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El inmenso mucbipollo es el banquete de los muertos

En algunos países es tradición elaborar y disfrutar de algunas comidas por el Día de Muertos, como una manera de sentirse más cerca de los afectos que ya no están. La más conocida es la fiesta de México, pero en otras naciones también celebran. 

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Tamales, atole, mole, pan, frutas, dulces y muchas bebidas llenarán las ofrendas que los mexicanos montarán en sus casas para celebrar la festividad de Día de Muertos, el 1 de noviembre, para recordar lo que degustaban y disfrutaban los antepasados. Muchas de estas fiestas se extienden hasta el 2 de noviembre, Día de Todos los Santos.

La variada gastronomía mexicana prácticamente tiene platillos y preparados para cualquier ocasión.

En el estado de Yucatán, donde el domingo 27 de octubre de 2019 comenzó el festival de las ánimas, el Hanal Pixán, destaca el mucbipollo, un tamal de 1,5 kilos de peso que se cuece en un horno de tierra y que se prepara con masa de maíz, carne de pollo, cerdo y frijoles, todo envuelto en hojas de plátano.

mucbipollo

Para elaborar el mucbipollo se tiene que moldear la masa, cocinarlo  en un caldo bañado en pigmento rojizo de achiote, y colocar todos los ingredientes en la masa. Tiene un proceso que dura entre cuatro y cinco horas, haciendo un hoyo en la tierra para cocinarlo a base de leña.

«Una sola persona no podría hacer los mucbipollos porque es un trabajo muy laborioso», explicó a Efe Silvia Paredes, cocinera tradicional de este platillo, quien participó en el festival celebrado en Mérida, la capital yucateca.

El mucbipollo tiene una historia ancestral. Se dice que deposita las ofrendas dedicadas a los difuntos para que puedan disfrutar de este alimento cuando regresan al mundo de los vivos durante el Día de Muertos.

mucbipollo

«Es una tradición prehispánica de todos los mayas. Lo hemos seguido de generación en generación», contó Paredes, quien dijo que el término mucbipollo significa pollo enterrado en la tierra.

Además de Yucatán, en el resto de México la tradición dicta que los vivos invitan a los muertos a regresar y, para ello, en las ofrendas colocan platillos, preparados o productos que en vida disfrutaban sus seres queridos.

Otras ofrendas

Desde las típicas calaveritas (pequeños cráneos) de azúcar o chocolate hasta el tradicional mole mexicano, salsa elaborada a base de chiles o mejor conocido en Venezuela como ajíes picantes y especias, pasando por el pan de muerto y distintos dulces propiamente de México, así son agasajados los muertos por sus familiares y amigos.

calaveras de chocolate

Muchos especialistas en gastronomía de México aseguran que lo que no puede faltar en una ofrenda es el tradicional dulce de calabaza (auyama), de papaya (lechosa), de tejocote o de camote, ni el pan de muerto. Los dulces son de origen prehispánico y es común encontrarlo en mercados públicos y mercados callejeros. Se hacen cociendo las frutas en una cazuelas de barro, con un jarabe que se elabora con papelón.

dulce-de-lechosa

En el caso del pan de muerto, siempre redondo y de diferentes tamaños, se elabora a partir de una masa que se deja fermentar durante más de 24 horas, a base de huevo, harina, mantequilla, azúcar y el toque de ralladura de naranja.

pan de muerto

Otras comidas en México en el Día de Muertos son los tamales, un alimento de origen indígena mesoamericano, que se prepara con masa y están rellenos de carne, vegetales, salsas o frutas, los cuales se acompañan con atole, una bebida espesa de masa de sabores varios.

tamales

En los estados de Yucatán, Puebla, Michoacán, Oaxaca, Tabasco, Estado de México y Chiapas, el Día de Muertos es festividad indígena las cuales han sido declaradas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El Istmo de Tehuantepec, en el sureño estado de Oaxaca, se celebra el Xandu, una ofrenda en el interior de viviendas para honrar a los muertos. Se rinde culto a los muertos de dos maneras y depende del gusto de los familiares, utilizando los tradicionales altares o colgando un arco con pencas de plátano o caña adornado con flores, frutos y panes en el suelo, se coloca en una esterilla repleta de todo tipo de platillos, dulces y bebidas.

