Cultura

100 cámaras deja 10 niños fotógrafos en San Agustín: así es su mirada

Lo cotidiano ahora se mira distinto en San Agustín gracias a 100 cámaras, un proyecto que busca formar jóvenes con intereses en este arte para que revaloricen la cultura de su comunidad. Las clases dieron frutos: sus fotos se exponen en el Teatro La Alameda, a la vista de vecinos y visitantes

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100 cámaras san agustín
Daniel Hernández |El Estimulo

10 niños de San Agustín ahora son fotógrafos principiantes. Ya su mirada no se reduce a una selfie. Aprendieron a jugar con la luz, los ángulos, la velocidad de obturación y el diafragma, aspectos esenciales para lograr una buena foto. Ese conocimiento no llegó a través de la escuela, sino gracias al proyecto 100 cámaras y sus aliados 100% San Agustín, el Espacio Anna Frank y Ghetto Photo.

Las clases duraron nueve semanas y participaron distintos fotógrafos que enseñaron sobre los tipos, las temáticas y formas de hacer fotografía. El resultado fue bueno: los niños lograron llevar su arte a una exposición en el Teatro La Alameda, ubicado en la parroquia San Agustín.

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«Buenas tardes a todos y bienvenidos a la inauguración de la exposición #100cameras x100sanagustin», fueron las palabras de Elizabeth Schummer de Espacio Anna Frank para recibir a los invitados que verían la primera exposición de los niños.

Prosiguió: «La palabra oportunidad se define como el momento adecuado que necesitamos para poder hacer algo o al menos intentarlo. La organización 100cameras, establecida en Nueva York, nos presentó a Espacio Anna Frank y a nuestros aliados de Ghetto Photo. (Y vimos) la oportunidad de ofrecer a este grupo de jóvenes de 100% San Agustin la posibilidad de explorar sus emociones a través de la imagen y la palabra».

«Es así como estos alumnos entusiastas, Asaid, Emiliana, Mariangela, Roberto, Salvador, Sara, Sorainel, Soriangel, Yonder y Yosheider, salieron con sus cuadernos y cámaras a explorar su entorno y sus emociones personales», resaltó.

Apreciar el arte de la comunidad, ese es el objetivo. Foto: Daniel Hernández

«Un artículo de una revista española de educación nos habla de la importancia de promover el asombro en los niños, dándoles la oportunidad del contacto con la verdad, la belleza y la bondad, estimulando la contemplación del entorno y darle valor a lo observado», dijo sobre el motivo de ofrecer el curso.

«Esta muestra fotográfica resume, muy brevemente, el producto de esta aventura que vivimos junto a ellos durante nueve semanas, y nos conecta a todos profundamente con nuestros semejantes. Genera empatía, humildad y respeto y nos ofrece como espectadores la oportunidad de acercarnos a su entorno y a esta vibrante comunidad de San Agustín», señaló.

Personas fotografiando parte de las fotos expuestas. Foto: Daniel Hernández

Además expresó: «Desde Espacio Anna Frank quiero agradecerle a esta comunidad y a sus lideres por abrirnos sus puertas tan generosamente, y a los jóvenes participantes por el entusiasmo que pusieron y retribuirnos con su esfuerzo y dedicación. Les deseamos a todos un futuro brillante y nunca olviden que primero hay que soñarlo para poder realizarlo».

El curso también dio la oportunidad a asociaciones como Ghetto Photo de aportar a la vida de los jóvenes desde su área a través de la experiencia, el ojo crítico y las técnicas. Ninguno de los que expuso se eligió azarosamente, sino que se escogieron con criterio para explotar el potencial que se encontraba dormido entre los callejones de San Agustín.

De hecho fue uno de los primeros proyectos a los que pudo sumarse tras reestructurar su objetivo y equipo de trabajo durante la pandemia.

«Ahora la parroquia de la cultura en Caracas ya tiene un semillero de fotógrafos que irán desarrollando más y más su visión con relación a la fotografía esperando que sea una inspiración para otros niños que deseen aprender las artes visuales», dijo Guillermo Suárez, Editor  jefe de GhettoPhoto.

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Yosheider Sanoja y Yonder Bello. Foto: Daniel Hernández

«Se habla de una comunidad muy unida, con mucha cultura y turismo por su nombre que es muy elegante: San Agustín», dijo Yonder Bello, uno de los niños fotógrafos.

«Aprendí técnicas de fotografías y que usar la cámara depende de la luz del día, tomar fotos con punto de fuga. Lo que más que me gusta fotografiar es a las personas, en retratos, y también fotos de deportes», afirmó Yosheider Sanoja.

«Estas fotos muestran cómo veo las cosas desde otro punto de vista», expresó Soriangel Cremer.

«Me gusta estar feliz en todo momento aunque tenga momentos difíciles que afrontar», señaló Sorainel Cremer.

Roberto Chávez y Asaid Chaurán. Foto: Daniel Hernández

«El curso me enseñó a ver un mundo que no conocía. Los humanos tenemos una visión panorámica. En la fotografía lo ves en un cuadrado y te concentras más en lo que engloba la foto y lo que es importante para ti», manifestó Roberto Chávez.

«Siempre me ha interesado la fotografía. Yo le tomaba fotos a mi papá, que es capitán de ruta en la festividad de San Juan. En el curso aprendí sobre composición, iluminación, técnicas, ángulos (…)», confesó Asaid Chaurán.

Emiliana Mijares y Sara Davila. Foto: Daniel Hernández

«Me gusta mucho la experiencia de capturar en imágenes las cosas que me gustan y poder compartirlas con otras personas. Es una nueva forma de comunicarme con los demás», declaró Emiliana Mijares.

«El cielo y el mundo lo podemos interpretar como queramos. El mundo está hecho para que lo veamos, vivamos y sintamos a nuestra manera», dijo Sara Dávila.

Salvador Leyba y Mariangela Angarita. Foto: Daniel Hernández

«Me siento emocionado (…), ahora tengo una base de conocimientos con los que puedo hacer buenas fotografías y realizar proyectos», consideró Salvador Leyba.

«Aprendimos a tomar fotos no solo con la mano, sino con el corazón y la mente, con sentimiento. No tomarla por tomarla, sino sentirla. Ver más allá de la foto, lo que expresa», expresó Mariangela Angarita.

Editado por María José Dugarte

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