Venezuela

Bandas irregulares toman frontera y militares miran para otro lado

Se prenden las alarmas en la caliente frontera venezolana de Táchira con Colombia, donde nuevos enfrentamientos entre grupos irregulares armados que controlan la zona alimentan el terror entre los ciudadanos comunes, y deja un rastro de asesinados heridos y desaparecidos.

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Foto: Luis ROBAYO / AFP (archivo)

En las poblaciones fronterizas del Táchira con Colombia, (San Antonio y Ureña) nadie quiere hablar de la situación que mantiene en zozobra, pánico y encerrados en casa a sus habitantes.

Los recurrentes enfrentamientos entre grupos armados a cualquier hora del día mantienen en vilo a una población insegura que evitan emitir cualquier comentario en círculos desconocidos o ante personas que no sean de su completa confianza.

Recientemente, “un toque de queda” impuesto en la población de Ureña por los irregulares, mantuvo el 90% del comercio cerrado, transporte público y particular detenido, clases suspendidas y reducida la movilidad a través del puente Francisco de Paula Santander que conduce a Colombia.

De no acatar el llamado a mantenerse encerrados, hecho a través de panfletos amenazantes, se corre mucho peligro, incluso hasta se pierde la vida.

“Hace poco asesinaron a dos personas, eran gente buena, trabajadora, y les quitaron la vida. Aquí cualquier grupo (guerrilla o paramilitares), decide quien debe vivir o morir. Llegan a decirnos qué se debe hacer, a qué hora se puede salir, cuándo se puede ir a las clases o a trabajar. La policía, ni ninguna otra autoridad le dice a la población qué está pasando. La orden de los irregulares se acata y punto, convirtiéndonos a todos en cómplices de algún modo”, relató Julio Rojas, ex alcalde de Ureña.

La desinformación y la censura por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, impide conocer la versión oficial de lo que sucede en la zona. Hay quienes aseguran que la “batalla” que se inició hace semanas atrás en la población de Ureña, es originada por la detención de al menos ocho irregulares, entre ellos al jefe de la zona fronteriza, alias “El guajiro”. Al grupo le fueron incautadas armas y municiones.

El diputado a la Asamblea Nacional por la frontera, Franklyn Duarte, denunció que grupos irregulares en San Antonio y Ureña, secuestraron a dos guardias nacionales y los liberaron luego de una mediación y como medida de presión para que a su vez dejaran en libertad a ocho presuntos integrantes de la guerrilla colombiana, miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que habían sido capturados por militares.

Hasta el momento nadie conoce el sitio de reclusión de los irregulares porque ha existido un hermetismo total en el caso. Solo se sabe que la Guardia Nacional hizo el procedimiento y actuaron apegados a la Constitución, acción que les costó el puesto de trabajo porque fueron transferidos a otras zonas militares. Son ocho los guerrilleros capturados, entre ellos el jefe del área de frontera, alias “El Guajiro”, agregó.

El parlamentario  dijo que el toque de queda obligado que se ejerce en los municipios de frontera fue un tema que pasó de largo durante una reciente visita de la ministra del Sistema Penitenciario, Iris Valera, quien llegó el pasado viernes 24 de mayo la población de Ureña.

“No solo fue que no se pronunció al respecto del tema que mantiene aterrorizada y en medio de la zozobra a la gente de Ureña. Iris Varela se reunió con irregulares poniéndolos por encima de los cuerpos de seguridad. Esta acción confirma lo que hemos venido denunciando, los pueblos de la frontera están en manos de los terroristas que son quienes deciden quien anda o no en la zona, quien cruza y quien no los puentes. Los cuerpos de seguridad no tienen el control allí. Ellos (irregulares) extorsionan y los cuerpos de seguridad nada pueden hacer porque los irregulares actúan por orden de Nicolás Maduro Moros”, afirmó Duarte.

Zona de guerra

La mayoría de los habitantes de Ureña, cierran las puertas de las casas, bajan la mirada y no quieren hablar del tema que los mantiene en estado de pánico y hasta de inanición.

“Vi a cinco hombres fuertemente armados, sin identificación cuando venía de traer al niño del colegio. No podemos salir, nos encierran a todos en casa después de las 5 de la tarde. Aquí no hay información de cuántos han caído en los últimos días porque nos tienen amedrentados y nadie abre las puertas”, narró un habitante de Ureña que pidió resguardo de la identidad.

No hay condiciones para salir al supermercado, al mercado o a llevar a los niños a la escuela porque en cualquier momento se inician los enfrentamientos en cualquier calle de la localidad.

Ni las fiestas o reuniones familiares escapan de ser visitadas por los irregulares que ostentan el poder y el control en Ureña.