Además de comida, agua, frutas y dulces, en México, en estas festividades para honrar a los difuntos, es común ver en las ofrendas cigarrillos y bebidas como el tequila o el mezcal y productos u objetos que gustaba y disfrutaba el fallecido.

En Ecuador también celebran con pan

En este país andino celebran a los muertos con una infusión herbal y frutal y con pan.

La colada morada es una portentosa bebida caliente, elaborada con frutos y hierbas de los páramos andinos, que se sirve en esta época con las tradicionales «guaguas» de pan, en homenaje a los difuntos que aún buscan su lugar en la mesa de las familias ecuatorianas.

Según explica una nota de Efe, la colada morada es de origen precolombino y las «guaguas» (niñas en quechua) de pan, rellenas de mora o chocolate, forman parte del sincretismo religioso católico y la cosmovisión andina.

guaguapanes

Sólo en esta época, cuando se junta la llegada de las lluvias a la sierra andina ecuatoriana y el católico Día de los difuntos o de los muertos, se prepara este rico potaje que se extiende por todo Ecuador, parte de Perú, Bolivia, el sur de Colombia y el norte de Argentina.

La colada morada

Las calles de las ciudades y los pueblos de Ecuador huelen, al entrar noviembre,  al aroma del hervido de hierbas que se alista para prepara «la morada», aunque en regiones como Quito el deguste del manjar llega a niveles de competencia.

Por eso, el Municipio de Quito ha preparado varios festivales de la comida de difuntos, sobre todo la colada morada que se puede degustar en los mercados de alimentos de toda la ciudad.

Cecilia Loachamín, que vende comida en el Mercado Central, en el sector de La Marín, en el centro de Quito, es una de las finalistas del concurso municipal de la colada morada.

En su puesto, en la planta baja del edificio del Mercado Central, ella ofrece la colada morada con una «guagua» de pan por 1,75 dólares, un precio módico que su clientela agradece doblemente.

Ella dice que el «truco» para ser una de las mejores de la capital, es que su colada contiene todos los elementos que la receta tradicional exige.

coladaefelista

Por eso escoge la mora fresca, al igual que la guayaba, la naranjilla y el babaco (frutos tropicales), pero principalmente elige el mejor mortiño, una especie de arándano de los páramos, muy ácido y el que da el color característico a la bebida.

Sin embargo, Cecilia relató a Efe que primero hace el hervido de hierbas andinas, a las que suma especies como clavo de olor, pimienta de dulce, canela y el «ishpingo», una corteza en forma de sombrero que aporta un aroma único.

Además, «hago endulzar la piña», añadió Cecilia que no duda en que su preparación será galardonada por el municipio como una de las mejores de Quito, porque la aprendió a elaborar de su madre y ella de sus mayores, por lo que suma «casi un siglo de tradición».

Su colada morada, que la ofrece en el Mercado Central desde hace 30 años, tiene casi un siglo de tradición entre su familia, comentó esta vendedora que, con modestia asegura que a la gente y a muchos turistas extranjeros les gusta su preparación, porque «está bien hechita».

Un día para comer con los muertos

Además, muchas comunidades indígenas recogen esta tradición pero, sobre todo, comulgan con otro ritual funerario: Preparan una variedad de comida para ir a brindar con sus muertos en las propias tumbas.

Por eso, en los cementerios, familias enteras se agolpan en torno a las sepulturas para extender manteles blancos y colocar la comida, con un sitio especial para que sus difuntos se sienten a disfrutar de los manjares que repetían en vida.

Esa costumbre no ha puesto fin a los rezos y lágrimas, pero muchas veces concluye con una amena tertulia con los muertos, a aquellos que suelen pedir consejo y ayuda y a los que incluso suelen llevar música.  

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