La realidad es que solo debería ser un ajuste de horarios, pero no nos engañemos: en vacaciones nos relajamos con la comida, permitimos un poco más de chucherías, refrescos y si viajamos es peor; así que en algunos casos es comenzar de nuevo. No hay de qué preocuparse, pues estamos a tiempo. Lo que se traduce en que regresar a clases sea menos caótico.
Lo primero que debemos hacer es dar el primer paso con varias semanas de anticipación para que los cambios sean reales y poco a poco, sobre todo en los niños. Nuestra actitud debe ser positiva, lo que hará que los pequeños la asuman de igual manera.
A comenzar
Lo primero que debemos hacer para que todo funcione es involucrar a los niños de acuerdo a su edad, luego debemos revisar cuáles son los hábitos alimenticios que deseamos inculcarles y de ahí partimos.
Luego hay que empezar a revisar los horarios del colegio y proponer un horario que se acerque, por ejemplo, mis hijos se paran a las 5:00 am, y 30 minutos después desayunan. Como todavía es muy temprano para comenzar a regular los horarios de levantarse, inicio con un horario de 8:00 am y 30 minutos depués desayunan. Esto dependerá de que tarde se levantan en vacaciones.
El próximo paso es abastecernos de más frutas y verduras en la ingesta e intentar servir un mínimo de cinco porciones diarias. Ingresa carnes desgrasadas y otras buenas fuentes de proteína, como el pescado, los huevos y las frutas secas; limitar el consumo de la grasa, evitar las comidas fritas y cocinar los alimentos en el horno, en la parrilla o al vapor.
Dejemos de lado las comidas en restaurantes rápidos y los refrigerios poco nutritivos como dulces y refrescos. En cuanto a la cantidad de harina o sus derivados, es recomendable consultar con tu pediatra. Lo que sí debes ingresar a la dieta es la avena que les ayuda tanto con la concentración.
Esto no lo van hacer solo los niños, recuerda que como padre, la mejor manera de estimular al niño a comer de manera saludable es con el ejemplo.
En definitiva:
1) Establece un horario para las comidas y los refrigerios.
2) No obligues el niño a comer toda la comida en el plato los primeros días.
3) No sobornes o recompenses a los niños con la comida.
4) Usa las porciones aproximadas que envías al colegio. Al mejor estilo de Masterchef
Otra pieza fundamental y mi favorita es comenzar a probar nuevas recetas para incluirles en las loncheras. En la medida de lo posible trato de que se puedan preparar con ellos, para motivarlos a la hora de probarlas.
Además, puedes aprovechar de establecer metas en el ámbito alimenticio, sobre todo si el problema del pequeño es que no come bien.
Gracias a este último paso, pude descubrir que mi hijo mayor no comía todo el almuerzo que le mandaba al colegio porque le tocaba comérselo frío y simplemente le quitaba la hora de juego. Por eso, diseñamos unas opciones de comidas frías y más completas para su merienda del colegio y así almorzara cuando lo buscaba. Recuerda que todo es cuestión de comunicación, negociación y adaptación.
Como vez, retomar la rutina del colegio no será tan difícil si comienzas los cambios con tiempo.
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