Venezuela

Caracas se moviliza por el Día del Trabajador

Con mucha tensión, impredecible silencio y altísimas expectativas respecto al futuro político inmediato de Venezuela, Caracas se manifestó este primero de mayo de 2019, tras las protestas que durante el día de ayer se registraron en el Distribuidor Altamira y en las adyacencias de la plaza del mismo nombre, luego de que el presidente interino encargado, Juan Guaidó, apareciera junto al líder político opositor Leopoldo López, e hicieran un llamado a la población civil y a los militares para que se incorporaran en la llamada “Operación Libertad”, que pretende el “cese de la usurpación” por parte de Nicolás Maduro.

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Texto: Dalila Itriago / Fotografía: Alejandro Cremades-El Estímulo

La autopista Francisco Fajardo, unas de las principales vías de la capital venezolana que bordea la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, ubicada en la urbanización La Carlota, amaneció este miércoles cubierta con restos de botellas de vidrios, trozos de piedras, envases de bombas lacrimógenas vacíos y hasta cauchos quemados de donde aún salía humo. Imágenes de un país que parecía vivir en medio de una guerra no declarada.

La vía estaba desolada y desde allí se podía ver con mucha facilidad el boquete que los manifestantes hicieron a una de las rejas de la instalación militar. Apenas dos cuadras antes, un autobús calcinado, al final de la Avenida Bello Campo, evidenciaba un rasgo más de la furia con la que algunos manifestantes en contra de Maduro expresaron su rechazo en una jornada que se extendió hasta la medianoche de este martes y donde hubo enfrentamientos entre civiles armados y la policía, según informaron paramédicos que estuvieron en el lugar.

A pesar de esta panorámica, de los 119 manifestantes arrestados tan solo en el día de ayer según la ONG Foro Penal; de los 69 heridos únicamente en el municipio Chacao (41 de ellos por perdigonazos y dos por armas de fuego) y de la víctima fatal en el estado Aragua, aún hay venezolanos escépticos frente a la convocatorias de marchas y creen que todavía nos falta lo que llaman en criollo “guáramo”. Uno de ellos trabaja como paramédico y justo en la jornada de este martes estuvo prestando atención a los heridos durante la protesta.

“Quieren un peo pero no están dispuestos a comerse las caraotas. Ayer eran como 4.000 personas. Había bastante gente protestando, pero aún así no bajaban hasta acá (base militar); cuando la realidad es que yo creo que esos militares estaban abatidos pues tenían tres frentes de trabajo y no se daban abasto: el Distribuidor Altamira, la entrada frente al CCCT (Centro Comercial Tamanaco) y Los Ruices. Creo que faltó mayor organización y bolas. Te puedo decir que de cada 100 manifestantes, 10 son capaces de enfrentarse con palos y piedras a las armas y el resto viene a tomarse selfies; y un gobierno como este, de mentalidad militar, no cae a punta de WhatsApp. Marcha no tumba gobierno y ellos quieren tumbarlo haciendo feng shui”, comentó el paramédico.

En el espacio minúsculo que tienen para brindar asistencia a los heridos, los siete paramédicos que estuvieron de guardia durante la protesta comentaban los recuerdos del día de ayer y en conjunto no le arrendaban la ganancia a la jornada, ni siquiera porque por primera vez algunos militares ondearon el tricolor nacional y expresaron su descontento frente a Maduro.

Bromeaban y decían que lo único distinto fue que la manifestación se extendió un poco más, porque para ellos los protestan en el este de Caracas solo lo hacen por “horarios establecidos”, entre 11:00am y 5:00pm, y ayer “hicieron horas extras”.

Entre los chistes y las risas, igual se percibía cierto descontento en el grupo. ¿Resentimiento? Decían que en las comunidades populares de “los cerros” no están dispuestos a arriesgar la vida por “hijitos de papá y mamá” que se levantan a las 11:00 de la mañana y solo a esa hora salen a protestar, para luego, cuando se cansan, se retiran a beber cervezas, mientras ellos no ganan ni siquiera ocho dólares al mes.

Pero esta apreciación contrasta, por ejemplo, con la actitud de Geraldine Ruiz quien este martes caminó desde la zona de Maca, en Petare, hasta Altamira, junto a su madre y su esposo, para expresar su apoyo a Juan Guaidó: “Yo me desperté a las 6:00 de la mañana y cuando vi el video de Leopoldo López y de Guaidó empecé a llorar de felicidad. No me esperaba este día. Tengo un hijo de 13 años y estoy acá por él (comentó este martes cerca de la plaza Altamira) porque no puede ser que ni con mis dos trabajos ni con los dos trabajos de mi esposo podamos comprarle una merienda a mi hijo. Ni siquiera regalarle una barquilla semanal”.

Ruiz admitió sentir miedo pero aún así portaba un retazo de tela azul rey en su hombro izquierdo. Cree que la Operación Libertad entró en su fase final y que ahora estamos viviendo “el principio del fin”. Aseguró que no regresará a su casa hasta tanto no regrese “la libertad a Venezuela”. Así que hoy, aún y en medio de los destrozos, aún y en medio del paisaje de post guerra, y aún y en medio del escepticismo de algunos, ella, seguramente, marchó de nuevo.

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