Semanas atrás, en medio de una celebración, vecinos de la localidad fronteriza relataron que al menos 40 hombres fuertemente armados ingresaron a la sala de festejos, separaron a mujeres, niños y hombres. Se llevaron a un rehén que liberaron dos días más tarde con mensajes precisos a determinados miembros de la población.

“El grupo que quiere tomar el poder no se encuentra en la población, viven en las afueras, en fincas. Luego de las cuatro de la tarde bajan a patrullar Ureña y es por eso que a las cinco de la tarde ya no hay ni un alma en la calle”, comentó el habitante de la zona fronteriza.

“Padrino López camine la frontera”

Para el Obispo de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta, la persona más indicada para responder interrogantes acerca de la situación que se vive en frontera, en donde la población señala a la guerrilla colombiana (ELN) de mantener el caos y la zozobra, en medio de enfrentamientos con otros grupos irregulares, es el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López.

“Quisiera que esa pregunta se la hicieras al ministro Padrino López quien es el responsable de defender al país y su soberanía. De qué vale mi opinión, mis denuncias o las de cualquier otro ciudadano si el encargado de hacer valer la soberanía del Estado, ni siquiera conoce Ureña. Si la conoce será como turista”.

El máximo representante de la iglesia católica en Táchira cuestionó al ministro encargado de la Defensa y lo conminó a visitar la frontera del Táchira con Colombia, específicamente a la población de Ureña.

“Venga sin escoltas, camine por las calles como lo hace toda la gente. Sin nadie que lo cuide, como están los ciudadanos”, exhortó Moronta al jefe militar.

En Venezuela quien determina un estado de excepción o “toque de queda”, es el Ejecutivo Nacional con la previa aprobación de la Asamblea Nacional, en el caso que sea necesario. En Ureña no, ahora el de “toque de queda” lo imponen los grupos irregulares, agregó el Obispo de San Cristóbal.

Clamó mayor atención para la frontera porque a su juicio quienes están alejados del Táchira y de la frontera deben entender lo que aquí pasa, más allá de llamar a algún familiar o amigo para que le busque un medicamento en Colombia.

“La frontera es mucho más que cruzarla para comprar en Colombia lo que en Venezuela no se encuentra. La gente a veces no entiende lo que implica tener la frontera cerrada y los riesgos que involucra pasar a través de las trochas”.

Sin presencia militar

Sin avizorar salida alguna y al contrario sintiendo que cada día es más difícil la situación que vive la frontera entre Táchira y Colombia, así se encuentran también los habitantes de San Antonio del Táchira.

En la población vecina a Villa del Rosario (Colombia) el auge de los grupos delincuenciales que parecen tener el control total de los espacios, genera continuos enfrentamientos entre los irregulares (guerrilla, paramilitares y colectivos, como se conocen a las bandas armadas chavistas), luchando “a sangre y fuego” por hacerse al control de los pasos fronterizos estratégicos. Esta situación ha hecho mella en los ciudadanos de la zona, reafirma Jorge Valenzuela, comerciante y ex candidato a alcalde de la localidad.

“Se obtienen jugosas ganancias por el tráfico de gasolina, mercadería, persona y todo tipo de acto ilícito en espacios donde no existe el control del Estado”, señaló Valenzuela.

Como «tensa y preocupante» catalogó el comerciante la situación de la zona. Los enfrentamientos en medio de los pasos ilegales que conducen a Colombia se han convertido en algo cotidiano y han llegado a registrarse incluso dentro de las céntricas calles de las poblaciones de San Antonio y Ureña.

De acuerdo al habitante de San Antonio, las FANB, las que deben de garantizar la soberanía en los espacios fronterizos. “No pueden o no quieren enfrentar a estos grupo. Parece que la frontera le interesa al gobierno solo como una zona de conflicto, mecanismo de terror y control de la población indefensa y vulnerable”, dijo.

Ni en San Antonio del Táchira, ni en Ureña, existe ningún tipo de patrullaje o presencia de la Fuerza Armada Nacional, denunció.

“Días atrás se produjo un enfrentamiento entre militares e irregulares donde se dice haber tomado el puesto de Peracal y a dos guardias nacionales de rehenes. Esa información no está clara y tampoco ninguna autoridad salió a explicar que sucedió”, dijo.

Mientras tanto, en la frontera venezolana los días se hacen cortos, las noches cada vez más largas y en cualquier momento, cuando en medio del silencio las ráfagas anuncian un nuevo enfrentamiento, la población huye despavorida a protegerse, en ausencia de quienes imparten la ley y defienden la soberanía nacional.

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