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Berlusconi quiere volver a la política, tras absolución en caso Ruby

"Juro que no me emborracho, pero esta vez sí, haremos un brindis", afirmó.

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Foto: AP

El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi afirmó este miércoles que quiere volver a la política, después de que el Tribunal Supremo confirmara su absolución por presunto abuso de poder e incitación a la prostitución de menores en el «Caso Ruby».

«Ahora, archivada también esta triste página, estoy de nuevo en el campo para construir, con Forza Italia y con el centroderecha, una Italia mejor, más justa y más libre», afirmó el político, al que una ley inhabilitó en 2013 para ser candidato durante seis años.

«Finalmente la verdad. Hoy es una bella jornada para la política, para la justicia, para el estado de derecho. Estaba seguro de que mis razones serían reconocidas», agregó el antiguo «Cavaliere», título que perdió tras su condena por fraude fiscal en el «Caso Mediaset», en una nota remitida a los medios.

El empresario se ha deshecho en elogios hacia los «magistrados que han hecho su trabajo sin dejarse condicionar por la presión mediática», también a sus abogados, a sus amigos, a «los líderes políticos de todo el mundo».

Y también a «los millones de italianos de todas las ideologías políticas» que le han mostrado estima y respeto, y que «no han creído en el fango lanzado» contra su persona y contra las instituciones de la República italiana.

El Tribunal Supremo confirmó esta madrugada la sentencia de absolución dictada en segunda instancia por el Tribunal de Apelación de Milán en julio de 2014 y apelada por la fiscalía de esa ciudad el pasado noviembre.

«Juro que no me emborracho, pero esta vez sí, haremos un brindis», afirmó Berlusconi, tras conocer el fallo.

«Me he quitado un peso de encima. Y es una alegría, sin duda, pero también es un gran pesar pensar cómo las cosas habrían podido ser diferentes si no hubiera sido víctima de esta horrible persecución…», agregó, según los medios locales.

El líder de Forza Italia, que acaba de terminar su pena de un año de servicios sociales por fraude fiscal por el «Caso Mediaset», fue condenado en primera instancia por el Tribunal de Milán a 7 años de reclusión a la que se le sumaba, además, la de inhabilitación perpetua para el ejercicio de un cargo público.

La Justicia italiana le consideró, el 24 de junio de 2013, culpable de mantener relaciones sexuales con la joven marroquí Karima El Marough, apodada Ruby, cuando esta no había cumplido aún 18 años.

Además, cayeron sobre él cargos por abuso de poder, pues el tribunal sostuvo que hizo uso de su posición política cuando realizó una llamada a una comisaría de Milán para pedir la puesta en libertad de Ruby, que había sido detenida por un hurto.

Pero Berlusconi recurrió la sentencia y fue absuelto.

La Fiscalía napolitana recurrió el veredicto ante el Tribunal Supremo que esta madrugada, tras 10 horas de deliberación, puso el punto y final a un proceso que ha durado casi 5 años.

Con la condena de servicios sociales por fraude fiscal cumplida por el «Caso Mediaset» y con este episodio cerrado, el ex primer ministro está decidido a regresar al panorama político para intentar recuperar su liderazgo y fortalecer un partido que en los últimos meses se está viendo fragmentado.

Seguramente una de las batallas más duras que querrá combatir Berlusconi es la llamada «ley Severino» del Gobierno de Mario Monti, que establece la expulsión del Parlamento de los condenados a penas superiores a dos años de cárcel.

Esta ley impide que Berlusconi pueda presentarse a una convocatoria electoral en Italia, ni europea por una lista italiana, durante seis años, lo que puede generar nuevos conflictos institucionales en el caso de que su partido decida incluirle de todas formas para los comicios.

Y en este proceso, también buscará apoyos para frenar algunas de las reformas que pretende impulsar el primer ministro italiano, Matteo Renzi.

Aunque de corrientes ideológicas contrapuestas, ambos líderes mantuvieron en el último año una alianza conocida como «Pacto del Nazareno» destinada a agilizar la tramitación parlamentaria de las reformas con las que el socialdemócrata pretende cambiar Italia.

Sin embargo, esta relación tocó a su fin con la elección del jefe del Estado -el nuevo presidente Sergio Mattarella-, cuando Renzi propuso a su candidato sin consensuarlo con Berlusconi.

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