperábamos que Cine Cittá se responsabilizara por todas nuestras pérdidas. Sin embargo, para mayor sorpresa, la semana pasada ellos entraron a mi casa y sacaron todos los escombros, escombros que nosotros no queríamos remover porque eran nuestras evidencias. Aparte de que eran nuestras cosas, así fuesen cenizas, eso era lo que quedaba de nuestro hogar», cuenta.

Arceu dice: «Yo tengo fotos de mi casa de cuando la dejé. Mi casa era una de las que estaba en mejores condiciones. Luego tengo fotos de cuando la quemaron, totalmente calcinada. Y tengo las fotos de cuando me vaciaron todos mis escombros».

Ingreli asegura que no existe un informe que respalde las reparaciones y que el domingo 1 de mayo los trabajadores contratados por Cine Cittá cambiaron la entrada principal del edificio.

«Nosotros estamos hablando ahorita porque al meterse en el edificio ya sabemos que no hay intenciones de conversar con nosotros, sino que ya se están apoderando de una propiedad privada», dice.

Entrada que construyó Cine Cittá para acceder al edificio. Foto: Daniel Hernández.

La desesperación, la esperanza y los tiempos legales

Felipe Shoen, el vecino reconocido por salir por el techo de uno de los penthouse, quien vivió por casi 20 años en el Riverside, dice: «No te niego que estamos impacientes porque nadie había estado en esta situación nunca. Uno tiende a pensar que esto se resuelve más rápido, pero si te pones a ver lo que toman los procesos legales en el país, cómo se demora todo, así sea por los canales regulares, te genera desesperación. Yo pensaba que sería más rápido y ahora que han pasado tres meses me doy cuenta de que esto va a demorar. Esto no es tan fácil».

Shoen reconoce que podría ser más rápido el proceso si se toma una decisión individual, pero no quiere hacerlo: «Es una cuestión de condiciones. Negociando cada uno por su lado, las compensaciones van a ser notoriamente más bajas de lo que podríamos conseguir si estamos todos juntos. Esa es la idea que tenemos. A lo mejor, al final, la realidad nos indica otra cosa. Por ahora la estrategia es seguir unidos para conseguir una mejor compensación por igual para todos».

A pesar de los señalamientos de desacuerdos y ambición, dice: «Mi aspiración mínima es poder recibir una compensación económica por el apartamento similar a si lo hubiera vendido normalmente en el mercado inmobiliario y ver si con eso me puedo comprar otra cosa. Lo ideal sería que Cine Cittá nos garantizara una vivienda del mismo nivel a todos, pero bueno, hay que ser realistas. El que tiene que indemnizar, debe pagar una gran cantidad de dinero además de lo que perdió».

Felipe Shoen sobre el edificio Riverside. Foto cortesía

Sigue Shoen: «Está el cuento de la responsabilidad, la imprudencia, de la permisología, todo eso es verdad, y no es por disculparlos, pero obviamente el responsable va a tratar de pagar la menor cantidad de dinero posible. Y las cinco personas que vendieron, lo hicieron más barato de lo que nosotros aspiramos que nos paguen. La idea, para ellos, es seguir descontando personas. De hecho, es lo que más nos ha costado, mantenernos unidos, porque hay gente que está muy impaciente».

Si bien Shoen estuvo expuesto a las redes sociales por solicitar ayuda, sus declaraciones sobre el caso apenas se están conociendo. El por qué es igual al del resto: «Muchos queríamos hacerlo apenas ocurrió el siniestro, estábamos paranoicos, pero ahora nos damos cuenta de que sí necesitamos de los medios para que se mantenga en la palestra el asunto porque aquí, a la semana, se olvidan de todo».

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