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Amartya Sen experto en hambrunas en época de vacas flacas / Perfil

"Ninguna hambruna ha tenido nunca lugar en la historia del mundo en una democracia funcional", afirmó Amartya Sen, en una de sus citas más famosas, en su libro "Desarrollo y libertad" de 1999.

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El economista, académico y filósofo indio Amartya Kumar Sen, galardonado este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, se ha ganado una plaza en la historia tras recibir en 1998 el Premio Nobel de Economía por sus trabajos sobre el hambre y la pobreza.

Preocupado por «la justicia, la libertad y la igualdad», según sus propias palabras tras ser galardonado con el Nobel, este intelectual de 83 años se ha convertido también en una voz crítica ante el auge en su propio país de un fuerte nacionalismo hindú encarnado por el primer ministro, Narendra Modi.

Desde la academia hasta los últimos de la fila

«Nací en el campus de una universidad y parece que he vivido toda mi vida en un campus u otro», reflexionó Sen en un texto autobiográfico publicado en 1998 tras recibir el Nobel de Economía.

Más de dos décadas después, la afirmación de este hijo de un profesor universitario de química sigue siendo válida: doctorado en 1959 en la Universidad británica de Cambridge, ha ejercido la docencia en la India, el Reino Unido y Estados Unidos.

Sen nació en 1933 en Santiniketan, en el estado occidental de Bengala, en la universidad bengalí creada por el Premio Nobel de Literatura Rabindranath Tagore.

Fue una escuela progresista en la que recibió su primera formación, con un especial énfasis en la diversidad cultural y religiosa de una India que todavía no había pasado por el trauma de la Partición tras su independencia del Imperio Británico en 1947.

Estos valores de justicia en inclusión social han guiado parte de la obra más filosófica de Sen, al igual que su experiencia directa con la hambruna de Bengala de 1943, que se cobró la vida de entre dos y tres millones de personas.

«Ninguna hambruna ha tenido nunca lugar en la historia del mundo en una democracia funcional», afirmó Sen, en una de sus citas más famosas, en su libro «Desarrollo y libertad» de 1999.

Divisiones de clase

Dos décadas antes, en «Pobreza y Hambrunas. Un Ensayo sobre Derechos y Privaciones», Sen ya había desvinculado las hambrunas de la falta de alimento para considerarlas consecuencia de la desigualdad en los mecanismos de distribución.

El economista cuenta en su haber con la elaboración de un índice para medir la pobreza, sobre el que se basa el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la Organización de Naciones Unidas.

Desde su «pequeña escuela a cien millas de Calcuta», como explicó en «La argumentación india» de 2006, Sen vio los efectos devastadores de la hambruna, en cuyo estudio centraría parte de su vida académica.

Pero no sintió los efectos devastadores de la hambruna. Ni él, ni sus compañeros de escuela, ni el resto de los miembros de clase media que gravitaban en torno a Santiniketan.

«Aquí estoy, gracias a la división de clases», pensó Sen.

Esta toma de conciencia sobre la injusticia social modeló también el interés del economista sobre la pobreza, sobre todo en una India dividida y jerarquizada por la omnipresente casta.

El nacionalismo

El premio Nobel, residente actualmente en el Reino Unido, ha sido también infatigable en su denuncia sobre los ataques contra la democracia india y el auge de la ideología hindutva que busca el auge del hinduismo del gobernante Bharatiya Janata Party (BJP).

Esta concepción extremista da un giro político al hinduismo y lo coloca en el centro mismo del concepto de la India, dando lugar a una situación de «discriminación sistemática» contra las minorías, especialmente los musulmanes, como denunció Human Rights Watch el pasado febrero.

«Atacando la democracia desde el interior, el Gobierno de la India ha demostrado una sorprendente ignorancia sobre la historia india en su separación de hindúes y musulmanes», afirmó Sen durante una de sus intervenciones públicas más recientes, en la universidad estadounidense de Cornell.

«Un hecho perturbador del mundo de hoy es que las tendencias autoritarias se encuentran sorprendentemente en aumento en muchos países de todo el mundo», dijo.

«Me temo que tengo que incluir a mi propio país, la India, en este desafortunado grupo», lamentó el premio nobel octogenario.

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